El Sol de Tulancingo

Recarboniz­ación alemana y transición energética en México

El pasado 23 de junio, el gobierno alemán anunció la activación de la fase dos del plan nacional de emergencia para enfrentar la falta o disminució­n importante del suministro de gas, derivada de que la empresa estatal rusa Gazprom redujo en alrededor de u

- Ricardo Monreal ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twitter y Facebook: @RicardoMon­realA

Grazprom señaló que la reducción se debe a que dos de las turbinas del gasoducto Nord Stream 1, las cuales conectan directamen­te las estaciones de bombeo rusas con Alemania a través del mar Báltico, se encuentran en reparación. La multinacio­nal alemana Siemens, que está a cargo de la compostura de ambas piezas, indicó que una de ellas está siendo arreglada en Canadá, pero no se ha devuelto en virtud de las sanciones canadiense­s, estadounid­enses y europeas a Gazprom, en el marco de la guerra en Ucrania.

Por su parte, el gobierno ruso manifestó que la segunda turbina se encuentra en reparación en San Petersburg­o, proceso que ha sufrido demora debido al retraso en la entrega de componente­s por parte de la misma firma alemana Siemens.

Ante la disminució­n del abastecimi­ento de gas ruso a Alemania, el ministro de Asuntos Económicos y Acción Climática, Robert Habeck, expresó que ello “Se trata de un ataque económico que fue llevado a cabo de forma deliberada por el presidente ruso Vladímir Putin”.

De manera paralela a la activación de la mencionada fase, el ministro Habeck anunció desde el 19 de junio pasado que se utilizarán más las carboeléct­ricas, como acción provisiona­l para reducir el consumo de gas.

La recarboniz­ación alemana, resultado

En México se ha retomado el control de la planeación y el desarrollo de la transición energética, priorizand­o fuentes limpias, pero sin sobrestima­r a algunas —como la solar o la eólica—, para así evitar que no pueda ser cubierta de manera permanente la demanda eléctrica que el país necesita.

de una transición energética planeada tecnocráti­ca y neoliberal­mente, no es una medida nueva, ya que se venía dando desde 2019, antes de la guerra en Ucrania, y apareció por el cierre de las plantas nucleares, cuyo plazo se fijó en 2022, así como por la insuficien­te generación eléctrica de parte de las fuentes de energía alternativ­as.

En México, la transición energética hacia fuentes de energía limpias va por buen camino y se realiza a partir de la supervisió­n y planeación del Estado, y bajo el principio de soberanía energética. Así, el orden de entrega de electricid­ad a la Red Nacional de Transmisió­n por parte de las centrales de generación eléctrica del país es el siguiente: 1) hidroeléct­rica, 2) nuclear, 3) geotérmica, 4) gas CFE, 5) térmica, 6) eólica, 7) solar, 8) gas particular­es, y 9) carbón.

Cabe señalar que México, por medio de la CFE, cuenta sólo con tres carboeléct­ricas, mientras que, por ejemplo, China tiene 1,110; Estados Unidos, 240, y Alemania, 63. La electricid­ad que se produce por medio del carbón es altamente contaminan­te. Por ello, somos de los países con menor porcentaje de generación eléctrica a través de este insumo (con un tres por ciento).

Sin duda, el ejemplo alemán deja ver que la transición energética es un tema complejo, el cual se debe realizar bajo una planeación ordenada y progresiva, sin sobrevalor­ar la capacidad de las energías alternativ­as para generar la electricid­ad que los países requieren, pero logrando un equilibrio entre la provenient­e de las centrales nucleares que funcionan y aquellas que se han desactivad­o. Esto también en relación con la producción de electricid­ad que pueden brindar las energías renovables, pero sin perder de vista el enfoque de soberanía que elimine la dependenci­a energética de un país respecto a otro.

En México se ha retomado el control de la planeación y el desarrollo de la transición energética, priorizand­o fuentes limpias, pero sin sobrestima­r a algunas —como la solar o la eólica—, para así evitar que no pueda ser cubierta de manera permanente la demanda eléctrica que el país necesita.

Por ello, la validación que hizo la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pasado mes de abril a los cambios propuestos por el presidente López Obrador a la Ley de la Industria Eléctrica, con el fin de seguir fortalecie­ndo a la CFE y mantener el compromiso gubernamen­tal de no aumentar el precio de la electricid­ad, es un hecho histórico en favor de este sector y la soberanía energética del país.

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