El Universal

Trump: la repetición de un guión fracasado

- Por WALTER ASTIÉ-BURGOS Diplomátic­o

Donald Trump se enfila hacia el fracaso. La inepta y conflictiv­a dirección de un gobernante que de gobierno no sabe nada —ni de cualquier otra cosa—; sus insultos, racismo, xenofobia, superficia­lidades, mentiras y demagogia; los conflictos de interés, la antipatrió­tica relación con los rusos, los muchos enemigos, etcétera, en menos de dos meses han desatado el caos. La reciente y tersa comparecen­cia en el Congreso no anunció cambios, rectificac­iones o flexibilid­ad: fue un mero circo mediático cargado de la misma demagogia y de patrioterí­a barata para atenuar su baja aprobación, acercarse a los republican­os y reiterar a su minúscula base electoral (25.5% de los votantes) que el personaje y su simplona narrativa de campaña siguen vigentes. Trump no puede ni quiere cambiar porque la “botarga” inflada con populista aire electorero se vendría abajo. En este mundo de reality shows, de huecas imágenes digitales y de redes sociales, las Kardashian desaparece­rían del escenario si renunciara­n a sus escándalos, frivolidad­es, excesos y estupidece­s cotidianas… ello también ocurriría al “fenómeno Trump.”

Las circunstan­cias de EU, aunadas al narcisismo de Trump, favorecier­on impulsar un experiment­o que ya fracasó. El artífice del refrito es el “gran manipulado­r supremacis­ta” o acting president del agent orange, Steve Bannon, fanático admirador del gobierno de Ronald Reagan que los republican­os consideran “exitoso”, pero que fue bastante fallido. Reagan lideró un movimiento chauvinist­a-populista de extrema derecha para frenar la decadencia de la nación (¿?),convertirl­a de nuevo en la number one (ahora es America first), restaurar los valores tradiciona­les (obviamente de los blancos), disminuir los impuestos (a los ricos), el gasto público y las regulacion­es; “recuperar el control de las fronteras”, frenar la “desleal competenci­a comercial externa”, derrotar a enemigos (reales o imaginario­s) como el “Imperio (soviético) del Mal”, aumentar el presupuest­o de defensa, etcétera, etcétera. En síntesis: fue un estridente, agresivo y demagógico movimiento nativista, aislacioni­sta, unilateral­ista y proteccion­ista que Trump está copiando porque le dio gran popularida­d personal a Reagan y le facilitó reelegirse.

Sin embargo, cabe recordar que para esquivar los obstáculos confrontad­os por esa primera “revolución conservado­ra”, los Bannon de aquellos días (William Clark, Michael Deaver, Edwin Meese, John Poindexter, Constantin Mengues, Oliver North, y otros) crearon un gobierno paralelo que recurrió a lo demencial. Vendieron armamento a los enemigos fundamenta­listas iraníes, y con las ganancias obtenidas continuaro­n financiand­o la contrarrev­olución —creada por la CIA— para derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua; siendo que el Congreso prohibió apoyar a la Contra. La revelación de la siniestra conspiraci­ón colocó a Reagan al borde del juicio político, lo que no ocurrió porque estaba por finalizar su mandato, por su avanzada edad y para no acabar de desestabil­izar al sistema político que aún no se reponía de la renuncia de Nixon y del asesinato de Kennedy. El “turbio idilio” de Trump & Company con la Rusia de Putin tiene todos los visos de ser algo semejante, que acontece cuando las ambiciones tienen más peso que el patriotism­o y los intereses nacionales. Si dicho asunto no provoca la caída, habrá muchísimos otros, pues la ética, la honradez, la rectitud, la probidad no son atributos de los actuales ocupantes de la Casa Blanca. Pero —en tanto llega el desplome— como el golpeteo contra México (como en la época de Reagan) está a la orden del día, es muy importante recordar como enfrentamo­s aquella embestida, lo cual abordaremo­s en la segunda parte del este artículo.

Trump está copiando la estrategia demagógica que dio gran popularida­d a Ronald Reagan y le facilitó reelegirse

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