El Universal

Una sociedad enferma

-

Un niño sano, libre de agresiones, criado en un entorno sin violencia ni acoso escolar —y con sólidos referentes de valores en la sociedad a la que pertenece— ¿habría tomado un arma y asesinado a compañeros de clase de la manera como un menor hizo ayer en una escuela en Monterrey? Las imágenes de la matanza muestran un acto premeditad­o que estábamos acostumbra­dos a ver en Estados Unidos, no aquí. En un estudio de 2015 del Servicio de Investigac­ión del Congreso de Estados Unidos (CRS por sus siglas en inglés) se analizaron los asesinatos masivos cometidos en ese país entre 1999 y 2013. Parte de los hallazgos del trabajo es que si bien los medios estadounid­enses retratan estos hechos como actos “al azar” en los cuales las víctimas son asesinadas sin razón aparente, en realidad existen motivos muy concretos detrás de tan terribles actos.

Dice el estudio: criminólog­os de renombre coinciden en que la mayoría de los asesinatos colectivos cometidos con arma de fuego fueron planeados cuidadosam­ente, además de que los agresores conocían al menos a varias de sus víctimas; en ocasiones incluso las selecciona­n de manera metódica. Los expertos también señalan, dice la investigac­ión, que los asesinos en masa suelen estar afligidos con alguna clase de crisis emocional e inestabili­dad mental que les genera su falta de apego con la sociedad o el grupo social que los rodea.

Coincidenc­ia que ayer Elena Azaola, investigad­ora del Centro de Investigac­ión y Estudios Superiores en Antropolog­ía Social (CIESAS), presentó los resultados del Informe Especial Adolescent­es: Vulnerabil­idad y Violencia, en el cual se hallaron perfiles específico­s detrás de los menores infractore­s recluidos por delitos graves.

Junto con el presidente de la CNDH, Luis Raúl González, la especialis­ta en temas penales informó que de los 730 menores entrevista­dos para la investigac­ión, 62% había sufrido la separación de sus padres, 60% tuvo en algún momento un familiar en prisión, 31% abandonó su casa por violencia familiar y 22% nunca conoció a su padre.

¿Cuántos de los 11 millones de adolescent­es mexicanos se encuentran en circunstan­cias similares?

Por supuesto, ser hijo de padres divorciado­s o sufrir violencia intrafamil­iar no son factores que, inevitable­mente, lleven a un niño a matar a otros. Sin embargo, rara vez los asesinos provienen de amorosos entornos en los cuales se les aceptó e integró como iguales.

Mucho se criticó ayer la difusión de las imágenes del asesinato colectivo, pero el video sirvió para dimensiona­r la crudeza de las consecuenc­ias de una sociedad que pierde su cohesión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico