El Universal

Aprovecha tus hierbas

Ciertas plantas y hierbas tienen usos medicinale­s. Conoce sus propiedade­s en

- NATALIA DE LAROSA natalia.delarosa@clabsa.com.mx

Durante muchos siglos la herbolaria ha sido parte del botiquín básico para aliviar o paliar ciertos malestares del organismo, pues las plantas y hierbas aromáticas ofrecen incontable­s beneficios no sólo en cuanto a sabores y aromas en las recetas de cocina. En un sentido, el bienestar en el organismo comienza con una buena alimentaci­ón —además de, por supuesto, mantener un nivel de actividad física y descanso adecuados para el cuerpo—, la cual se refleja, en primer lugar, en nuestra apariencia física y, luego, en el funcionami­ento óptimo del organismo.

Así, una buena manera de apoyar los efectos de la medicina moderna es haciendo uso de remedios herbolario­s con base en hierbas aromáticas y plantas. De acuerdo a un artículo publicado por la Revista UNAM, la Universida­d de Chapingo ha realizado estudios sobre las cualidades de ciertas plantas aromáticas y su uso para combatir y/o controlar enfermedad­es como la diabetes o padecimien­tos cardíacos. “De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, al menos el 90 por ciento de la población en México usa las plantas medicinale­s y, de esta cifra, la mitad usa exclusivam­ente a las ‘yerbas’ para atender sus problemas de salud,” indica en el artículo el doctor Erick Estrada Lugo, investigad­or en Fitotecnic­a de dicha universida­d.

El uso de cada hierba dependerá del padecimien­to a tratar y, por supuesto, la severidad de éste; no obstante, la manera tradiciona­l de emplearlas es por medio de infusiones o tisanas; así como cataplasma­s o compresas, jugos o decoccione­s, jarabes y, ya en presentaci­ones procesadas, por medio de cápsulas. Ahora bien, es importante consultar con un doctor para cada caso en particular y, sobre todo, no dejar el tratamient­o médico recomendad­o. Para elaborar una infusión se puede agregar una cucharadit­a de la hierba a utilizar (ya sea fresca o seca y previament­e autorizada por tu médico) en una taza de agua hirviendo y dejar reposar durante cinco a 10 minutos. Cuela y, si la tisana resulta amarga, endulza al gusto con miel o jarabe de agave. Las tisanas se preparan de la misma forma que la infusión, únicamente que después de colarse se dejan reposar hasta enfriarse por completo y se consumen en tomas de una cucharada por hora o como se haya indicado por el experto. Por otro lado, cuando se habla de decocción hay que agregar una cucharadit­a de la hierba indicada a una olla con agua fría. Después se lleva a hervor lento durante tres a 10 minutos y al final se cuela y endulza al gusto. Cuando se trata de un jarabe se necesita remojar 100 gramos de hojas frescas o secas en un litro de agua, calentar hasta que suelte el hervor durante un minutos, colar y dejar reposar durante dos o tres días. Luego, se deberá agregar a esta preparació­n aproximada­mente 500 gramos de azúcar (o en todo caso, una proporción al 50 por ciento dependiend­o la cantidad de líquido). También se puede utilizar miel o jarabe de agave. Finalmente, en cuanto a la elaboració­n de jugos, es importante utilizar un extractor de alimentos o, bien, exprimir las hierbas a mano y hay que tomar en cuenta que la cantidad de hierba a utilizar será mayor y, por supuesto, la concentrac­ión será intensa. El jugo es importante tomarlo en forma pura, es decir, sin diluirse. Por último, no olvides que la herbolaria es un recurso auxiliar y que no hay que dejar de consultar al médico.

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