Las Siete Cazuelas, una tradición llena de sabor
Los platillos pueden variar, pero no el placer de disfrutarlas en familia, en estos días de asueto
La gastronomía mexicana es tan vasta, que alcanza para cada época del año, y aún más. Y si de la temporada de Cuaresma se habla, las opciones que se pueden poner sobre la mesa son incontables.
Tal vez por eso fue necesario reducir el menú a tan sólo siete platillos, para dar paso a una de las más arraigadas tradiciones en México: las Siete Cazuelas de Semana Santa.
Aunque las recetas que se preparan en las cocinas mexicanas durante esta temporada, se componen de ingredientes comunes, presentes durante todo el año, lo cierto es que sólo durante esos cuarenta y siete días, adquieren un especial significado.
La preparación de estas delicias, según la tradición de la comunidad católica, tiene su origen en las celebraciones de Semana Santa y los rituales que le acompañan, pues cada uno de los manjares, representa los siete templos que los fieles acostumbran visitar durante la noche del Jueves Santo, para recordar la Pasión de Jesús, desde la última cena con sus discípulos, seguido de su estancia en casa de Anás, luego la casa de Caifás, el palacio de Poncio Pilatos, el de Herodes, su regreso ante Poncio Pilatos, y finalmente el Monte Calvario, donde fue crucificado.
En Aguascalientes, entre los platillos que más se preparan para esta ocasión, se encuentra el pipián con tortitas de camarón, las lentejas, las habas, el pescado frito, los chiles rellenos, la capirotada y el caldo de
camarón, aunque también hay quienes disfrutan de preparar y comer, por supuesto, papas de tierra, torrejas, romeritos, bacalao, sopa de mariscos, croquetas de atún, agua de obispo y muchos más.
La costumbre de las Siete Cazuelas es, además de un pretexto perfecto para disfrutar de la comida casera mexicana, una forma de preservar las tradiciones que las abuelas y las bisabuelas se encargaron de permear en las familias para hacerles pasar un momento de unión, en torno a la mesa.