Catalina Noriega
La violencia se dispara y permea a todos los grupos sociales, sin distinción. El INEGI, con su estadística periódica, alerta del miedo presente en la población, percepción que se acrecienta frente a la inmovilidad de las autoridades.
Espeluznante, el que aparece una especie de oleada de crímenes de niños. Se multiplican los asesinatos contra el sector más vulnerable y desprotegido. Se rompe cualquier límite de barbarie y caen pequeños en las fauces de delincuentes que ameritan la pena máxima.
Crispa y estremece. En lo que va del mes, una niña y dos niños cayeron en el Estado de México. Valeria, de 12 años, estudiaba secundaria. Salió de su domicilio en el pueblo de Visitación, municipio Melchor Ocampo, a las cuatro de la tarde del domingo, para ir a la tienda.
Cuando vieron que no aparecía, sus padres, amigos y otros familiares salieron a buscarla y a denunciar lo sucedido. Unas personas les dijeron que se la habían llevado. Le pidieron a la policía que colaborara, que usaran un helicóptero, pero de poco sirvió. A la mañana siguiente apareció, como otras de las últimas víctimas, en un lote baldío.
Demandan que se encuentre al culpable y amenazan con quemar vivo a cualquier sospechoso o merodeador. ¿Extraña que, a últimas fechas se multiplique el número de linchamientos? Ante la incompetencia de quienes tendrían que garantizar la seguridad, la gente toma justicia por su propia mano e incluso, como pasó hace unos días, matan a inocentes por confusión. La ley de la selva.
Un individuo abusó y mató a su hijastro de cuatro años –es el único aprehendido-, mientras en Tultepec, encontraron a otra criatura torturada y sin vida, en una obra en construcción.
Poco se conoce del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. Su secretario ejecutivo, Ricardo Bucio, declaró que mueren tres niños diarios, de forma brutal. Mencionó que había bajado la cifra de crímenes (Sólo en este sexenio, 4 mil 394). Se ve que es un optimista y que, el pomposo nombre del tal Sistema, está hueco de acciones. O, ¿alguien ha visto estrategias, programas de defensa, asesoría para padres? Un organismo, como tantos otros oficialistas, inútil. Son unos cuantos grupos de la sociedad civil, los que apoyan a este sector, que Se acabó con el “código de honor” de la delincuencia que respetaba a la familia, y sobre todo, a los menores. En la misma medida, los delitos se cometen con más saña, se tortura, se abusa sexualmente. La problemática infantil pasó a último término en esta administración. De los pequeños se ocuparon el Día del Niño, con los consabidos festejos. Poco o nada se escuchó de atención a los niños de la calle. debería ser prioritario. Uno de ellos, La Red por los Derechos de la Infancia en México señala que han muerto 11 mil (2006-2017) y que hay seis mil desaparecidos. Afirma que estos homicidios son cada vez más violentos y que, en muchos casos se comprueba que los autores pertenecen al crimen organizado y asesinan a estos niños, a fin de mandarles un mensaje a los padres.
Se acabó con el “código de honor” de la delincuencia que respetaba a la familia, y sobre todo, a los menores. En la misma medida, los delitos se cometen con más saña, se tortura, se abusa sexualmente, se convierten en sádicos destructores de su víctima. Los valores se esfuman y las familias disfuncionales son mayoría.
La problemática infantil pasó a último término en esta administración. De los pequeños se ocuparon el Día del Niño, con los consabidos festejos. Poco o nada se escuchó de atención a los niños de la calle –los que se consideran inexistentes- y a los que unas cuantas ONGs apoyan. La filantropía también fue a la baja, al escasear los donativos por la reforma hacendaria, lo que dificulta la labor de asociaciones de buena fe.
Son el futuro de la nación y, sin embargo, los más olvidados.