2022, parteaguas de nuestro tiempo
‘‘Vivimos en un tiempo fugaz, en la corriente más impetuosa de acontecimientos e ideas que ha barrido a los pueblos, y, en esta época, un año es a veces la labor de un siglo’’;tal erala opiniónde Víctor Hugo a mediados del siglo XIX, aunque sus palabras parecen concebidas para este tiempo.
El 2022 está por terminar y a muchos nos sorprende lo rápido que ha transcurrido, pues ha sido un año repleto de acontecimientos sorprendentes y de gran relevancia: la guerra entre Rusia y Ucrania; el asesinato de Shinzo Abe, el incremento de la tensión entre China y EU por la visita de Nancy Pelosi a Taiwán; el aumento de la temperatura global, mientras la ONU advierte que la crisis ambiental es ya casi irreversible; el triunfo de los candidatos de izquierda en Chile, Colombia y Brasil, así como el fallecimiento de la reina Isabel y las dificultades del nuevo gobierno británico, más la inflación presente en todo el mundo.
Parece inaudito que todo ello haya transcurrido en un mismo año y sin poder asimilar la trascendencia de tantos sucesos. A comienzos del año, nadie podía haber anticipado que Rusia lanzaría una invasión contra Ucrania; el despliegue de tropas cerca de su vecino parecía ser tan sólo una maniobra de presión para evitar cualquier tentativa de Kiev por solicitar su ingreso a la OTAN.
Muchos aún nos cuestionamos cuál fue la verdadera razón que llevó a Vladimir Putin a decidirse por la confrontación, cuando era evidente que tal acción sólo conduciría al aislamiento de Rusia y el reforzamiento de vínculos entre EU y sus aliados europeos.
No obstante, el observador atento recordará un par de sucesos que podrían dar sentido a lo registrado en 2022: en enero, el presidente estadounidense Joe Biden advirtió que el mundo se encuentra inmerso en una contienda entre las democracias y las autocracias-mencionando expresamente a Rusia y China como representantes de las segundas-, mientras recordaba el “asalto al Capitolio” ocurrido en 2021; días más tarde, Volodimir Zelenski declaró la intención del gobierno ucraniano de reconsiderar su adscripción al “Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad”, que desde 1994 ha mantenido a Kiev como signatario del acuerdo de no proliferación nuclear. Todo ello, más la firma de la alianza estratégica entre EU y Ucrania en noviembre de 2021.
Es poco probable que la guerra termine pronto, mientras Putin ha señalado que apenas comienza un periodo “muy peligroso”, donde Occidente hará todo lo que esté en su poder para mantener el actual orden internacional.
Mientras tanto, las protestas en Europa por la crisis energética, el lanzamiento de misiles norcoreanos cerca de Japón, las advertencias sobre la posibilidad de que Rusia emplee armas nucleares contra Ucrania y el anuncio de que EU espera un “ataque inminente” de Irán en Medio Oriente tan sólo anticipan un incremento de la tensión en el mundo, un escenario poco alentador que, empero, nos obliga a mantenernos atentos a lo que 2023 nos depare.
Es hora ya de que los gobiernos del mundo detengan esta locura, por el bien de toda la Humanidad, antes de que 2022 quede registrado en los libros de Historia como el año cuando comenzó la debacle definitiva de nuestra especie.