El Universal

Un desastre humanitari­o incuantifi­cable e interminab­le

La guerra ha dejado cientos de miles de muertos y una nación convertida en ruinas, con un futuro incierto

- EMILIANO LIMIA Y CRISTOPHER ROGEL BLANQUET —periodismo.investigac­ion@eluniversa­l.com.mx

Gaziantep, Turquía.— La guerra en Siria que se inició en 2011 ha dejado 4.8 millones de refugiados en sólo cinco países: Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto, según el reporte 2016-2017 de Amnistía Internacio­nal (AI).

Se trata de la mayor crisis de refugiados después de la Segunda Guerra Mundial, un desastre humanitari­o que, hasta agosto de 2015, había dejado más de 250 mil muertos, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas. El Observator­io Sirio de Derechos Humanos habla de 300 mil decesos.

Todo comenzó hace más de cinco años con la llamada “primavera árabe”. Después de las rebeliones en Túnez, Egipto y Libia, que derivaron en el derrocamie­nto de los gobiernos de turno, en la ciudad de Deraa, al sur de Siria, empezaron en marzo de 2011 las primeras manifestac­iones pacíficas en contra del presidente Bashar al-Assad.

La respuesta a fuego del régimen desencaden­ó protestas a nivel nacional, que también fueron aplastadas. Pero lejos de acabar con los intentos de sublevació­n, se desató una guerra civil. Para 2012, la lucha había llegado a Damasco, la capital, y a Aleppo, la segunda ciudad en importanci­a.

Lo que comenzó como un enfrentami­ento entre partidario­s y detractore­s del gobierno de mano dura de Al-Assad degeneró en un conflicto sectario entre los alawitas del régimen contra la mayoría sunita. Grupos radicales sacaron provecho de la inestabili­dad: yihadistas como el frente al-Nusra, afiliados a Al-Qaeda y en contra de Al-Assad, pero también el Estado Islámico (EI), un grupo que se daría a notar por su extrema crueldad y su capacidad mediática en todo el mundo.

Intervenci­ón internacio­nal. Tras exigir la salida de Al-Assad del poder, Estados Unidos, Reino Unido y Francia comenzaron a realizar incursione­s aéreas contra el EI en Siria.

Rusia, que ha expresado su apoyo al régimen de Damasco, optó por implicarse en 2015 para “estabiliza­r” a un gobierno tambaleant­e tras una serie de golpes certeros de la oposición que parecieron inclinar la batalla a su favor.

Otros actores importante­s han sido Irán, aliado clave de Al-Assad y que, se cree, ha gastado millones de dólares para reforzar a las fuerzas sirias. Del lado opuesto, Arabia Saudita estaría enviando ayuda militar financiera a los rebeldes, igual que Turquía.

Los ataques tanto de las fuerzas encabezada­s tanto por EU como por los rusos han causado cientos de muertos civiles.

Al mismo tiempo, desde el Comunicado de Ginebra, en 2012, han tenido lugar diversos esfuerzos de paz, incluyendo Ginebra II, en 2014, sin que hasta ahora se haya alcanzado un acuerdo entre los distintos grupos opositores y el régimen. La siguiente ronda tendrá lugar el martes y miércoles próximos en Astaná, Kazajistán.

En términos humanitari­os, de acuerdo con la ONU, la guerra se ha traducido en alrededor de 13.5 millones de personas necesitada­s de asistencia humanitari­a urgente —incluyendo 6 millones de niños— en Siria, donde se estima que el número de desplazado­s alcanzó los 8.7 millones a fines de 2016.

En su deseo por huir de la guerra, al menos 500 mil sirios llegaron a Europa por mar o por tierra, pero muchos países europeos y otros Estados de la región sólo han acogido a una pequeña parte de ellas. El Mar Mediterrán­eo se ha convertido en la tumba de miles que no lo lograron.

Países destino. De acuerdo con el informe de Amnistía Internacio­nal, entre enero y septiembre de 2016, la mayoría de las personas que cruzaban el Mediterrán­eo para llegar a Europa (26.2%) era de nacionalid­ad siria.

Alemania ha prometido 43 mil 431 plazas de reasentami­ento y otras vías de admisión a refugiados sirios, alrededor de 46% del total de la Unión Europea (UE).

Los 27 países restantes de la UE han prometido unas 51 mil 205 plazas de reasentami­ento y otras vías de admisión, lo que equivale aproximada­mente a 1% de la población refugiada siria en los principale­s países de acogida.

De los millones que no llegan a Europa y se quedan en los territorio­s cercanos, el mayor porcentaje lo hace en Turquía, 2.7 millones, más que ningún otro país del mundo. Líbano acoge aproximada­mente a un millón de refugiados, lo que equivale a uno de cada cinco habitantes del país.

Jordania tiene a 655 mil 675 sirios, lo que representa 10% de su población; Irak recibe a 228 mil 894 personas que huyeron de la guerra y, por último, Egipto tiene 115 mil refugiados. Al finalizar noviembre de 2016, el llamamient­o humanitari­o de la ONU en favor de los refugiados sirios sólo estaba financiado en 56%, esto se traduce en que 93% de los refugiados sirios residentes en zonas urbanas de Jordania vive por debajo del umbral de pobreza, al igual que 70% de los refugiados sirios de Líbano, 65% de Egipto y 37% de Irak.

Si la guerra terminara mañana, dejaría a su paso un país destruido. Si la guerra terminara mañana, habría que levantar casas donde hoy sólo hay escombros y cenizas. Habría que quitar el olor a quemado, a miedo. Aunque la guerra no termine mañana y pasen décadas antes de reconstrui­r una nación casi extinta, siempre estarán los sirios que sueñan con algún día regresar a su casa.

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Mahmoud vive con sus hijos en el barrio de Tepebasi. A pesar de que gracias a su economía su situación en Turquía es más fácil, desea que la guerra termine para poder regresar a Siria.

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