Gurría y el verdadero Saving Mexico
José Ángel Gurría casi siempre se aparece en México en el momento preciso: cuando el gobierno necesita que alguien con prestigio internacional hable bien del país. Así que, de tiempo en tiempo, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) deja su oficina de la Rue André Pascal, en Paris, Francia, para volar a su natal, y a menudo descompuesto, México. Fiel a su estilo, el tamaulipeco bromea en los foros donde se presenta, usa metáforas para explicar la economía, da recomendaciones a las instituciones mexicanas, sonríe para las fotos de la prensa y, sobre todo, elogia al gobierno. Lo mismo las reformas estructurales que le valieron al presidente Peña portadas de revistas como Time (Saving Mexico )y The Economist (Mexico’s Moment), que la cancelación del subsidio a la gasolina. El problema es que ahora sí urge alguien que salve a México… pero de Donald Trump.
Gurría estuvo en el país la semana pasada para presentar el Estudio de la Política Turística de México. Como se esperaba, en medio de la tormenta causada por Trump, trajo buenas noticias: que México registró ingresos récord por turismo en los últimos dos años y que en lo que va de la administración actual la llegada de viajeros extranjeros creció 50%. El secretario de la OCDE —quien se regaló una pensión vitalicia en 1994, tras dejar la dirección de Nafin— también respaldó la liberalización del precio de las gasolinas. Incluso lamentó que no se haya hecho antes.
Asimismo, se reunió en privado con José Antonio Meade, titular de Hacienda; Luis Videgaray, de Relaciones Exteriores; e Ildefonso Guajardo, de Economía, los secretarios que trabajan en conjunto en las estrategias para enfrentar la embestida del nuevo presidente de Estados Unidos.
Esta vez Gurría evitó criticar a Trump en público, pese a que en el pasado lo calificó de ‘racista’ y de tener ‘ideas locas’ como la de construir un muro en la frontera con México. El ex secretario de Relaciones Exteriores y Hacienda durante el gobierno de Ernesto Zedillo se limitó a decir que la llegada del magnate a la presidencia de Estados Unidos significa un enorme reto, que su discurso crea un ambiente negativo y que urge que tome posesión para que se conozcan las políticas que planea ejecutar en torno a la relación con México.
Entre las recomendaciones generales de Gurría para enfrentar el nuevo panorama están fortalecer el mercado interno, apuntalar las reformas estructurales (principalmente la energética) y diversificar su comercio internacional, propuestas que desde hace varias semanas están presentes en los discursos de los secretarios del gabinete presidencial, principalmente los de Meade, Guajardo y Videgaray.
A finales de noviembre pasado, cuando la OCDE redujo el pronóstico de crecimiento de México de 3% a 2.3% para 2017, Gurría planteó otras medidas para hacer frente a esa ‘película de terror’ que le espera a la economía mexicana si Trump cumple sus amenazas. Recomendó virar hacia una política fiscal expansionista para impulsar el crecimiento de la economía, así como orientar el gasto público a infraestructura e innovación, pero sin comprometer los niveles de deuda. El discurso del secretario general de la OCDE va en sintonía con el del secretario de Hacienda cuando justifica la cancelación del subsidio a las gasolinas.
Gurría viajará a Davos, Suiza, para participar en la reunión anual del Foro Económico Mundial que inicia hoy y concluye el 20 de enero, justo el día de la toma de posesión de Donald Trump. El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, canceló de última hora su participación y será el titular de Turismo, Enrique de la Madrid, quien irá en representación de México a intentar transmitir algo de optimismo a los líderes mundiales, aunque se ve más que difícil.
México ha estado en el ojo del huracán Trump prácticamente desde el inicio de su campaña a la presidencia hasta escasos días de que tome protesta. Y su discurso en contra de México, lejos de atenuarse, se ha exacerbado. Por eso, nada ha logrado calmar a los mercados y el peso sigue en picada. La mayor preocupación de los inversionistas es que ya se dieron cuenta que la relación de Luis Videgaray con el equipo de Trump no es tan sólida como parecía, y que el hombre que fue artífice de varias de las reformas que dieron popularidad internacional a Peña Nieto no tendrá gran margen de maniobra. Incluso, dentro del gabinete se preguntan si alguien podrá contrarrestar a Trump, si alguien podrá, ahora sí, “Salvar a México”.