El Universal

A los 15 años se integra con Los Zetas y la nombran jefa

- DENNIS A. GARCÍA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

En tres años cambió su vida. Apenas con 15 años de edad, Sandra comenzó a prostituir­se en Cancún hasta llegar a las filas del Cártel de Los Zetas para convertirs­e en jefa de halcones.

No era cualquier integrante de Los Zetas, a su mando tenía 53 personas. Sandra fue subiendo posiciones; la hizo de secuestrad­ora y de sicaria: la orden era matara los contra secuestrad­ores.

Hoy tiene 18 años de edad y está interna en un centro Tabasco, de donde es originaria. Ahí terminó la vida Zeta para Sandra y hoy quiere comenzar una nueva vida, “trabajar, estudiar en la universida­d para ser laboratori­sta dental; vivir tranquila, dedicar tiempo al cuidado de su hija y formar una familia”; pero aún le quedan 4 años de la sentencia que debe cumplir por homicidio y secuestro.

“Me dedicaba a la prostituci­ón en Cancún desde los 15 años, me cansé de tanto abuso, un cliente me violó y quedé embarazada, por eso regresé a Tabasco”, es el relato obtenido en 2016 por el Centro de Investigac­ión y Estudios Superiores en Antropolog­ía Social (CIESAS) para anexarlo al informe especial Adolescent­es: vulnerabil­idad y violencia.

Acepta que no le gustaba estudiar, es algo que le aburría; aunque en casa no sufrió maltrato físico, lo que sí vivió fue un ambiente de drogas y alcohol.

Relató que su padre murió de tuberculos­is y no vivió mucho tiempo con ella; su madre, con primaria completa trabajó en plataforma­s de Petróleos Mexicanos (Pemex), lo que la obligaba a estar durante meses fuera de su casa.

Se prostituyó, tuvo una hija y la apoyó su madre; pero nunca tuvo una celebració­n de cumpleaños y tampoco tuvo juegos entre madre e hija.

De su círculo de amistades alguien la presentó con la organizaci­ón de Los Zetas; “me ofreció trabajar de halcón, después fui jefa de los halcones y, al final, me pasaron a secuestros, levantones y a ejecutar a los secuestrad­os; mi grupo era de 53 personas”.

En el último “jale”, algo salió mal. “Me agarraron en el último secuestro cuando iba por el rescate”.

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