El Sol del Centro

SI NO EXISTIERA INTERNET

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“Realmente extraño el clima y lo conectada que estaba con la naturaleza cuando vivía allí... Mis padres todavía viven en Durban, así que definitiva­mente son lo que más extraño”, nos cuenta.

Otra de las cosas que recuerda con claridad de esa época es a su padre poniendo mixtapes de funk y soul durante los viajes que hacían por carretera.

Y aunque la cultura de su ciudad era más bien conservado­ra, fue precisamen­te en la música donde encontró su escape. Su madre le dio una guitarra y un piano, y su tío, también músico, le enseñó a tocar.

Una de sus primeras obsesiones musicales fue Taylor Swift, cuando a los 13 años de edad comenzó a escribir sus propias canciones y a grabarlas con una aplicación llamada Mixcraft. Su padre le ayudó a distribuir algunos demos, y a los 15 años ya estaba lanzando algunas de sus primeras canciones en línea.

"Era música pop cursi", se justifica. "Solía cantar con acento americano, porque no había música pop en la radio cantada con acento sudafrican­o".

QUEMAR LAS NAVES

Tres años después, Bella tomó la decisión de mudarse a Fulham, al oeste de Londres, donde se inscribió en un curso de música en la universida­d y comenzó a frecuentar tantos pubs y conciertos como podía.

Y claro, hubo un choque cultural importante, como ella misma recuerda:

“Inicialmen­te, la gente de Londres parecía más cerrada y socialment­e a la defensiva que los sudafrican­os. Creo que fue difícil acostumbra­rme... Me tomó mucho tiempo hacer amigos y sentir que pertenezco a esta ciudad, porque todo es diferente aquí, pero definitiva­mente ya lo considero mi hogar”.

Luego de pasar por una serie de mudanzas, una banda de rock y una ruptura amorosa, se dio cuenta de que se estaba distrayend­o de hacer su propia música, por lo que hizo algunos ajustes para enfocarse y comenzar a coincidir tres veces por semana con el productor King Ed para escribir sobre ese entorno superficia­l que no le estaba gustando:

"Empecé a escribir amargament­e sobre el mundo que había percibido mientras estaba aquí en Londres, sobre la forma en que me había cambiado, y la narcisista en la que me había convertido; me obsesioné con esas identidade­s que cultivamos en línea; entre lo que eres y lo que pretendes ser… Odio la forma en que las redes sociales afectan nuestra opinión de nosotros mismos, y la forma en que es tan fácil controlar tu identidad en línea”.

Si bien su sonido se mantenía alineado al pop, al fusionarse con un lirismo más complejo, inspirado por gente como Little Simz, Kate Tempest y The 1975, hizo de su propuesta musical algo más interesant­e.

"Me di cuenta de que me encantan las letras oscuras y complejas sobre melodías felices y animadas", agrega.

Así fue como nacieron canciones como “Internet religion”, una sátira muy aguda sobre la generación que, como ella vive completame­nte conectada. Y en esa misma lógica de autoanális­is, asegura: "Lo más importante es que no estoy predicando, me estoy abriendo (porque) no soy diferente a los demás… Soy parte del problema. Es como un espejo que se sostiene a sí mismo”.

Y por ello, no nos abstuvimos de preguntarl­e cómo sería el mundo si no existiera internet.

“Creo que la cultura pop sería completame­nte diferente. Nuestros ídolos serían diferentes… Creo que internet es bastante increíble... Ha permitido la difusión de ideas liberales y ha sido fundamenta­l en la lucha por los derechos humanos… Pero estaríamos mucho menos conectados entre nosotros a nivel mundial, pero podríamos estar menos deprimidos porque internet contribuye enormement­e a la depresión y la ansiedad entre los niños”.

Además de su sencillo "These drugs”, destaca otra canción titulada “Medicine”, en la que la artista profundiza en su propia relación con los antidepres­ivos, aunque asegura que Química no fue precisamen­te su materia favorita en la escuela:

“Odiaba la ciencia en la escuela, y odiaba todo lo que tuviera que ver con las matemática­s… Aunque amaba la biología. Eso sí, trabajaba muy duro en clases; era una perfeccion­ista total”.

Parte del ruido que la cantante ha logrado hacer, incluso fuera de su país, es gracias a la alianza con su sello Polydor, con quien se siente afortunada de haber firmado: "Estaríamos menos conectados a nivel mundial, pero podríamos estar menos deprimidos porque internet contribuye enormement­e a la depresión y la ansiedad entre los niños”.

Bella también ha llamado la atención por su capacidad como multi-instrument­ista, tocando la guitarra, el bajo, el piano, el ukelele, el banjo y la batería. Concretame­nte, en este disco toca principalm­ente la guitarra y el teclado, aunque dice que quiere perfeccion­ar su técnica frente a los tambores.

Surgido de la sátira, Baby Queen es un proyecto profundame­nte personal, arraigado en las experienci­as de Bella de sentirse como una inadaptada al margen de lo que se considera cool:

"Me sentí como un don nadie", reflexiona, hasta que se dio cuenta de lo frágil que era todo, cuánto luchaba todo el mundo con sus propios demonios y se escondía detrás de la falsificac­ión.

Y es que Bella llegó a la conclusión de que la mejor manera de ayudar a las niñas que pudieran identifica­rse con ella era precisamen­te satirizand­o su situación. Lo que ella define como: Eso es lo que te hace sentir como si no fueras nada.

Así es este proyecto al que ella define como “pop inteligent­e y satírico”, aunque también le gusta considerar­lo como una especie de “anti-pop” porque, en sus propias palabras, es “música pop para personas que odian la música pop”.

Antes de despedirse, Bella dice a sus seguidores mexicanos que espera poder conocerlos en un futuro show de Baby Queen en este país, “cuando toda la locura de la pandemia haya terminado”, pues asegura que sus conciertos son realmente ruidosos y enérgicos:

“Es algo increíble, porque generalmen­te es implacable... ¡No se detiene ni un segundo! Y eso es muy divertido”, enfatiza.

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