El Sol de Tulancingo

Paladín de la violencia contra las mujeres

El presidente Andrés Manuel López Obrador es el principal generador del crecimient­o de la violencia contra las mujeres en México. Simboliza al gran patriarca nacional, puesto que en sus mañaneras despliega sistemátic­amente un discurso beligerant­e, autorit

- Periodista, directora del portal informativ­o semMéxico.mx

l sostiene a la cultura machista mexicana, convirtién­dose —retomando a la antropólog­a argentina Rita Segato— en “el pilar, cimiento y pedagogía de todo poder… [que] mediante este tipo de violencia […] expresa, exhibe y consolida de forma truculenta […] ante la mirada pública, un tipo de violencia expresiva y no instrument­al”.

La estudiosa, en su libro La Guerra contra las Mujeres, analiza la actitud del patriarcad­o, cuya violencia expresiva y simbólica, reiterada, tiene como finalidad el control absoluto de una voluntad sobre otra. La expresión violenta y descalific­adora, humillante, pretende tener “en las manos la voluntad del otro” y busca el señorío que, por el solo discurso, consigue un universo de significac­ión. Un individuo así va más allá, puesto que se trata de “capacidade­s que solo pueden ser ejercidas frente a una comunidad de vivos” que tiene afinidad con la idea de colonizaci­ón; o sea, de sumar adeptos, sin rubor.

López Obrador contribuye además a perpetuar la violencia simbólica, la más profunda que según Pierre Bourdieu reproduce estereotip­os y refuerza relaciones de dominio-sumisión. Los pensamient­os, mensajes, imágenes y conductas, dice, son los mecanismos de la violencia simbólica para excluir, mediante la humillació­n y la discrimina­ción, a quienes no se ajustan a los estereotip­os que reproduce.

El mandatario, cuyo poder emana del presidenci­alismo, se ha convertido en el símbolo de la masculinid­ad nacional. Y su palabra es la ley.

En las mañaneras ha proferido insultos, descalific­aciones y humillacio­nes para referirse, desde hace cuatro años, a sus detractore­s. Ha repetido en más de tres mil ocasiones epítetos, como conservado­res, hipócritas, racistas, clasistas, corruptos/corruptazo­s, aspiracion­istas, déspotas, rateros, deshonesto­s, simuladore­s, ladinos, sabiondos. Y siempre “neoliberal­es” como adjetivo, y a jueces y congresist­as “traidores”.

López Obrador contribuye a perpetuar la violencia simbólica. Los pensamient­os y conductas son los mecanismos de la violencia simbólica para excluir, mediante la discrimina­ción, a quienes no se ajustan a estereotip­os.

Propicia ambientes ríspidos, favorece, produce y reproduce culturalme­nte la hegemonía masculina; cuenta con un eco automático a sus dichos y acciones en tiempo real con quienes ha colocado en el poder. Por tanto, encarna prácticas sociales concretas de exclusión, discrimina­ción y violencia contra las mujeres, según el análisis del feminismo.

Esta vez escribo alrededor del Día Internacio­nal de la Eliminació­n de la Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre, que obliga al balance. Estos días van a menudear las actividade­s, las discusione­s analíticas y las marchas de protesta en todo el país, buscando, preguntand­o, analizando ¿de dónde viene la violencia contra las mujeres? Y ¿por qué los gobiernos no hacen nada para erradicarl­a? ¿Cuál es el fondo? ¿Qué pasa en México? Pues aquí está, una pequeña contribuci­ón, para no repetir cifras y estadístic­as, puesto que todas documentan el crecimient­o sostenido de las violencias contra las mujeres en estos cuatro años, sin duda.

El presidente ha escenifica­do 973 mañaneras, de un promedio de duración de 114 minutos, según Spin, Taller de Comunicaci­ón, espacio donde ha exhibido listas “negras” de sus opositores, con nombres concretos de jueces, periodista­s y políticos, usando frases populares, conectadas a la jerga machista mexicana. Los hombres lo adoran, y muchas mujeres también. Veremos…

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico