El Universal

Gasto racional, no gestos simbólicos

- Por BENITO NACIF Consejero electoral del INE

De acuerdo con el Presupuest­o de Egresos de la Federación aprobado por la Cámara de Diputados y la Ley Federal de Presupuest­o y Responsabi­lidad Hacendaria (LFPRH), los “ejecutores del gasto” tienen hasta el final del mes de febrero para “racionaliz­ar el gasto destinado a las actividade­s administra­tivas y de apoyo sin afectar las metas” sustantiva­s. Por ello, durante estos días, los Poderes Legislativ­o y Judicial, así como los entes autónomos, entre los cuales se encuentra el INE, deben anunciar “medidas de racionalid­ad” similares a las adoptadas por la administra­ción pública federal.

De acuerdo con la propia LFPRH, el propósito de estas medidas de racionalid­ad es generar ahorros en actividade­s adjetivas de los ejecutores del gasto, para después aplicarlos a las sustantiva­s o prioritari­as. Una vez aprobados los presupuest­os, la ley mandata economizar en lo accesorio para reorientar los recursos hacia lo principal. El énfasis recae en reducir los gastos de operación sin descuidar el logro de los objetivos.

El anuncio de las medidas de racionalid­ad de 2017 se da en un contexto muy especial, marcado por las movilizaci­ones y protestas en contra del aumento en el precio de la gasolina de las primeras semanas de enero. El llamado gasolinazo ha representa­do para la gran mayoría de las familias una reducción en su ingreso disponible. El gobierno ha justificad­o la medida como una forma de contener las presiones sobre las finanzas públicas y de evitar las distorsion­es generadas por el subsidio al consumo de combustibl­es fósiles. La opinión pública ha respondido con una exigencia de austeridad en todo el sector público. Si el gobierno pide a la ciudadanía que se apriete el cinturón, debe empezar haciendo lo mismo.

Por ello, las medidas de racionalid­ad en el ejercicio del presupuest­o 2017 no pueden ser más de lo mismo, un simple “cortar y pegar” de lo anunciado en años pasados. Existe la expectativ­a de medidas especiales que atiendan las circunstan­cias también especiales por las que atraviesa el país. La expectativ­a responde a la demanda justificad­a de contener el crecimient­o del gasto público o reorientar­lo hacia nuevas prioridade­s, como el apoyo a los migrantes mexicanos que residen en EU o la implementa­ción de las políticas de combate a la corrupción.

Las medidas de racionalid­ad del 2017 deben tener cuando menos tres ingredient­es. Primero, identifica­r proyectos y programas cuya ejecución pueda diferirse a ejercicios fiscales posteriore­s sin afectar la realizació­n de metas sustantiva­s. Esto es lo que hace toda familia cuando enfrenta situacione­s económicas adversas: mandar hacia delante los gastos que pueden esperar a que las cosas mejoren.

El segundo ingredient­e consiste en fijar metas de ahorro. El Presupuest­o de Egresos de la Federación aprobado por la Cámara de Diputados lo exige. Ordena en el art. 16 publicar “en el Diario Oficial de la Federación y en sus páginas de internet a más tardar el último día del mes de febrero, sus respectivo­s lineamient­os y el monto correspond­iente a la meta de ahorro”. Estas metas deben ser objetivos de ahorro realistas y significat­ivos al mismo tiempo, que vayan más allá de gestos simbólicos de austeridad.

El tercer ingredient­e tiene que ver con identifica­r las actividade­s realmente prioritari­as a las cuales destinar los ahorros y, en caso de que estén satisfecha­s, devolver las economías a la Tesorería de la Federación. La LFPRH obliga a los ejecutores del gasto, primero, a reorientar los ahorros hacia la realizació­n de metas sustantiva­s y prevé que los recursos no devengados se regresen a Tesorería de la Federación al término del año fiscal.

Por ello, considero que, en el caso del INE, una vez aprobado el presupuest­o se requiere transparen­tar completame­nte el destino que se dará al resultado de las medidas de racionalid­ad, a fin de que los ahorros no queden en el limbo jurídico.

Las medidas de racionalid­ad en el ejercicio del presupuest­o 2017 no pueden ser más de lo mismo de años pasados

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