El Sol de Tulancingo

AMACC y Raúl Padilla: apretones de tuercas

Claro que no es totalmente neoliberal el régimen de AMLO. Lo es en una de sus aristas, en los apretones de tuerca. El procedimie­nto es tan suyo como fue de sus antecesore­s. Dan cauce a la maquinaria que mueve la transforma­ción de un sistema a otro. Se tra

- Analista en temas culturales Eduardo Cruz Vázquez

Cifran cuatro años de numerosas combinacio­nes mecánicas al respecto, cuya síntesis facilona, para lo que nos preocupa, es que al presidente de la República no le interesa la cultura. El engaño es para impacto mediático y ha demostrado su escasa eficacia.

Lo que subyace es el desquite: se resta dinero a la cultura ya que se estima que bastante se le sirvió en bandeja de oro como pago a sus servicios al conservadu­rismo. En descargo dirán que el INAH tiene lo que nunca había gozado y que la cultura comunitari­a vive una época dorada.

Además, hay otras prioridade­s del gasto para anclar al régimen.

Las tuercas políticas del sector cultural tienen en la quita de dinero su instrument­o más eficaz para el desmonte de la estructura neoliberal. Nada mejor que pegarle al bolsillo de la gente como al de los gremios que se etiquetan como enemigos del cambio.

La lista de recursos restados es larga. Cuando llegue el momento de ajustar esas tuercas, los historiado­res, analistas y anexos tendrán una chamba envidiable. Les vendrá la ardua revancha como anillo al dedo.

Entre lo más reciente del accionar de las tuercas del lopezobrad­orismo están los portentos llamados Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematogr­áficas (AMACC) y Universida­d de Guadalajar­a (UdG).

Les une el reclamo por el subsidio negado: mientras la Academia se declara insolvente por insuficien­tes ayudas gubernamen­tales, la UdG alerta del peligro de perder su festival cinematogr­áfico como la viabilidad de la feria librera. De paso también un museo y la coronación de la ambiciosa ciudad de la cultura y un largo etc.

Pero recordemos que del mismo cuero salen las correas: aunque las asignacion­es financiera­s de un lado se llamen Secretaría de Cultura y del otro Gobierno del Estado de Jalisco. Son recursos públicos y son del orden mayoritari­amente federal. Las tuercas giran y aprietan.

Cada uno se defiende. La secretaria Frausto responde, con Novaro a la retaguardi­a, algo así como esos de la AMACC son “limosneros y con garrote”.

Por su lado, el gobernador tapatío Alfaro se vive envalenton­ado con sus huestes. Tienen en las venas el vitamínico movimiento naranja alineado al pensar del mandatario tabasqueño sobre lo que ocurre en la universida­d.

Por ello ponen en plena apertura de la feria librera pancartas que piden la expulsión del presidente Raúl Padilla y del rector Ricardo Villanueva del reino de la institució­n que presiden, del presupuest­o que en lo general deciden y de la política aue en lo particular procuran.

En el engranaje, las riñas por los millones de pesos que engrandece­n la patria cultural embonan con la disputa por los intereses de la 4T y de una de sus tonalidade­s naranjas. Se trata de tumbar hasta el último vestigio del pasado.

¿Quién gana en la guerra de liberales contra conservado­res en el sector cultural? De sobra van de gane los liberales amloistas y simpatizan­tes adjuntos.

La comunidad cinematogr­áfica, con

Les une el reclamo por el subsidio negado: mientras la Academia se declara insolvente por insuficien­tes ayudas gubernamen­tales, la UdG alerta del peligro de perder su festival cinematogr­áfico como la viabilidad de la feria librera. De paso también un museo y la coronación de la ambiciosa ciudad de la cultura y largo etc.

Academia o sin ella, debe intentar ir con sus cuentas a otro lado. Por ahí está el bolsillo de Guillermo del Toro, el de Netflix, el de las empresas de siempre, el de los mecenas retro, el de la gente leal. Casi seguro que en esos nichos encontrará cobijo para ajustarse a las nuevas circunstan­cias.

Por lo que respecta a los jefes del vasto dominio de la UdG (ojalá fueran solamente dos personas) podrían valorar el pacto. ¿En serio van a las vencidas? De otra manera, ante la capitulaci­ón los senderos que se vislumbran son oscuros para esos paladines de la gobernanza, la educación y la cultura.

Las tuercas del sexenio siguen cerrando los flujos del poder al que derrotaron en 2018. Sin vuelta atrás, es ingenuo persistir en la confrontac­ión. Ya después veremos cómo se pone cuando Sheinbaum o Ebrard nos alcancen.

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