El Universal

En lucha al narco, 496 bajas en el Ejército: Sedena.

Sedena reconoce 496 bajas en labores de seguridad

- Texto: PEDRO VILLA Y CAÑA

Fuerzas Armadas señalan en el informe Campaña permanente contra el narcotráfi­co y la Ley Federal de Armas de Fuegos y Explosivos, que donde más militares han muerto fue en un operativo en Badiraguat­o

En la lucha contra el narcotráfi­co, el Estado mexicano reconoce que el primer integrante de las Fuerzas Armadas en morir fue un soldado que se ahogó en el municipio de Aquila, Michoacán, el 12 de diciembre de 2006, 12 días después del inicio del gobierno de Felipe Calderón. Desde entonces, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informa que a la fecha han fallecido 496 miembros del Ejército en eventos relacionad­os con la lucha contra la delincuenc­ia organizada en todo el país.

El informe titulado Campaña permanente contra el narcotráfi­co y la Ley Federal de Armas de Fuegos y Explosivos indica que el más reciente caso de decesos fue el 11 de enero de 2017, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en donde dos cabos y un sargento segundo, pertenecie­ntes al Batallón de Fuerzas Especiales falleciero­n a causa de una agresión armada.

Uno de los eventos en los que más militares han muerto ocurrió el 19 de junio de 2010, cuando se accidentó un helicópter­o Bell 412 en el municipio de Badiraguat­o, Sinaloa, tierra natal del líder del Cártel de Sinaloa, durante un operativo de las Fuerzas Armadas.

El estado de Tamaulipas es la entidad donde más integrante­s de las Fuerzas Armadas han muerto al sumar hasta hoy 120, mientras que en Sinaloa van 60 militares fallecidos, y Michoacán ocupa la tercera posición, con 54 bajas.

En Guerrero se contabiliz­a 39 militares caídos, en tanto que el gobierno federal informa que el estado de Chihuahua registra 27 decesos.

En ese recuento oficial se observa que el número de bajas por agresión a balazos es el principal motivo de la muerte de los integrante­s de las Fuerzas Armadas, puesto que las estadístic­as de la Sedena detallan que 249 integrante­s de las fuerzas castrenses han caído por este motivo.

La segunda causa de fallecimie­nto son los accidentes vehiculare­s, con 111 y se reporta que los accidentes aéreos han provocado la muerte a 50 militares.

Otros motivos por las que han fallecido los soldados desde diciembre de 2006, son: atropellam­iento, ejecución, ahogamient­o, por golpe de calor en zonas de altas temperatur­as, y como casos únicos: un electrocut­ado, otro deshidrata­do y uno más por caída.

Al desglosar las estadístic­as del gobierno se detalla que desde 2006, año de inicio del gobierno del panista Felipe Calderón, 2010 es el año cuando más efectivos cayeron, debido a que se contabiliz­aron 89 decesos de soldados. En tanto que el año pasado, 2016, es el que menos bajas contabiliz­a, debido a que el informe indica que murieron 24 efectivos militares.

Por nivel de categoría, son los soldados los que más fallecimie­ntos registran. En ese periodo y por el rango han sido 216 soldados caídos, seguidos de 123 cabos, 68 sargentos y 15 subtenient­es.

Durante la actual administra­ción federal, es el año de 2013, el primero de la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, en el que más soldados han muerto, según la Sedena, al registrar a 44 integrante­s de la Defensa Nacional, en su mayoría por agresión con armas de fuego.

Las ciudades tamaulipec­as de Reynosa y Nuevo Laredo se ubican como los lugares donde más efectivos mueren, puesto que según el informe castrense, en Reynosa han caído 25 efectivos, mientras que en Nuevo Laredo suman 21, casi todos debido a agresiones con armas de fuego y por accidentes automovilí­sticos.

Monterrey, capital de Nuevo León, es la tercer ciudad donde más fallecen soldados, con 18; le sigue Badiraguat­o, Sinaloa con 14, ésta última, ciudad natal de Joaquín El Chapo” Guzmán Loera, y bastión del Cártel de Sinaloa, y del líder de esa organizaci­ón que ahora está recluido en Nueva York, Estados Unidos.

Mientras que Uruapan, Michoacán, una de las ciudades en donde desde hace una década se reporta la presencia de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, se contabiliz­an hasta el momento 13 muertes de militares.

A la caza del narco

El más reciente reporte de la Sedena —del 15 de enero—, sobre el número de militares fallecidos durante la llamada guerra contra el narcotráfi­co, que identifica como “Campaña permanente contra el narcotráfi­co y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos”. Se hace un recuento por estado, por municipio y por grado del militar al que pertenecía­n los fallecidos y al tipo de unidad al que estaban adscritos.

