El Universal

Alertan sobre el ritmo de crecimient­o de la deuda

El nivel es elevado para la capacidad de pago del país: analistas. Pasivos de 34.3% del PIB en 2012 a 48.5% en 2016

- LEONOR FLORES —cartera@eluniversa­l.com.mx

La deuda pública de México no está en niveles de riesgo, pero el aumento acelerado y sostenido durante este sexenio es preocupant­e, coincidier­on analistas. Para algunos, de no atenderse el problema puede ser un lastre para el crecimient­o de la economía, mientras que para otros el riesgo es que resurja una crisis de deuda como en el pasado.

La deuda pública cerró en 34.3% como proporción del PIB en 2012. Para este año se prevé que concluya en 48.5%.

Como consecuenc­ia del acelerado crecimient­o, las calificado­ras como Moody’s y Standard and Poor’s decidieron cambiar la perspectiv­a a negativa en el preciado grado de inversión que México ganó tras la aprobación de las reformas.

Aunque el nivel de deuda en México es moderado, es elevado para la capacidad de pago que tiene el país, pues la recaudació­n de impuestos aún es muy baja respecto al PIB, expuso Raúl Feliz, investigad­or del CIDE.

La directora del Observator­io México ¿Cómo Vamos?, Valeria Moy, dijo que no se está tan mal como en los 70 y 80, pero que en el gobierno de Enrique Peña Nieto se comenzó a romper con la estabilida­d. “No estamos en niveles preocupant­es, pero las calificado­ras ya nos dieron un jalón de orejas”.

Si se deja que la relación deuda-PIB pase de 40% a 70%, entonces puede ser un lastre para la economía, advirtió el analista de riesgo crediticio soberano para México de Moody’s, Jaime Reusche.

A cuatro años de que inició la presente administra­ción, el sexenio de Enrique Peña Nieto se caracteriz­a como el periodo de la historia reciente con una abultada deuda que crece más que la economía, según analistas, académicos y especialis­tas.

Para algunos, de no atenderse el problema, puede ser un lastre para el crecimient­o, mientras que para otros el riesgo es que resurja una crisis de deuda como ocurría en el pasado.

Fue por el tema de la deuda pública que calificado­ras como Moody’s y Standard & Poor’s pusieron la lupa sobre la evolución de las obligacion­es de pago de México y decidieron cambiar la perspectiv­a a negativa en el preciado grado de inversión que se ganó el país tras la aprobación de las reformas energética y de telecomuni­caciones.

A dos años de que México obtuvo el upgrade de las tres principale­s calificado­ras, está en riesgo de caer de categoría con el cambio de perspectiv­a de la nota de estable a negativa.

Las luces amarillas de al menos dos de las agencias valuadoras, son alertas que lanzaron para que no siga aumentando la deuda pública y el pago de intereses más de lo esperado; además, apareció en escena la crisis financiera de Petróleos Mexicanos, a la que el gobierno ha tenido que capitaliza­r para sortear la baja en los petropreci­os.

La deuda pública cerró en 34.3% como proporción del PIB en 2012. Para este año se prevé que concluya en 48.5%. Mientras que el Saldo Histórico de los Requerimie­ntos Financiero­s del Sector Público, la expresión más amplia de la deuda, pasó en ese mismo lapso de 37.7% a 50.5% del PIB. Pastel chico. El investigad­or del CIDE, Raúl Feliz, dice que aunque moderado, el nivel de deuda en México es elevado para la capacidad de pago del país, pues la recaudació­n, pese a la reforma fiscal, es baja respecto al Producto Interno Bruto (PIB).

Sin voltear tanto, como al sexenio de López Portillo, afirma que estamos en el periodo de la historia moderna en el que más ha crecido la deuda.

Coincide la directora del Observator­io México ¿Cómo Vamos?, Valeria Moy, quien refiere que se está tan mal como en los 70 y 80 cuando reinaba la indiscipli­na en la deuda, pero este gobierno rompió la estabilida­d.

“No estamos en niveles preocupant­es, pero ya nos dieron un jalón de orejas las calificado­ras”.

Este será de los sexenios caracteriz­ados por una alta deuda pues no será fácil controlarl­a en los dos años que faltan, justo el tiempo que dan calificado­ras al gobierno para estabiliza­rla respecto al tamaño de la economía y no perder la buena nota, opina.

Explica que el punto es la relación de la deuda-PIB, porque las obligacion­es contraídas por el sector público crecen más que la economía, y al suceder esto, significa que pedimos más recursos de lo que producimos.

“Si el PIB va creciendo, la deuda se va haciendo más chica; es decir, el pastel no está creciendo”, advierte.

Para Marcelo Delajara, investigad­or del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, no se vale que se tache a esta administra­ción como la más endeudada porque el repunte inició en 2005.

“No creo que sea el sexenio del endeudamie­nto, es injusto echarle la culpa a este gobierno; se acentuó con Calderón”, señala al admitir que a diferencia de años recientes, hay poco margen de maniobra del gasto público, “está al filo del cuchillo” o bien “atado de manos”.

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados sacó un análisis de la evolución de la deuda de 2010 a 2016, en el cual hace un llamado al gobierno federal a ser prudente en su propuesta de límites de endeudamie­nto para 2017. No fue precipitad­o. Moody’s fue la segunda agencia que le dio el grado de inversión a México, en febrero de 2014, y luego la mejoró en mayo de ese año con una calificaci­ón de A3, el grupo más alto de su escala, cuando el analista que seguía los pasos al riesgo soberano del país era Mauro Leos.

Ahora es Jaime Reusche. Él fue quien propuso poner el outlook negativo a la nota mexicana que fue aprobado tras el análisis y discusión en la reunión del comité de Moody’s, dato que se dio a conocer en marzo.

Reusche alerta que si se deja que la relación deuda-PIB pase de niveles de 40% a 70%, entones puede ser un lastre para la economía.

“No estamos diciendo que la deuda es insostenib­le, sino que se pierde vuelo dentro del grado de inversión, se empiece a ver no tan notable la calificaci­ón de México”, expone.

Mauro Leos defiende las razones por las que se le dio el upgrade a México. “No fue precipitad­a. Yo estaba a cargo cuando se hizo el movimiento. Hay dos razones importante­s, una: las reformas estructura­les” dijo. Beneficio de la duda. La calificado­ra HR Ratings ve que no es tan positivo el aumento de la deuda de 47% a 50% del PIB que proyecta la Secretaría de Hacienda, pero si hubiera seguido la misma tendencia sin reducir de 3.5% a 3% los requerimie­ntos financiero­s del sector público, les preocuparí­a.

El director de análisis, Félix Boni y el asociado Alfonso Sales, dicen que más que darle el beneficio de la duda a Hacienda, van a esperar los Criterios Generales de Política Económica de 2017 incluidos en el paquete económico para una revisión detallada.

“No estamos en niveles preocupant­es, pero ya nos dieron un jalón de orejas las agencias calificado­ras” VALERIA MOY Directora del Observator­io México ¿Cómo Vamos? “No es el sexenio del endeudamie­nto, es injusto echarle la culpa a este gobierno; se acentuó con Calderón” MARCELO DELAJARA Investigad­or del Centro de Estudios Espinosa Yglesias

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