Covid-19 y el egoísmo hacen buena pareja
La enfermedad, sus secuelas y la deshonestidad de muchas personas se conjugan para así oscurecer más la pandemia
Muchos de los problemas que está viviendo nuestro país, no se derivan precisamente de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, sino de la falta de unidad y solidaridad entre la población.
Al menos así se puede desprender de la experiencia que ha vivido la maestra jubilada María de la Luz Hernández y que comentó en tanto llegaba su tuno para recibir la vacuna anti covid-19, una historia que habla de los sinsabores que han estado viviendo dos de sus hijos y quienes ya sufrieron, con graves episodios, dos de sus hijos”.
Señaló que el primero en enfermarse fue uno de sus hijos, “a quien el 18 de marzo del año pasado presentó síntomas en el trabajo, su jefe lo mandó al Seguro, de ahí lo mandaron a la casa y al día siguiente lo despidieron, le avisaron que hubo recorte y se quedó sin trabajo y así pasó la enfermedad, pero él se mantuvo un año sin empleo a expensas de mi pensión, la cual la redujeron en más de mil pesos al calcularla
HAY EMPRESAS que lo único que les importa es la productividad de sus empleados, no su bienestar en Unidades de Medida y Actualización (UMAs).
De hecho, “mi hijo todavía está sufriendo las consecuencias económicas ya que además fue chantajeado pues al buscar trabajo por Internet encontró una buena oferta sólo que a cada trámite le pedían el depósito de 200 o 400 pesos, le aplicaron un examen el cual, le comunicaron que había aprobado, pero como hay pandemia, le dijeron, tenía que depositar 300 pesos para la compra de su material de protección, se negó y se cortó la comunicación”.
Por lo pronto “ya encontró empleo en una empresa cervecera donde al parecer todo funciona adecuadamente con una higiene exagerada”. miles los que acuden por su vacuna anti Covid-19
Posteriormente enfermó mi hija, “porque donde ella trabajaba, la obligaban a ir a laborar y en plena pandemia la mandaban a cambacear, es decir, a tratar de hacer ventas en la vía pública y ahí tenía que ofrecer su mercancía a las personas que fueran pasando sin ninguna medida de protección”.
No iba sola “lo hacía en compañía de varios compañeros de trabajo, casi todos se contagiaron, afortunadamente la empresa fue denunciada y a fuerza les dieron un cubrebocas, algunos se quedaron otros se fueron”.
Durante su enfermedad “mi hija se la pasó sola en su casa y así se repuso, yo únicamente le llevaba la comida, pero se la dejaba afuera de la puerta, porque me dijeron que no podía entrar, pero ahora sus pulmones están atrofiados, quedaron muy blancos, lo único que la salvó es que por la vacuna se escuchan historias graves
ella toda la vida le ha gustado el deporte, eso la fortaleció, pero ahora tan sólo al caminar se queda sin aire, pero sus pulmones se están desintoxicando”.