Juan Querencia lidia dos novillos
El novillero Juan Querencia anda más que metido en el campo bravo y plenamente concentrado en su preparación de cara a su próxima reaparición vistiendo el terno de luces, por lo que todo hace suponer que la seria lesión que sufrió en diciembre pasado en la mano y brazo derecho ya quedó totalmente en el olvido. Ahora, además de las rutinas de ejercicio físico que realiza a diario para estar en óptimas condiciones, su alistamiento taurino está siendo primordial para cada día estar puesto a punto y listo para cuando se le requiera en una plaza de toros.
Es por ello que su administración nos informa que el reciente domingo 4 del mes en curso el prometedor novillero se trasladó al cortijo del rancho La Escondida, en Apizaco, Tlaxcala, de la familia Ortega, para lidiar de inicio un astado y que, al final, porque así lo quiso el destino, terminara toreando dos ejemplares sobre los 300 kilos de peso y que le han servido de mucho a Querencia.
Esto de lidiar ese par de astados, según se cuenta, es debido a que hace poco más de dos semanas en la dehesa potosina de José Garfias se encontró Juan con dos aficionados ecuatorianos, Javier y Gabriel Valencia, padre e hijo respectivamente, quedando el primero de ellos más que complacido con el novillero por su desempeño con las vacas y de ahí nacer la idea para invitarlo a la ya citada sesión torera en La Escondida.
El reciente domingo, en el coso apizaquense, se lidiaron cinco bureles, encargándose de ello los personajes sudamericanos y aficionados prácticos Javier y Gabriel, éste de 15 años de edad y el hijo del colega Rafael Cué, Iker; además del mismo Juan Querencia. Los ejemplares se dejaron torear y en lo que al novillero se refiere, admite haberse sentido más que desenvuelto en la cara de los animales, lo que lo ha motivado a no bajar el ritmo. ¡Enhorabuena y suerte matador!