Democracia en la vía pública
Que la democracia llegara a las calles era un ideal que durante años pareció imposible en nuestro país, simplemente porque no había condiciones para salir a manifestar causas e ideas sin correr el riesgo de represalias por parte del sistema que imperaba.
Una señal de que ese sistema se ha debilitado es precisamente la certeza actual de que se puede convocar a una movilización con libertad y ver qué tanta resonancia tiene entre la sociedad al momento de acudir a protestar en la vía pública. Por eso creo que es una contradicción, al menos, acusar de que se vive en un régimen que coarta libertades a voz en cuello durante una manifestación en la que nada, ni nadie, impidió la circulación de las personas que hayan asistido, según los diferentes conteos, oficiales o no.
Mientras exista paz y respeto durante estos actos, la democracia mexicana aumenta su valor y fortalece sus cimientos, unos que no siempre han sido sólidos o ajenos a los intereses creados que han presionado la integración de varios de sus organismos de organización y de regulación.
Todos ganamos cuando los pros y los contras se pueden exponer de manera pacífica y no hay margen para condenar o reprimir como en otros tristes momentos de nuestra historia. Que circulen las ideas fuera del mundo virtual en el que nos hemos concentrado tanto, apoya a que haya un tejido social que se compondrá de muchas cuerdas, formadas por miles de ciudadanos que les darán solidez por la simple coincidencia.
Lo que nos hace falta, a todas y a todos, es la incorporación de propuestas a la protesta. Millones creemos que el cambio al que pertenecemos las tiene y las aplica en beneficio de una sociedad demasiado afectada por la desigualdad, la corrupción y la impunidad. Habrá otras opiniones, pero lo fundamental es dialogar sobre lo que se ha logrado y lo que queda pendiente.
Ojalá que a las descalificaciones las sucedan las posibles soluciones que, por un lado, consolidarían este cambio de rumbo y, por otro, sentarán las condiciones para que prevalezca el interés común y no sólo el ofrecimiento de regresar a un pasado que perdió de vista a la mayor parte de la sociedad. Propuestas es lo que debemos poner en la mesa del debate público; argumentos para defenderlas y consenso para hacerlas realidad.
Un paso para lograrlo es ocupar las calles, manifestarnos en torno a lo que creemos y hacerlo en paz, como ya sucedió el fin de semana pasado y seguramente pasará el domingo 27. Ahí estaremos.
Propuestas es lo que debemos poner en la mesa del debate público; argumentos para defenderlas y consenso para hacerlas realidad. Un paso para lograrlo es ocupar las calles, manifestarnos en torno a lo que creemos y hacerlo en paz, como ya sucedió el fin de semana pasado.