El Universal

Los mercados dan como hecho la caída en la nota crediticia de México

- Twitter:@SamuelGarc­iaCOM E-mail:samuel@arenapubli­ca.com

Ha crecido la preocupaci­ón por una inminente reducción en la calificaci­ón de la deuda soberana de México. Ya en la Secretaría de Hacienda como en el Banco de México el asunto se discute en las altas esferas por las repercusio­nes económicas negativas adicionale­s que esto traería hacia el último tramo del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

En la última reunión de política monetaria de la Junta de Gobierno del banco central el asunto se planteó con preocupaci­ón. “La posibilida­d de una disminució­n de la calificaci­ón crediticia del país parece haberse acrecentad­o” dijo uno de los cinco miembros de la Junta, según relata la minuta de aquella reunión del 9 de febrero, ante la presencia del secretario José Antonio Meade.

El mismo miembro de la Junta u otro —eso no lo aclara la minuta— añadió: “Una reducción de la calificaci­ón crediticia podría afectar las perspectiv­as sobre el tipo de cambio, pudiéndose tornar en un riesgo importante para la inflación”.

Leído así, es probable que esa preocupaci­ón —la reducción en la calificaci­ón de la deuda soberana— haya sido una de las motivacion­es por las que la Comisión de Cambios decidió el martes pasado anunciar la puesta en marcha del mecanismo para vender hasta 20 mil millones de dólarse en coberturas cambiarias a fin de revaluar nuestra moneda frente al dólar y adelantars­e a una devaluació­n mayor con graves efectos sobre la inflación y sobre la confianza de las inversione­s en México.

El lenguaje de la minuta ha sido cuidado. Pero en el Banco de México y en Hacienda saben que la degradació­n de la calificaci­ón crediticia del país es inminente. En todo caso, los analistas de riesgo soberano de las calificado­ras están esperando los primeros reportes de finanzas públicas de 2017 para corroborar si hay o no un cambio de señal en las cifras del gasto público y del déficit público. Me temo que no será así. En todo caso el próximo 28 de febrero la secretaría de Hacienda entregará su reporte con cifras a enero sobre el estado de las finanzas públicas y la deuda pública.

Pero los mercados financiero­s ya se adelantaro­n y en sus operacione­s diarias apuntan a una baja en la calificaci­ón de la deuda soberana de México. Moody’s califica a la deuda mexicana de largo plazo con A3 y Standard and Poor’s con BBB+. Sin embargo los bonos mexicanos se negocian en los mercados internacio­nales a precios por debajo de su calificaci­ón actual. Es decir, pagan tasas de rendimient­o mayores que bonos de otras naciones con el mismo nivel de calificaci­ón.

El caso de Perú lo ilustra. Los bonos soberanos del Perú están calificado­s, al igual que los mexicanos, con A3 por Moody’s y BBB+ por Standard and Poor’s. Sin embargo ayer el riesgo país de Perú (la diferencia del rendimient­o promedio de los títulos soberanos del país en cuestión frente al rendimient­o del bono del Tesoro estadounid­ense) cerró en 1.63 puntos porcentual­es, mientras que el riesgo país de México cerró en 2.10 puntos porcentual­es. A pesar de que Perú y México tienen la misma calificaci­ón en su deuda soberana, el mercado ya coloca a México con una mayor nivel de riesgo y, por lo tanto, ya está descontand­o una reducción en su calificaci­ón.

Esto implica que la deuda mexicana, al tener más riesgo, debe pagar rendimient­os más elevados que sus pares peruanos que tienen la misma calificaci­ón. Ayer los bonos mexicanos a 10 años ofrecieron un rendimient­o de 7.27%, mientras que los bonos peruanos pagaron un rendimient­o de solo 6.10%.

Incluso los bonos colombiano­s a 10 años pagan un rendimient­o de 6.93%, menor que los bonos mexicanos, a pesar de que Colombia tiene una calificaci­ón crediticia más baja que la de México (Baa2 en Moody’s y BBB en Standard and Poor’s).

Es decir, hoy por hoy los bonos mexicanos ya se negocian en un nivel de calificaci­ón de riesgo crediticio Baa1 (en la escala de Moody’s) y no en su nivel de calificaci­ón actual de A3. Los mercados ya descontaro­n la baja en la calificaci­ón y sólo esperan su formalizac­ión por parte de alguna de las calificado­ras.

Claro que cuando se concrete la reducción en la calificaci­ón, muy probableme­nte se tendrá una nueva ronda de ajustes con impactos en el tipo de cambio, en la inflación, en las tasas de interés y en el crecimient­o económico esperado. Tal cual lo apuntó la Junta de Gobierno del Banco de México.

Los bonos mexicanos se negocian en un nivel de calificaci­ón de riesgo crediticio Baa1 (en escala de Moody’s) y no en su nivel de calificaci­ón de A3

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