¿Se puede ser adicto a las TIC?
Si las adicciones lo son únicamente cuando se habla de sustancias psicoactivas, legales e ilegales, tal vez tendríamos dudas con respecto a la adicción a las tecnologías de la información (TIC). Sin embargo, las conductas adictivas tienen un espectro mucho más amplio que el de las sustancias que estimulan la percepción, se trata de actividades que afectan la vida cotidiana por la incapacidad de los adictos de poder controlarlas, generan conflictos en el resto de su espectro vital y pueden responder a actitudes compulsivas.
Los profesionales, en especial los de la psicología y la educación, admiten que el uso de las TIC puede derivar en severos problemas de adicción, si no química sí conductual, sobre todo entre los adolescentes y adultos jóvenes; lo que se empareja con el desarrollo de la conectividad a internet y el alcance tecnológico cada vez más a la mano de todas las personas a precios mucho más asequibles que los que predominaban a inicios del siglo.
La nueva sociedad de la información está llena de adictos: a los videojuegos, a publicar en redes sociales, a ver y comentar lo que otros publican, a mantenerse al día con las tendencias, a no parecer desconectados y responder inmediatamente cualquier solicitud comunicativa con el auge de los smartphones, a consumir contenido para adultos, a relacionarse con extraños en sitios desconocidos, y la lista sigue y sigue llegando a niveles insospechados y hasta excéntricos, como a ver imágenes de pies descalzos, videos de granos explotando o animales cuadrúpedos caminando en dos patas.
¿Cómo se puede distinguir una adicción de una actividad cualquiera? En primer lugar, la adicción implica compulsividad y repetición, por lo que al no llevar a cabo la actividad que ofrece recompensas inmediatas, la persona puede experimentar ansiedad y malestar, así como la necesidad de satisfacerse de forma análoga, ese cuadro que al hablar de otro tipo de sustancias es conocido como síndrome de abstinencia.
Además, la adicción siempre resulta problemática, pues afecta el proceso de la vida cotidiana. Dejar de dormir por ver el teléfono absorto en un scrolling eterno, relacionarte de manera nociva o carente con los miembros de la familia y amigos que te rodean, experimentar el deterioro de tus relaciones afectivas, dejar de hacer cosas
La falta de control sobre el uso de las TIC puede ser también síntoma de problemas emocionales, aislamiento...
que antes te parecían importantes, como ir a alguna fiesta o hacer ejercicio, no prestar atención consciente a actividades como comer, entre otras señales, demuestran que el placer va más allá de un estímulo pasajero y se ha convertido en adicción.
Pero la falta de control sobre el uso de las TIC’ puede ser también síntoma de problemas emocionales, aislamiento, una baja autoestima, incapacidad para la resolución de conflictos cotidianos y relaciones sociales deficientes. Es particularmente importante vigilar el comportamiento de niños y adolescentes, pues existen factores que los hacen especialmente vulnerables en estos ámbitos y los pueden convertir en víctimas de delitos. Asimismo, las conductas compulsivas en torno al uso de las nuevas tecnologías, y particularmente a estar conectados a internet, suelen ser multifactoriales y responder a componentes psicológicos, ambientales, físicos, familiares, educativos, entre otros.
Las mejores formas de prevención, como siempre, suelen ser la comunicación y el manejo efectivo de las emociones en todos los ámbitos de formación. Debemos recordar que cualquier adicción puede ser nociva para el desarrollo de la personalidad, la profesión o las relaciones interpersonales, por lo que no debe tomarse a la ligera. Si bien, la enajenación que producen las redes sociales parece ser inherente a nuestro tiempo, el mundo tangible siempre es accesible al separar los ojos de la pantalla.