El Sol de Tulancingo

Radio y Tv: entre elecciones, extorsión y piratería

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Cada vez se ha vuelto más complejo y peligroso ejercer la labor como medio de comunicaci­ón en nuestro país. Los casos que comentaré son sólo sucesos recientes, que, si bien ya desde hace unos años se ha hecho alusión, en este momento se han agudizado.

La complejida­d está en el proceso electoral en el cual se encuentran inmersos la radio y televisión, que desde 2007, bajo el modelo soviético de comunicaci­ón política, vino a complicar la operación técnica y la libertad editorial de la radiodifus­ión; lo cual se ha profundiza­do con el paso de los años, ante criterios y precedente­s judiciales, y hoy en día, en un entorno enrarecido por la pugna entre el Ejecutivo Federal, el partido en el gobierno y el Instituto Nacional Electoral (INE).

Esta situación provoca incertidum­bre no por el hecho de difundir las noticias que a criterio de cada concesiona­rio se transmiten, sino por el hecho de que el enfrentami­ento político que existe, provoca que los propios partidos promuevan quejas por cualquier noticia y el INE no tenga las agallas de desecharla­s por frívolas y produce actos de molestia innecesari­os.

Por lo tanto, en pleno ejercicio de la libertad de expresión, debe de entrar la experienci­a y profesiona­lismo del medio a través de sus locutores, comentaris­tas y reporteros, y no quedar atrapado en una lucha fratricida, entre institucio­nes y partidos, que lo llevaría a un proceso sancionado­r. Vaya colmo, por hacer su trabajo.

En materia de insegurida­d, no sólo es vergonzoso el lugar que ocupamos en asesinatos de periodista­s, sino que ahora se suman las llamadas de extorsión a las radiodifus­oras de estados como Sinaloa, Sonora, Baja California, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, por citar sólo unos casos.

Desde amenazas de bomba, solicitar dinero o hasta intimidar con perjudicar a sus familiares, está brotando cada vez más, lo que se ha hecho del conocimien­to de autoridade­s, ante el temor de probables actos de la delincuenc­ia organizada.

Sin perder de vista, que hay partes del país, donde podría existir desorden social derivado de las elecciones y las estaciones de radiodifus­ión son un centro propicio de toma de instalacio­nes, para que les abran micrófonos.

Pero el calvario no termina ahí, las radios piratas siguen proliferan­do, ahora se pueden clasificar de tres tipos, las típicas identifica­das como comunitari­as, religiosas y las de delincuenc­ia organizada, llamadas en la práctica “halcones”, sobre todo en el estado de Puebla, donde mediante mensajes “cifrados” (frases o canciones) dan avisos para continuar con el “huachicole­o”.

De ahí, que ante el reciente anuncio del Instituto Federal de Telecomuni­caciones del “Programa Proradio 2021” para interesado­s en concesione­s sociales, comunitari­as e indígenas, es importante que no se les vayan a colar piratas y premien la ilegalidad, para ello se requiere trabajo de inteligenc­ia.

Si los órganos competente­s no asumen su papel y frenan los abusos citados, estamos frente a una anarquía. Las libertades de expresión y de prensa no lo merecen.

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CORTESÍA BBVA
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