Se perdieron nueve estaciones de radio estatal
Por un increíble asunto de irresponsabilidad y descuido, por estar en otros objetivos ajenos a la institución, los directivos de Radio y Televisión de Hidalgo en el período del gobierno anterior, dejaron perder las concesiones que tenía el Estado de Hidalgo de varias estaciones de radio que junto con otras y varios canales de televisión conforman la institución Radio y Televisión de Hidalgo. Es increíble que los funcionarios de esta institución hayan descuidado las fechas en que se tenían que renovar estas señales y permisos de transmisión dejando ahora afuera de autorización para transmitir a nueve estaciones de radio y otra que dejará de transmitir el año que viene.
Las poblaciones que contaban con este servicio y que ahora ya no lo tendrán son: Pachuca con la estación 98.1, Ixmiquilpan con una estación de FM y otra de AM, Tula con una de FM, Actopan con la 91.7 de FM, Huichapan, San Bartolo Tutotepec, Jacala y Tlanchinol, y el próximo año, Tepeapulco. Casi todo el Valle del Mezquital quedará sin las estaciones de radio que varias administraciones pasadas fueron construyendo, tramitando y poniendo en marcha para que la irresponsabilidad del gobierno estatal anterior las dejara perder así nada más.
Es inexplicable el descuido de los funcionarios responsables de este desaguisado. Estas poblaciones de estado habrán de quedar sin radio local. Los operadores han sido siempre excelentes, lograron crear una audiencia constante, fiel y participativa para quienes la radio local era un punto de reunión, una identidad permanente y espacio de difusión cultural de sus propias costumbres y tradiciones.
Decía uno de los filósofos de la comunicación con gran reconocimiento en el mundo, Marshall Mcluhan que el radio es: “el tambor tribal que prolonga su sistema nervioso central para procurarse un mundo privado propio dentro del gentío.” El poeta Berthold Brecht escribió sobre la radio: “Oh Cajita, únete a mi cuando escape/para que tus bulbos no se rompan/al llevarte de la casa al barco/ y del barco al tren/para que mis enemigos puedan seguir hablándome/ junto a mi lecho, a mi dolor/ al terminar la noche, y comenzar la mañana/ de sus victorias y de mis pesares/ prométeme que no habrás de callar súbitamente.”
Dice Mcluhan que la radio afecta íntimamente a la mayoría de la gente, de persona a persona pues ofrece un medio de comunicación inexpresada entre el escritor-locutor y el oyente. Las profundidades subliminales de la radio están cargadas con los resonantes ecos de los cuernos y antiguos tambores. Esto es inherente a la naturaleza propia de ese medio con su poder de convertir la siquis y la sociedad en una sola caja de resonancia. La radio no es sólo un potente evocador de recuerdos arcaicos sino también una fuerza descentralizadora y pluralista.
¿Cómo le vamos a hacer para que nuestros paisanos recuperen ese tesoro que es la radio, un susurro al oído desde la cuestión pública?
Es increíble que los funcionarios de esta institución hayan descuidado las fechas en que se tenían que renovar estas señales y permisos de transmisión