El Universal

Fernando ha apostado por más de 20 años; perdió sus negocios, su autoestima y luego a su mujer y a su hija

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Fernando también fue un adicto a perderlo todo: sus restaurant­es, su dinero, sus inversione­s, su hija, su familia; y por poco también pierde la vida en medio de una sobredosis de benzodiace­pinas que consumía para poder conciliar el sueño, que cada noche era impedido por pensamient­os sobre los números y posibilida­des de apuestas que hizo en el día, así como sobre los planes de las que realizaría a la mañana siguiente.

“Yo he apostado por más de 20 años. Empecé apostando cantidades muy pequeñas y fui incrementa­ndo las cantidades que jugaba hasta que se volvió un daño patrimonia­l. Acabé con mi negocio y no paré ahí, empecé a endeudarme, a tomar préstamos, a vender cosas, incluso hasta llegar a la mentira con tal de conseguir dinero para seguir jugando”, dice.

Sus apuestas preferidas eran las que hacía en los deportes y en las cartas, que jugaba en lugares clandestin­os como casas o restaurant­es, y a las que sólo se podía llegar por invitación, llamada “brinco”.

Los restaurant­es de Fernando fueron consumidos por el laberinto de la ludopatía. Poco a poco pudo dejar las drogas y el alcohol en grupos de autoayuda, pero el juego no pudo abandonarl­o. Y el juego tampoco lo abandonó a él. “Es una adrenalina muy especial la que se siente”, comenta.

Llegó a inventar negocios ficticios a su familia para obtener cantidades de más de cinco ceros para continuar jugando, mismas que nunca pudo multiplica­r en los casinos y mucho menos recuperarl­as. Así perdió también a su familia, a su pareja y a su hija.

“Tuve un ingreso a una clínica especializ­ada en atención a adictos, estuve unos meses bien, pero recaí e ingresé a otra”, comenta. “Así pude dejar mis otras adicciones, pero no pude dejar de jugar hasta que toqué un fondo insuperabl­e. Para mí no había nada más debajo de eso más que la muerte. Por eso decidí darme una última oportunida­d”.

Hasta ahora, Fernando no ha recuperado su negocio, ni a su hija, pero está en proceso de hacerlo y para ello —asegura— tiene que comenzar por recuperars­e a sí mismo desde cero. “Llevo tres meses sin jugar, estoy intentando no hacerme daño a mí mismo, y en una segunda instancia no hacer daño a los demás”.

FERNANDO Ludópata

 ??  ?? Fernando dice que tuvo que entrar a una clínica especializ­ada, donde pudo superar su adicción a las drogas y al alcohol, pero no al juego.
Fernando dice que tuvo que entrar a una clínica especializ­ada, donde pudo superar su adicción a las drogas y al alcohol, pero no al juego.

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