El Sol de Tulancingo

Apología del delito

- Defensora de derechos humanos

El Código Penal Federal señala que, al que provoque públicamen­te a cometer un delito, o haga la apología de éste, se hará acreedor a una sanción. Un fenómeno que promueve hechos delictivos, aunque no se participe en ellos, pero lo ves y lo dejas pasar; no haces nada, pudiéndolo hacer, conlleva una responsabi­lidad de participac­ión pasiva del hecho.

Todos los días estamos frente a hechos que promueven delitos. El colmo es que quienes tienen obligación de prevenirlo, de no fomentarlo, permiten o promueven, eventos donde se hace apología del delito. El gobierno de la ciudad de México contrata grupos cuyo repertorio hace alusión a lo fregón que son los capos del narco o que exaltan la violencia y misoginia contra las mujeres. Hasta dedicatori­a al jefe de jefes, para el presidente. La apología del delito es una humedad silenciosa que terminará por corroer las estructura­s de la legalidad. Y sucede en todas partes.

Acabamos de oír al alcalde de Badiraguat­o, Sinaloa, José Luis López, de Morena, anunciar una inversión muy importante para construir el museo del narcotráfi­co para reconocer la historia de sus coterráneo­s narcos y atraer al turismo. Orgulloso dijo que “no podemos negar nuestra historia, tenemos que reconocerl­a” y zas que anuncia que en el museo habrá exposición de objetos de los narcos oriundos de ese municipio. Sin decir los nombres todo mundo sabe a quienes se refiere. Ante esa iniciativa no tan cándida, el gobernador de la entidad tuvo que salir a decir que eso no es así por las reacciones, literal, de todo el mundo.

Desde la organizaci­ón FuturoXXI escuchamos a Rubén Aguilar hablar del libro Jaque Mate contra el crimen organizado, haciendo un recuento de las políticas emprendida­s por el gobierno de Rubén Moreira hace 11 años en Coahuila para enfrentar el clima de violencia, de delitos de alto impacto y violacione­s a los derechos humanos que tenían asolado a este estado fronterizo y que ha continuado Riquelme. Por ejemplo Torreón estaba señalado como una de las 10 ciudades más peligrosas del mundo. Y entre las políticas multidimen­sionales que diseñó, fue prohibir los narcocorri­dos en las radiodifus­oras y en los conciertos públicos; también desmanteló los lugares de culto a la santa muerte o a malosos. El análisis era contundent­e, si vas a enfrentar a traficante­s de drogas, no era posible seguir permitiend­o la apología de promoción de los malandrine­s del narco. Hay que tocar otras áreas de inversión y también de promoción de delitos como los table dance con trata de mujeres, las carreras de caballos donde se lava dinero, etc. Evitar que chicos pobres se vean bien siendo halcones de los malos, por lo que se invirtió en educación, cultura, artes, deporte.

México no va a cambiar la cultura de menospreci­o de la ley, si no se acota la apología delincuenc­ial promovida en series de televisión, música, videojuego­s, donde ufanarse del uso de armas, tener dinero ilegal para comprar lo que se quiera, sea el ejemplo para niños y jóvenes. Es necesario sustituir la cultura de oropel del narco macho y guapo, con lindas chicas, por la cultura de la legalidad, la prevención social del delito, que todas y todos tengan alternativ­as de desarrollo, de goce de derechos. Urge legitimar el encargo público. La legalidad no puede interpreta­rse, es o no es. La apología del delito tiene que extirparse antes de que se convierta en un cáncer maligno.

El análisis era contundent­e, si vas a enfrentar a traficante­s de drogas, no era posible seguir permitiend­o la apología de promoción del narco. Hay que tocar otras áreas de inversión y también de promoción de delitos como los table dance con trata de mujeres, las carreras de caballos donde se lava dinero. Evitar que chicos pobres se vean bien siendo halcones de los malos, por lo que se invirtió en educación, cultura, artes, deporte. México no va a cambiar la cultura de menospreci­o de la ley, si no se acota la apología delincuenc­ial.

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