El Rey del Cash

Quienes esperaban encontrarse con edición del Quijote se equivocaron. es el relato de las vivencias de la periodista Elena Chávez, durante los 18 años que compartió su vida con uno de los hombres más cercanos a AMLO, César Yáñez, sin mayores aspiraciones

Un relato crudo de los inauditos trastupijes del tabasqueño, tan cínicamente negados por él y su camarilla. Es la respuesta, asimismo, a las inquietudes de millones de mexicanos que siempre se han preguntado de qué ha vivido el “prócer” que no sabe hacer un cheque y trae 200 pesos en la cartera. Y no es que el material expuesto resulte desconocido: por años ha sido un secreto a voces, del que se han ignorado, inclusive, las muchas pruebas que con frecuencia aparecen.

López Obrador descubrió su gallina de los huevos de oro, la que se le expandió con los gobiernos capitalinos del PRD. Desde que Manuel Camacho Solís ocupó la regencia en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, se sabía de la millonada con la que gratificaba al entonces activista social, cada que éste se aparecía por las calles de la megalópolis, con sus exuberantes marchas. Marcelo Ebrard, en ese entonces, era el segundo de a bordo en la CDMX.

El recién expriista -dejó el tricolor cuando se negó a darle acceso a la gubernatura de Tabasco-, hizo acopio de todas las peores mañas del ancestral partido, las que, hasta la fecha, sigue poniendo en práctica. Aprendió de la necesidad de tener capacidad de convocatoria, la que maneja con enorme habilidad y que le ha permitido tener un ejército de seguidores por completo fieles a sus designios.

Elena Chávez cuenta con sencillez, cómo se les cobraban cuotas a los empleados de confianza del gobierno del entonces DF, de qué manera esa red de corruptela se replicaba en muchas otras entidades, donde, colaboradoras como Delfina Gómez o Eva Cadena, expoliaban a servidores públicos y empresarios, para recolectar grandes sumas de dinero, al servicio del patrón.

Sobre todo, destapa el patético y ruin papel del actual director de Pemex -Ramírez Oropeza-, de su secretario particular-Alejandro Esquer-, de Mario Delgado, presidente de Morena, del propio Marcelito Ebrard y ese minúsculo grupúsculo, que no se tentó el corazón para desviar fondos públicos, a la manutención del tabasqueño y la creación del partido guinda.

Son 18 años de lucrar de los impuestos de los mexicanos, quitándoles a los más pobres, a los que dice defender, el pan de la boca. ¿Qué según él no le interesa el dinero? Podría ser, pero, su ambición por el Poder es del género enfermo y rebasa cualquier límite ético y moral.

Indigna que, los gobiernos del pasado, conscientes de lo que sucedía con el tabasqueño y sus cuarenta ladrones, no le pusiera un alto, vía Hacienda y otros medios de supervisión que se usan con los “adversarios”. Por el contrario, se le permitió manipular y mentirle a la opinión pública