ENCUENTRA UN LUGAR PARA EL POP
En un mercado dominado por la música urbana, el grupo entró al estudio a grabar cuatro temas nuevos; hoy estrenan Quédate
Quédate.
“La última vez que los siete juntos grabamos una canción fue en el 2003. Hace 20 años que no entrábamos al estudio de grabación. Ahora estamos escribiendo una nueva página dentro de la música. Nos pedían nuestra gira por los 30 años de manera constante en nuestras redes sociales. Hemos grabado cuatro canciones nuevas”, comenta Lidia Ávila, otra de las integrantes de la agrupación, fundada en 1989 bajo el nombre de La Onda Vaselina.
Ante todo, explican los cantantes que OV7 es un vehículo de recuerdos. Sus canciones recuerdan al primer beso en la secundaria, a una tarde en el salón de clases, a una cita romántica o a hasta a un viejo amor.
“Estamos muy incrédulos de lo que ha pasado con nuestra música. Han pasado generaciones y generaciones y las canciones siguen vigentes. Tú pones el CD 00, que grabamos en 1998 y no parece un disco
Shabadaba, Enloquéceme, Un pie tras otro pie, Más que amor, Mírame a los ojos y Te quiero tanto, tanto han musicalizado la vida de cientos de miles de personas en las últimas tres décadas. Lidia y Óscar están seguros que la popularidad de OV7 también se debe al gran juego armónico de las siete voces que han sido ensambladas y mezcladas gracias a una delicada labor de producción.
En el caso de la nueva canción, Quédate, el productor Áureo Baqueiro llegó a ese punto neutral en el que las siete voces se entremezclan de tal forma que se exhibe una unidad, pero también un contraste, porque cada integrante es diferente. Lidia, por ejemplo, se declara bohemia y pop, admiradora de Alejandro Sanz y el pop acústico, mientras que Óscar se declara un fiel irredento de David Bowie, Lou Redd e Iggy Pop, así como del krautrock alemán de los primeros sintetizadores.
Ambos recuerdan, también, los momentos de ruptura, tanto a finales de los noventa cuando terminó la Onda Vaselina con presentaciones en el Teatro Insurgentes hasta la otra fractura de 2003. “En ese momento no lo entendíamos, pero estuvo rudo, fue una gira de despedida donde hubo sentimientos encontrados. Despedirnos no fue nada fácil”, comparte Lidia.