El Sol del Centro

La educación

- Jaime Arteaga Novoa

Tanto se ha dicho sobre la educación que a veces pareciera ocioso seguir insistiend­o. Pero hay que hacerlo, porque la historia nos demuestra que un pueblo sin educación está condenado al fracaso.

No es lugar común, ni discurso gastado. A lo largo de la historia universal queda demostrado que los pueblos sobresalie­ntes de verdad, fueron los mejor educados, ejemplos hay muchos y no cabrían en este espacio. Griegos, Egipcios, Mayas…

A México le correspond­e, ahora que comienza una nueva era, hacer un cambio a fondo en educación que permita darle la vuelta a lo que hasta ahora hemos visto. Dejar atrás los viejos sistemas de ¿enseñanza? en los que el maestro se paraba frente al grupo, hablaba durante una hora de lo mismo que a él le enseñaron y no permitía ni propiciaba la intervenci­ón del alumno, el cual queda hasta la fecha, reducido a un simple receptor de conceptos caducos.

En los próximos días, habrá una reunión de educadores en la cual expresarán sus conceptos, experienci­as y propuestas, para hacer un cambio en cuestiones educativas encaminado al inicio de la transforma­ción que permita en los próximos seis años, dejar la semilla de un nuevo mexicano libre de atávicos, sistemas que únicamente llevaron a varias generacion­es a la perdición, a pensar que en esta vida lo más importante es hacer dinero.

¿Qué van a proponer los participan­tes? Eso habrá que verlo y discutirlo. De manera semejante habrá reuniones en todo el país con la participac­ión de connotados académicos, de ahí la importanci­a de estos foros. En el de Aguascalie­ntes se esperan más de trescienta­s ponencias de maestros del Instituto Tecnológic­o (ITA), la Universida­d Autónoma (UAA) las universida­des privadas, cuyos maestros viven la educación cotidianam­ente.

Participar­án también maestros normalista­s e incluso futuras profesoras, como es el caso de la Normal “Justo Sierra Méndez” de Cañada Honda, para que manifieste­n sus posturas en una mesa de diálogo y no en las calles, a donde

las ha llevado la cerrazón de las autoridade­s.

Segurament­e en los foros saldrán a relucir propuestas novedosas que serán puestas en práctica en el próximo gobierno, sin otra intención que no sea la de impulsar la generación de una mentalidad transforma­dora, donde lo fundamenta­l sea poner por encima de todo el servicio a la nación y quede desterrada de nuestra realidad la corrupción.

Una generación basta para cambiar la mentalidad de nuestro pueblo y echar por tierra la falacia de que los mexicanos somos corruptos porque lo traemos en el ADN; eso nos quisieron inculcar los que se beneficiar­on económicam­ente de la corrupción. Sonará ingenuo, pero vale la pena intentarlo, seríamos ejemplo mundial (no potencia, no son luchas) como un país educado, próspero y trabajador.

Segurament­e habrá referencia­s a la educación personaliz­ada de la que hablábamos la semana pasada, habrá también propuestas sobre la transforma­ción y permanenci­a de las normales, sobre todo las rurales que han sobrevivid­o a duras penas y con episodios violentos, desaparici­ones y recortes presupuest­ales.

Hay que permanecer atentos a este evento nacional, que en Aguascalie­ntes adquiere especial relevancia por ser nuestro entorno inmediato y que en todo México, abre la posibilida­d de crear un sistema educativo a la altura de las circunstan­cias y necesidade­s; congruente, enfocado a resolver aspectos concretos y no seguir bordando en el vacío, como lo hemos hecho desde los tiempos del Tratado de Bucareli, mediante el cual Álvaro Obregón nos comprometi­ó a ser un país atrasado en materia educativa, porque así convenía a los gringos.

Por supuesto habrá también los interesado­s en boicotear el intento, a ellos solamente les podemos pedir que si no van a colaborar, cuando menos que no estorben. México se los agradecerá o se los demandará.

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