Azota violencia contra sacerdotes
Se señala a grupos delincuenciales como los principales responsables de las agresiones
CDMX.- El clero en México ha sufrido la peor ola de violencia en los últimos años luego de registrar el asesinato de 26 sacerdotes y tres más que permanecen desaparecidos en los últimos seis años, de acuerdo con el recuento realizado por el Centro Católico Multimedial (CCM); se señala a grupos delincuenciales como los principales responsables de las agresiones.
De acuerdo al centro (que contabiliza los asesinatos de sacerdotes ocurridos desde 1990), el anterior récord de 17 homicidios se había registrado en el periodo de 2006 a 2012.
Los casos más recientes de ataques contra padres católicos se dieron la semana pasada, comenzando el 15 de octubre por el hallazgo del cuerpo de Ícmar Arturo Orta, quien se desempeñaba como párroco de la iglesia San Luís Rey de Francia, de la ciudad de Tijuana, Baja California.
No pasó mucho tiempo para el siguiente caso: el 17 de octubre, Enrique Madrid Hernández, párroco de la capilla de Zumpahuacá, Estado de México, salió de Texcaltitlán, sin que hasta el momento se conozca su paradero.
Según el CCM, esta ola de violencia contra los sacerdotes queda enmarcada dentro de la situación de inseguridad que vive el país, y aunque no hay casos documentados sobre ataques contra religiosos por oponerse directamente a grupos delictivos, sí los hay por su labor pastoral.
“Estos grupos que atentan contra sacerdotes y religiosos, buscan limitar las actividades del trabajo pastoral de la Iglesia en México, que tienen su acción en el campo sanitario y educativo así como en la acción asistencial -ayuda, refugio y consuelo-, a favor de los derechos humanos de migrantes que transitan por suelo mexicano”, concluye el CCM en su reporte parcial 2017 sobre violencia contra sacerdotes.
ANTECEDENTES
La violencia contra los sacerdotes ha tenido capítulos mediáticos a lo largo de los últimos seis años. Uno de éstos ocurrió en septiembre de 2016, con José Alfredo López Guillen; la misma semana de su desaparición, otros dos sacerdotes (Alejo Nabor Jiménez Juárez y P. José Alfredo Juárez de la Cruz) desaparecieron, pero el caso de López Guillén tomó más relevancia debido a que se difundió un video donde presuntamente estaba en un hotel con un menor de edad.
Al final, se desmintió que la persona que aparecía en el video fuera él, al tiempo que se encontró su cuerpo y el de sus colegas, fueron encontrados sin vida.
Finalmente, aunque la Conferencia del Episcopado Mexicano pide que se castiguen estos crímenes como la mejor forma de evitar nuevos casos, no todos sus integrantes están de acuerdo.