Narra la vida de una generación frustrada
Pilar Quintana retrata en su libro la realidad de mujeres dominadas por las ataduras sociales
“La peste, como personaje alegórico, fue para Camus un detonador para hablar de la posguerra y los regímenes totalitarios. En Estar sin sitio partimos de una grieta distinta: la humanidad puesta en cuestionamiento. ¿quién, sino nosotras y nosotros, le hemos abierto la puerta a la peste con cada una de nuestras decisiones?, la peor peste es el ser humano”.
Estas contundentes palabras forman parte de la presentación que Cecilia Ramírez Romo, hace del montaje Estar sin sitio, dirigido por ella misma, y que ahora hace una singular temporada híbrida que sucede y se transmite desde la acogedora sede de la Compañía Nacional de Teatro, en el centro de Coyoacán.
Se trata de una puesta en escena que hoy tiene, evidentemente, más vigencia que nunca frente a la terrible situación que enfrenta el mundo desde finales de 2019 y que se ha extendido mucho más allá de todo lo predecible.
Miremos los paralelismos. He aquí la sinopsis de la puesta en escena:
La historia se localiza en una época y lugar atemporales; comienza una madrugada en la que un gran cometa, que anuncia la desgracia, desfila por el cielo. La población comienza a temer lo peor. El gobierno de la ciudad intenta tranquilizarlos y prohíbe hablar siquiera de la estrella fugaz, ocultando la verdad por no poder con ella.
Empiezan a caer cuerpos muertos en las aceras de la plaza pública. Ha llegado La peste. Una peste personificada, que se presenta como una gran fuerza demoledora, con una secretaria muy particular, a exigir que entreguen el control de la ciudad.
Comienza esa misma mañana un régimen de terror y represión, donde el destino de la ciudad entera depende de La peste, salvo que alguien conozca el secreto para derrotarla.
Además de la muy interesante trama, la puesta en escena es realmente atractiva. Diseñada, por primera vez, para transmitirse simultáneamente mientras sucede en lo presencial.
Kay Pérez, diseñadora de la escenografía y responsable de la transmisión en vivo, afirma que “se trata de un espacio vacío con perspectiva pandémica en esta época de multiview y vigilancia, y se busca hacer eco de la advertencia de Camus en El estado de sitio, en el cual ambicionó mezclar todas las formas de expresión dramática”.
El elenco de esta puesta en escena está integrado por actores de la Compañía Nacional de Teatro: Luis Rábago, Roldán Ramírez, Eduardo Candás, José Covián, Sonia Franco, Ana Ligia García, Marco Antonio García, Olaff Herrera, María del Mar Náder Riloba, Edwin Tovar y Alan Uribe Villarruel.
Las funciones de Estar sin sitio son de miércoles a domingo en la Sala Héctor Mendoza, limitado a 13 personas por función; y simultáneamente se transmite en vivo desde la página de YouTube de la Compañía Nacional de Teatro.
Los accesos son gratuitos y se obtienen con reservación previa, se tiene que enviar un correo electrónico a la dirección: publicos.cnteatro@inba.gob.mx
Lfeminista y su campo de batalla está en su vida personal y en su familia as novelas de la escritora Pilar Quintana (Cali, 1972) son un retrato de la sociedad que le tocó vivir. No hacen reivindicaciones de género ni cumplen estatutos literarios de moda. La autora narra asuntos que la inquietan, y en Los abismos,
Premio Alfaguara de Novela 2021, retrata a una generación de mujeres frustradas por faltar a sus deseos profesionales o personales.
Es la generación anterior a la suya; la de su madre, sus tías, sus vecinas quienes no tuvieron oportunidad de decidir si deseaban ser amas de casa o profesionistas.
De pronto se vieron envueltas en el rol de esposa y madre llenas de frustraciones que, en ocasiones, las llevó hasta la depresión. Esa generación es la que representa Claudia, una mujer de clase media alta que vive en el Cali de los años 80 con su esposo, dueño de una tienda departamental, y su hija menor de edad.
Claudia es el epicentro de Los abismos,
relato que avanza conforme la mujer intenta zafarse de sus ataduras sociales. Pero la novela está atravesada también por su hija, la pequeña Claudia, quien ve y entiende
Afirma que
los problemas de sus padres al tiempo que prefiere no preguntar. Son, dice la escritora, los hijos criados entre secretos, mentiras y mundos ilusorios.
“Yo echaba la mirada atrás a la generación la literatura que crea es la de un retrato de una sociedad profundamente desigual y machista de mi madre y sus amigas, y pienso si nuestra generación que es profesionista, que si queremos nos podemos divorciar, que si no queremos no tenemos hijos, nos queda difícil escapar del mandato social, cómo sería la vida de esas mujeres que no pueden escapar y empecé a reconciliarme con ellas, la generación de mi mamá que yo tan duramente juzgaba cuando era joven.
“Claro que yo soy feminista y me considero como tal, pero creo que mi campo de batalla está en mi vida personal, mi familia, mi trabajo, y sobre todo consiste en detectar mi propios machismos y mi propia misoginia y educar a un hijo en una sociedad que sigue siendo machista, educarlo sin que él lo sea, por eso no busco reivindicar nada en mis novelas”, señala la autora en entrevista con El Sol de México.
La ganadora del Premio de Novela La Mar de las Letras, otorgado por España, precisa que aun cuando la novela se puede leer desde el espíritu feminista, en realidad se trata de un retrato más amplio de una sociedad del siglo pasado que seguían prototipos de vida impuestos por las revistas y la televisión, y donde no había otro camino que el impuesto por un deber ser social. “La literatura que intento hacer, es la de un retrato de una sociedad profundamente desigual y machista, entiendo que eso tenga repercusiones en el lector y pueda leerse como algo feminista, pero creo que habla más que de la desigualdad de género”, añade la también autora de La perra, traducida a 15 lenguas.
“La literatura ha sido el lugar donde puedo ser yo misma y puedo ser libre”, expresa la autora.
“La literatura ha sido el lugar donde puedo ser yo misma y puedo ser libre”