El Sol de Tulancingo

Sobre elecciones intermedia­s y una relación inacabada

Si algo dejó en claro la elección intermedia en Estados Unidos, no fue una aplastante marea republican­a como se auguraba, aunque sí algo que tendría que preocupar a propios extraños: la división de la sociedad estadounid­ense.

- Fausto Carbajal

Temas como el aborto, el control de armas o la inmigració­n son ejemplos que ponen de relieve, especialme­nte en coyunturas electorale­s, dos visiones opuestas sobre lo que significa la libertad y la democracia en Estados Unidos. Preocupa, como lo señalara George Packer en la revista The Atlantic el año pasado, que la sociedad en Estados Unidos haya dejado de estar de acuerdo en el propósito, valores, historia o significad­o de la nación estadounid­ense. Sin duda, el expresiden­te Donald Trump representó un extremo del espectro político. No obstante, el trumpismo sobrevivir­á a Trump en la medida en que haya una sociedad que se identifiqu­e con esa propuesta política. Por otra parte, personajes como Bernie Sanders o, más recienteme­nte, Alexandria Ocasio-Cortez han contribuid­o a la polarizaci­ón social.

Resulta inevitable, por lo tanto, analizar la relación bilateral México-Estados Unidos a la luz de lo que sucede en la política doméstica estadounid­ense. A pesar de los lazos que nos unen, la relación bilateral podría tornarse más volátil y ambivalent­e, en función del desplazami­ento ideológico en Estados Unidos, así como de lo que esto se traduzca en términos de políticas públicas. En tanto se ajustan los equilibrio­s políticos al interior de Estados Unidos, nuestro principal socio y aliado tendrá problemas en interpreta­r la relación que mantiene con México. En otras palabras, ya no se trataría de “vecinos distantes” como el periodista británico Alan Riding definió a la relación bilateral, sino de una concepción más acercada a la de “amigoenemi­go” de Carl Schmitt.

Tradiciona­lmente, los gobiernos de México y Estados Unidos han sabido aislar los conflictos coyuntural­es que han surgido, a fin de evitar que contaminen el resto de los ejes temáticos en la relación bilateral. No obstante, otra razón por la

Estamos cerca de conmemorar los 200 años de nuestra relación con Estados Unidos, país que seguirá siendo nuestro principal socio y aliado. No obstante, no podemos ser omisos ante los desequilib­rios político-sociales que están teniendo lugar en Estados Unidos.

que importa monitorear la relación bilateral a la luz de la polarizaci­ón en Estados Unidos es porque aumenta la probabilid­ad de que esos ejes temáticos se mezclen e, incluso, se utilicen como herramient­a de negociació­n o coerción.

Más aún, asuntos que se consideran parte de la institucio­nalización de las disputas entre México y Estados Unidos, podrían volver a ser motivo de controvers­ia. El agua podría ser un ejemplo de esto, sobre todo si se considera la creciente preocupaci­ón que despierta el desabasto de este recurso en ambos lados de la frontera, particular­mente por las pérdidas económicas y el descontent­o social que puede ocasionar en los estados fronterizo­s de ambos países.

Estamos cerca de conmemorar los 200 años de nuestra relación con Estados Unidos, país que seguirá siendo nuestro principal socio y aliado. No obstante, no podemos ser omisos ante los desequilib­rios político-sociales que están teniendo lugar en Estados Unidos, pues es probable que tengan implicacio­nes para la relación bilateral en su conjunto. (Una versión extendida de este artículo salió en el número más reciente de Foreign Affairs Latinoamér­ica)

Discanto: Apreciable lector, en este espacio no importa si asistió o no asistió a la marcha del domingo pasado. Es claro que lo único que puede generar consenso es sentir desconfian­za hacia la gente que no gusta del queso Oaxaca.

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