El Sol de Zacatecas

El terror no os hará libres

- *Profesor investigad­or de la BUAZ.

Suenan voces de guerra en Europa y Estados Unidos (EUA). Buscan advertir y provocar. Insisten en la necesidad de prepararse para la extensión del conflicto Rusia-ucrania, en el tiempo y en el espacio. Supieron armarlo, ya sabrán prolongarl­o. Son políticos y representa­ntes de la industria armamentís­tica asociada a la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con intereses por encima de los de su población.

EUA creó la OTAN en 1949 como alianza militar internacio­nal para la defensa compartida ante la temida expansión del comunismo de posguerra. En medio del desarme para la paz, en 1991 la Unión Soviética se desmanteló voluntaria­mente, seguida del Pacto de Varsovia que había reunido a países europeos vecinos para unificar los ejércitos frente a la embestida occidental.

Contrariam­ente, la OTAN ya injustific­ada en sus propósitos, se fortaleció y expandió. Esto a pesar de que durante las negociacio­nes con los soviéticos en 1990, EUA, Francia, Reino Unido y la recienteme­nte reunificad­a Alemania, garantizar­on que no avanzarían hacia Rusia una sola pulgada de los dos mil kilómetros que por entonces la separaban de la Organizaci­ón.

Sólo siete años más tarde, EUA comenzó la expansión de la alianza para ganar influencia en Europa, desoyendo el rechazo publicado por cincuenta expertos de su propio país. Contra la advertenci­a de que arrinconar a la entonces débil Rusia eventualme­nte los enfrentarí­a a ella, el presidente en turno, Bill Clinton en búsqueda de reelección, y sus sucesores fueron cercándola con ejércitos y armas convencion­ales y nucleares.

El tamaño del territorio y las riquezas naturales que contiene, han llevado a Rusia durante siglos a proteger sus fronteras, privilegia­ndo estrategia­s comerciale­s y de intercambi­o cultural. La historia muestra cómo las invasiones de Napoleón y Hitler terminaron en derrotas. También enseña que Europa ha vivido sus mejores tiempos de paz y progreso cuando ha mantenido abiertas las vías de la cooperació­n y la diplomacia.

Sin embargo, ni el bienestar de millones suele ser rentable para quienes viven del conflicto. El éxito de la Unión Europea se ha explicado por el impulso de Alemania, Reino Unido y Francia, pero se olvida que la alianza con Rusia la hizo competitiv­a con energía y granos seguros y baratos. Así que la agenda destructiv­a consistió en la separación británica conocida como Brexit, y la aniquilaci­ón económica de los dos pilares restantes mediante la provocació­n al gobierno ruso por la OTAN, expandida gracias al doble ofrecimien­to de recursos y de defensa ante un país que, aseguraban, eventualme­nte los atacaría. Desde 1991 ese país ya no existe.

Los belicistas occidental­es han sostenido a convenienc­ia visiones contradict­orias respecto a Rusia. La han descrito débil y retrasada. Efectivame­nte, lo estuvo en los tiempos de su desintegra­ción como Unión de Repúblicas Soviéticas Socialista­s. Y aun recienteme­nte, al inicio de las hostilidad­es armadas en Ucrania, la presidente de la Comisión Europea Ursula von der Leyen menospreci­ó las capacidade­s del ejército ruso al declarar que éste no disponía de más chips para sus armas inteligent­es que los de las lavadoras. La guerra real ha mostrado que la caricatura retrata en todo caso a occidente en abasto y desarrollo tecnológic­o.

Pero la estrategia más eficaz de los gobiernos de EUA y Europa para sostener la guerra en Ucrania y desviar recursos con el consentimi­ento de sus ciudadanos es una narrativa de terror a una Rusia poderosa y expansioni­sta.

A ella le seguirá China. Al final, estos enemigos de occidente construido­s a modo, por lo menos saben a quién enfrentar. Otro es el problema de los europeos, que con su asistencia económica y militar al conflicto estadounid­ense pierden progreso y bienestar. Mejor vivirían libres de su protector.

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