SE HACEN GARRAS
PUMAS Y TIGRES OFRECIERON UN PARTIDO FRENÉTICO EN EL ESTADIO OLÍMPICO DE CIUDAD UNIVERSITARIA; CARLOS GONZÁLEZ FUE LA FIGURA DE LA ESCUADRA LOCAL, AL DESPACHARSE UN "HAT TRICK"
POR ALEJANDRO ALFARO
La Liguilla todavía no llega en el Apertura 2018, pero Pumas y Tigres se encargaron de regalar un partido con sabor de fiesta grande. Goles, emociones, atajadas y volteretas. Ciudad Universitaria experimentó un frenético empate a tres entre dos escuadras que nunca renunciaron al éxito y dejaron satisfechos a los asistentes.
Dentro de todo, Carlos González se erigió como la figura de la tarde gracias a sus tres goles, que ayudaron a su escuadra a mantenerse dentro de los primeros cuatro de la clasificación. El aguacero fue el marco perfecto para definir lo que fue este choque: una auténtica tormenta de goles.
EL JUEGO
Con un horario atípico para los domingos en Ciudad Universitaria, los dos felinos se presentaron en el estadio Olímpico para poner a prueba el filo de sus garras y ferocidad. Los dos, en zona de Liguilla, entendían la importancia de los tres puntos para sus aspiraciones.
De inicio, Pumas salió a morder. Consiguieron que Tigres se sintiera incómodo y rápidamente se pusieron en ventaja gracias a un gol de Carlos González. El paraguayo se mantuvo atento, mientras Felipe Mora recibía una pelota filtrada al centro del área, misma que en dos intentos no pudo mandar a guardar, mas en el rebote, la de gajos le cayó al paraguayo para que con furia se fuera al fondo. Gol de vestidor.
Los localesvivían buenos minutos. Nahuel Guzmán era asediado y veía cómo su zaga era superada, aunque para su fortuna no se incrementó el daño.
De a poco, la U de Nuevo León se soltó. Aquino comenzó a ser un dolor de cabeza para Alan Mozo y Alejandro Arribas, mientras que Vargas y Gignac aguardaban sigilosos su chance para responder. Fue el atacante chileno el encargado de poner paridad en los cartones con un auténtico golazo. Desde fuera del área, Edu pateó con potencia y colocación; Saldívar voló, pero nada pudo hacer.
El arranque eléctrico de Universidad se diluyó. Tigres comenzó a meter a los locales en su propio campo y las intervenciones del “Pollo” cobraron valor, como el manotazo que metió a disparo de Gignac, con el que evitó la voltereta regia.
Utilizado de inicio para cumplir con los minutos de la regla 20/11, Rafael Durán se convirtió en un arma inesperada. Aprovechó una falla en su marca individual, recibió el esférico dentro del área y sacó un zurdazo a primer poste. Voltereta que reflejaba lo sucedido. Justo cuando parecía que se iría con desventaja al descanso, Pumas se metió al juego con una pinturita de gol. Pablo Barrera recibió la de gajos en los linderos del área, y sin dejarla caer, centró para Carlos González, quien sin pensarlo, sentenció. La bala blanca entró pegada al poste derecho de Guzmán.
Apenas los equipos regresaron del descanso, Tigres recuperó la ventaja. Otra vez Aquino consiguió sacudirse a sus marcadores, ingresó al área y asistió a Gignac, quien de frente al marco aprovechó el bombón que le puso su compañero.
El aguacero en CU era acorde con la lluvia de goles a la que González contribuiría con su triplete. Otra vez el “Dinamita” Barrera fue su socio con una asistencia medida desde la derecha. El camisa 32 se levantó y picó su cabezazo para el 3-3 definitivo.
La UNAM, llena de ánimo, a nada se quedó de la voltereta. Lo mismo Tigres, que en los minutos finales desperdició un par que le pudo haber dado el triunfo. Justa repartición de puntos, gran espectáculo y lluvia de goles.