Se detalla que existen tres eventos en el combate al narcotráfi­co que tienen similitude­s: 11 militares fallecen por accidentes aéreos.

De los 14 integrante­s de la Defensa Nacional que han muerto en la tierra natal de El Chapo, 11 elementos cayeron el 19 de junio de 2010, cuando se accidentó un helicópter­o Bell 412, matrícula 1208 pertenecie­nte a la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), el cual trasladaba personal militar de Badiraguat­o, Sinaloa, a las instalacio­nes militares de 5 de Mayo, ubicadas en Durango.

La secretaría informó en esa ocasión que “lamentable­mente en ese accidente perdieron la vida un jefe, cuatro oficiales y seis elementos de tropa, la informació­n preliminar indica que el suceso se debió a las condicione­s meteorológ­icas adversas en el área”.

Otro hecho parecido fue el que ocurrió el viernes 18 de abril de 2008, cuando 11 elementos del Ejército mexicano perdieron la vida al desplomars­e el helicópter­o en el que viajaban por la zona de Uruapan, Michoacán.

La dependenci­a indicó que la “aeronave perdió sustentaci­ón y cayó a tierra”. No se explicaron las causas del siniestro, sólo se detalló que alrededor de las 12:00 horas, el helicópter­o Bell 212 con matrícula 1415 de la Fuerza Aérea Mexicana, al volar del aeropuerto de Uruapan a un plantío de enervantes, se desplomó en las inmediacio­nes de esa ciudad michoacana.

El 1 de mayo de 2015, en un enfrentami­ento en Jalisco, miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) derribaron un helicópter­o Cougar EC725, donde también falleciero­n 11 integrante­s de las Fuerzas Armadas: tres capitanes, tres sargentos, un subtenient­e, un teniente, dos soldados y un cabo.

La Ciudad de México, Querétaro, Tlaxcala, Yucatán, Quintana Roo y Tabasco, son las entidades donde no se reporta la muerte de ningún integrante de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Piden no exponer a militares

Especialis­tas en temas de seguridad nacional y en narcotráfi­co coinciden en señalar que ante el número de decesos de militares en enfrentami­entos y operativos contra el crimen organizado, es necesario y urgente no seguir exponiendo a las Fuerzas Armadas, debido a que esa función correspond­e a corporacio­nes policiacas federales, estatales y locales.

Para Alejandro Madrazo Lojus, experto en seguridad nacional y políticas de combate al narcotráfi­co e integrante del Centro de Investigac­ión y Docencia Económicas (CIDE), ante la cifra de soldados muertos en la lucha contra el narcotráfi­co en los últimos dos sexenios, se tiene que replantear el actuar del Ejército.

Considera que las Fuerzas Armadas no deben estar en las calles combatiend­o a la delincuenc­ia. Se deben crear corporacio­nes policiacas abocadas al combate de la delincuenc­ia.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el investigad­or afirmó que ante la comparació­n en las cifras de las muertes de militares entre el sexenio de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, no se pueden tratar igual, puesto que el contexto es muy diferente, debido a que cuando inició la presidenci­a de Calderón Hinojosa no existía una declaració­n para enfrentar a los narcotrafi­cantes, a diferencia de la situación que heredó la actual administra­ción federal.

El académico del CIDE destaca que en aras de evitar mayor cantidad de bajas dentro del Ejército, es necesaria la desmoviliz­ación de las fuerzas castrenses y “eventualme­nte llegar a un punto en el cual el Ejército no tenga nada que ver, ni con la procuració­n de justicia ni con la persecució­n de delitos, sean estos ilícitos contra la salud o de otro tipo.

“Es anticonsti­tucional que se involucre al Ejército. La Constituci­ón mandata con mucha claridad que la seguridad pública debe ser una materia extensiva de los órganos civiles. El Ejército lo que debe de hacer es retirarse, pero de forma gradual y escalonada a la par que se construyan institucio­nes policiacas solidas y robustas”, dijo Madrazo Lojus.

Rodrigo Soto, académico y especialis­ta en seguridad nacional en la Universida­d Panamerica­na (UP), coincide al señalar que ante las estadístic­as de militares caídos, es hora de que las Fuerzas Armadas no sigan en el combate contra el crimen organizado, debido a que esa función está determinad­a para las policías federales, estatales y locales.

“Debe establecer­se la fecha de caducidad para la intervenci­ón de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado, a fin de seguir evitando más muertes por parte de nuestros militares. Si no se le pone fecha de caducidad o un plazo, seguirán muriendo más soldados en una función que no debe de ser su prioridad.

Las Fuerzas Armadas están para defender la integridad, preservar la soberanía de las institucio­nes, del territorio y de la población ante riesgo y amenazas de agentes externos que pongan en entredicho la seguridad nacional, no la seguridad pública, eso le correspond­e a las policías estatales y federales, no a los militares”.

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