Hablar de la muerte
Dentro de mi experiencia y después de casi tres años desde que se declaró la pandemia, varios familiares y personas muy cercanas a mí han muerto. Y es a lo mucho, lo único que también conozco de amigas y amigos con quienes compartí la carrera, fiestas y trabajos.
Se ha hablado de regresar a la normalidad con el principal objetivo de reactivar la economía. Abrir restaurantes y tiendas para generar empleos e incluso, se incentiva el emprendimiento con historias de éxito de personas que aseguran que la pandemia fue casi casi un regalo para su vida. Y aunque esto último es muy debatible tomando en cuenta los índices de pobreza en México y la gran brecha de desigualdad y oportunidades que se visibilizó con la pandemia, pienso que se nos está olvidando preguntarnos cómo estamos realmente.
Hoy en esta nueva normalidad, no sabemos si las niñas o niños que regresan a clases tienen que trabajar en las tardes para ayudar con los gastos de la casa. No sabemos si los puestos de tacos, tlacoyos o tortas que estaban sobre las calles cercanas a nuestros hogares, dejaron de estar porque quien atendía falleció de Covid. No sabemos si las personas que regresan a sus trabajos ahora tienen que poner una fotografía de su expareja en el altar de Día de Muertos.
Y aunque todas estas situaciones ya existían antes de la pandemia porque la pobreza no inició con el virus, la realidad es que estamos parados en un suelo muy distinto al de años anteriores y parecería que las prioridades de México y el mundo siguen siendo la gasolina, la riqueza, la productividad, las guerras o la militarización. Al final de cuentas, el mundo y la vida tienen que avanzar.
Sí, es importante reactivar la vida con empleos, educación, turismo y demás actividades que forman parte de nuestro día a día, pero también es importante comprender el tipo de vida que ahora queremos. Entender que ya no podemos seguir con empleos precarizados, tomar en cuenta que es necesario hablar de la muerte, de quienes no nos pudimos despedir y de las dificultades que hubo para conseguir medicamentos o tener una despedida digna.
Comprender que nadie la ha tenido fácil, que últimamente todo ha estado peor y que tal vez también sea un momento para volvernos a mirar y acompañarnos.
Es importante reactivar la vida con empleos, educación, turismo y demás actividades que forman parte de nuestro día a día, pero también es importante comprender el tipo de vida que ahora queremos. Entender que ya no podemos seguir con empleos precarizados, tomar en cuenta que es necesario hablar de la muerte, de quienes no nos pudimos despedir y de las dificultades que hubo para conseguir medicamentos. Últimamente todo ha estado peor y tal vez sea un momento para volvernos a mirar y acompañarnos.