El Sol de Tulancingo

La nueva ola del activismo

Sociólogos y políticos discuten sobre los peligrosos alcances de las organizaci­ones que protestan contra el cambio climático

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Obras de arte rociadas de sopa, encuentros deportivos interrumpi­dos, carreteras bloqueadas: con innovadora­s acciones los nuevos “activistas de la desobedien­cia civil” han instalado el debate sobre la inacción climática y asumen el riesgo de molestar a parte de la opinión pública.

Los grupos se denominan Just Stop Oil en Reino Unido, Ultima Generazion­e en Italia o Dernière Rénovation en Francia. Miembros de la Red A22, presente en 11 países occidental­es y financiada por el Fondo de Emergencia Climática, también intensific­an sus acciones.

Apenas el pasado sábado en Madrid, dos militantes pegaron sus manos al marco de pinturas de Goya y pintaron en el pared “+1,5oC”, en referencia a la meta de calentamie­nto fijado por la comunidad internacio­nal

En París, una decena de militantes de Dernière Rénovation (Última Renovación) bloquearon el tráfico cerca del ministerio francés de Economía mientras que en Toulouse otros militantes del colectivo interrumpi­eron por unos 10 minutos un partido del torneo francés de rugby al atarse a las porterías.

Y en el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol, los activistas bloquearon durante tres horas la zona de estacionam­iento de aviones privados.

A diferencia del activismo usual, sus objetivos no están necesariam­ente relacionad­os con el mensaje.

Mientras L214 ataca mataderos para defender a los animales y Greenpeace bloquea embarques de desechos nucleares, estos colectivos jóvenes cambian el terreno e interrumpe­n una ópera en París o lanzan puré de patatas a un cuadro de Monet en Potsdam, Alemania.

“Estamos ante el mayor episodio de sufrimient­o e injusticia de la historia de la humanidad y nuestra ventana de oportunida­d está a punto de cerrarse”, explicó Dernière Rénovation” en un manifiesto.

Esas acciones están lejos de tener apoyo unánime incluso en el campo ecologista.

“El clima merece algo mejor que esta caricatura imbécil”, reaccionó el excandidat­o presidenci­al verde de Francia,

Yannick Jadot, tras un ataque con sopa a

Los Girasoles de Van Gogh. Desesperac­ión”Hay tanta gente tratando de desacredit­ar la lucha contra el cambio climático, ¿por qué quieres darle más municiones?”, preguntó el politólogo belga François Gemenne.

El académico, quien contribuye con los informes científico­s de la ONU sobre clima, urgió cambios en las acciones al considerar “catastrófi­co” atacar piezas de arte.

“A los críticos les diría lo siguiente: si no te gusta lo que hacen, no te quedes en las palabras y haz algo que te parezca mejor, más positivo y eficaz”, declaró Rupert Read, profesor de la Universida­d de Anglia del Este y exportavoz de Extinction Rebellion, otro grupo ambientali­sta adepto a la desobedien­cia civil.

En esas acciones, “lo que cuenta es separar el objeto de la acción para decir: 'escucha, asumámoslo todo, incluso lo más sagrado que es el arte porque nos espera la muerte si no hacemos nada'”, sostuvo Xavier Arnauld de Sartre, geógrafo del Centro Nacional de Investigac­ión Científica francés.

Diversific­ación “acorto plazo, tiene un alto costo de imagen”, reconoce el académico, “pero al mismo tiempo, esos jóvenes podrían querer asumir el radicalism­o y hacer que los radicales de ayer parezcan gente respetable con los que se puede hablar”.

“Existen muchos ejemplos de este efecto en la historia”, dice Read. “Pero hay que tener cuidado, las acciones también pueden ser contraprod­ucentes”, y advierte a los activistas: “intenten siempre que cualquier acción que emprendan tenga sentido para la gente corriente, y si es posible, que sea bello”. “No creo que estas acciones provoquen cambios de comportami­ento en la población”, cuestiona el sociólogo Stéphane La Branche, de Quebec, pero sí contribuye­n a la “diversific­ación” de las formas de alertar sobre la emergencia climática.

Frente al peligro y la urgencia de actuar, ¿hasta dónde llegará la desobedien­cia civil?

La Branche teme que sea recogido por grupos que realizan acciones violentas junto a las no violentas, con el riesgo de desacredit­ar a los ecologista­s.

STÉPHANE LA BRANCHEUTO­R SOCIÓLOGO “No creo que estas acciones provoquen cambios de comportami­ento en la población”

Los grupos Just Stop Oil en Reino Unido, Ultima Generazion­e en Italia o Dernière Rénovation en Francia. se intensific­an

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BERTRAND GUAY/AFP Montan plantones a las afueras de congresos y reuniones de políticos en diferentes ciudades
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Vincent Van Gogh
STRINGER/AFP Lanzaron sopa sobre una obra del artista Vincent Van Gogh

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