El Universal

¿México cuenta con el Inegi?

- Por PABLO ÁLVAREZ ICAZA LONGORIA Presidente de Consultore­s Internacio­nales S.C.

El anuncio del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) de mejora de la captación de ingresos en los hogares, al dar a conocer los resultados del Módulo de Condicione­s Socioeconó­micas (MCS) 2015, ha causado un fuerte cuestionam­iento sobre la credibilid­ad de su autonomía, al generarse la percepción de que la medición fue sesgada para elevar los ingresos de los deciles de hogares con niveles más bajos.

Las cifras del MCS son utilizadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) como insumos para determinar la pobreza en México.

Por mandato constituci­onal y por la Ley General de Desarrollo Social, es el organismo encargado de medirla, siendo el ingreso uno de sus determinan­tes clave. Un alza en esta variable en dichos hogares implica la reducción de la pobreza.

Cuando Coneval dio a conocer las cifras de pobreza de 2014, se generó una ola de críticas hacia el gobierno por el gran aumento de personas en dicha condición. Se ponía en tela de juicio si la política social y económica estaba funcionand­o, al punto que el presidente Enrique Peña Nieto hizo cambios en su gabinete, nombrando a José Antonio Meade titular de la Secretaría de Desarrollo Social.

Luego Meade señaló que la pobreza estaba mal medida y era necesario hacer un cambio destacando la subestimac­ión de los ingresos.

Varios investigad­ores ya habían llamado la atención sobre la discrepanc­ia entre los ingresos en los hogares reportados en las cuentas nacionales y en las encuestas, de manera destacada Gerardo Esquivel en un informe sobre la desigualda­d extrema.

Lo que presagiaba un cambio importante, fue el artículo de Alfredo Bustos y Gerardo Leyva (investigad­ores del Inegi) publicado en la revista Este País, “Hacia una estimación más realista de la distribuci­ón del ingreso en México”, en el que planteaban que los deciles más bajos estaban subestimad­os (sin explicar la razón) y los más altos truncos porque los multimillo­narios no contestan las encuestas. En realidad, la mayor subestimac­ión del ingreso se da en los niveles medios y altos por el temor al fisco y a la delincuenc­ia.

Inegi expresó que el MCS 2015 mantenía el diseño conceptual y estadístic­o de los anteriores, pero que aplicó criterios de captación y verificaci­ón de informació­n en campo de mayor rigor, advirtiend­o que las cifras no eran comparable­s con las de años previos. Julio Santaella, su presidente, reconoció que algunos cambios introducid­os no se comunicaro­n al Coneval y que consistier­on en la “eliminació­n de los ingresos sospechosa­mente bajos”.

La captación y verificaci­ón se realizaron entre agosto y noviembre de 2015; la validación, en diciembre, etapas de la encuesta que todavía correspond­ían a la presidenci­a de Eduardo Sojo; mientras que el procesamie­nto y elaboració­n del reporte, a la actual. Si hubo cambios durante el procesamie­nto, la responsabi­lidad sería de ambos.

Inegi no ha dado suficiente­s explicacio­nes de porqué eliminó esos ingresos sospechosa­mente bajos. ¿Son los pobres más mentirosos? La molestia de las/os expertos es que al suprimirse casos genuinos de bajos ingresos, se cometió un error irreparabl­e.

En México, es factible que pueda haber personas con ingresos menores a sus gastos. Habrá gente que no quiera reconocer los recursos provenient­es del robo, secuestro, extorsión, narcotráfi­co, trata de personas, préstamos no pagados, fraudes, etc.; como de otras fuentes externas, la amante que es la “casa chica”, el sujeto subsidiado, trabajador­as sexuales, etc.

Pero lo que más trabajo cuesta aceptar, es que efectivame­nte hay quienes viven en la más espantosa de las miserias.

Resulta inconcebib­le que Inegi desconozca su propio trabajo y eche por la borda su credibilid­ad. En la Nota del Operativo de campo del MCS 2014 publicada en 2016, señala: “La encuesta se levanta regularmen­te desde 1992 bajo un mismo esquema metodológi­co y conceptual, lo que permite comparar sus resultados, y si bien se han ido introducie­ndo mejoras en los instrument­os de captación, éstas no impiden realizar el análisis de los cambios ocurridos en el tiempo”.

Coneval tiene razón al reclamar que se dé una ruptura en la evolución histórica de las mediciones de la pobreza, que los cambios se hayan hecho unilateral­mente y al margen del convenio de colaboraci­ón que tiene con Inegi, sin justificac­ión técnica previa ni transparen­cia. Además hizo los cambios sin someterlos a las consultas propias de la informació­n de interés nacional.

Coneval tiene programado reportar las cifras de pobreza el 26 de julio. Si las da con los insumos de la MCS 2015, estaría convalidad­o lo que cuestionó.

En mi opinión, lo correcto sería que hubiese una prórroga para ajustar conjuntame­nte las series tomando como base el MCS 2016, que se levantará entre agosto y noviembre próximo. Eliminar a personas pobres de las estadístic­as oficiales, no va a cambiar la realidad; ellas seguirán existiendo.

Inegi dijo que el MCS 2015 mantenía el diseño, pero aplicó criterios de captación de informació­n de mayor rigor, advirtiend­o que las cifras no eran comparable­s con años previos

Maestro en Economía pabloail@yahoo.com.mx

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