Los efectos de nuestra Ágora
Nuestros espacios virtuales (redes sociales) representan un ágora moderna en analogía a lo que significó en la antigua Grecia, que concentraba a los ciudadanos para tratar asuntos de comercio, cultura, política, arte, religiosos, etc. En aquella Gracia, el ágora significaba el espacio público de reuniones ciudadanas donde se discutían problemas comunitarios. ¡Para ello los debemos utilizar! En días pasados leíamos en la prensa electrónica la opinión del expresidente de la SCJN, el ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea el título en el que se describía “el odio en la era digital”; en ésta con mas aciertos que desaciertos considera que las redes sociales se han convertido en la principal herramienta de transformación democrática (sin duda), así lo advierte el propio Saldívar en su sentir, donde a decir de él se intercambian opiniones con las que probablemente sea el punto de partida de una mayor movilización comunitaria en la acción política (que hoy vivimos), espacio que propicia el acceso a la información que nos induce a una mayor participación en nuestro ejercicio en la libertad de expresión. Desde luego que, la opinión real y objetiva de un ministro (impartidor de justicia de la más alta esfera del poder judicial en nuestros sistema jurídico, amerita detenernos más en su exponer); al referirse a los espacios virtuales (redes sociales), el ministro no excluye los efectos negativos en su análisis, donde también señala de manera puntual que, “El odio que se disemina en las redes perpetúa los estereotipos, arraiga los prejuicios y propicia un clima de intolerancia y exclusión que margina a las víctimas, lo que robustece la discriminación estructural en su contra y hace más difícil que ejerzan sus derechos en condiciones de igualdad. Las víctimas sufren graves afectaciones en su integridad psicológica, incluyendo sentimientos de ansiedad, depresión, miedo y paranoia, [El ministro señala incluso que], puede haber enfrentamientos con amenazas de muerte o violación; expresiones homofóbicas, racistas o sexistas; acoso e intimidación y, cuando el discurso permea y se normalizar las conductas violentas son inevitables lo que propicia un ambiente de desprecio y hostil.” No es descomunal su comentario, diremos por qué. A nadie debe sorprender que la retórica en mensajes o discursos de lideres o referentes nacionales, son modelos que innegablemente siguen sus incondicionales y que pueden ser tan buenos como malos; tampoco debemos invisibilizar el que esos seguidores se pueden convertir en sus más fieles interpretadores de lo que digan o hagan sus guías.
En la más reciente concentración multitudinaria a propósito del aniversario de la expropiación petrolera, partidarios del convocante hicieron suyo el momento para lanzar consignas contra la presidenta ministra de la SCJN, aparentemente por mensajes mutuos entre titulares de los poderes: ejecutivo y judicial, en los que se insinúan disidencias o posturas encontradas en temas nacionales de carácter judicial. Ambos titulares de poderes de la unión han generado preocupación que se ha traducido en la polarización, originando expresiones de intolerancia en seguidores de uno como del otro, utilizando mensajes de odio mutuo. En los pasajes de la historia de la humanidad, se han registrado momentos fatales por disipación de simpatizantes de un líder, los saldos han resultado irremediable y funesto. ¡Ejemplos sobran! No debiéramos minimizar el hecho de que un número de personas por pocas que éste sea, se oculten y segados por la ira en un acto que tenía otros propósitos, lo utilicen para lanzar consignas de odio e intolerancia a quienes tienen todo el derecho de pensar y actuar diferente. Ante un contexto de insana convivencia de un país polarizado, no es solución lo que se observó en redes sociales: en el que un grupo de personas destrozan una piñata o figura de cartón vestida con clásica ropa de un representante de la justicia (toga) con la fotografía del rostro de la ministra presidenta de la SCJN Norma Piña; aún más grave y lamentables mensajes de consigna como “La publicación tenía una foto de piña asociada a las palabras de <