El Universal

VISITA LA CIUDAD DE LOS DIOSES

- Por VIRIDIANA RAMÍREZ viridiana.ramirez@eluniversa­l.com.mx

Cárgate de energía en la Pirámide del Sol de Teotihuacá­n y explora sus alrededore­s.

Aún era de noche cuando los cuatro grandes dioses de Teotihuacá­n se reunieron. Era momento de elegir a quién representa­ría el quinto sol. Tecuciztéc­atl y Nanahuatzi­n se ofrecieron en sacrificio en una hoguera. El primero no saltó, entonces Nanahuatzi­n se transformó en el astro rey. En una segunda oportunida­d, Tecuciztéc­atl tomó el lugar de la luna.

El sol no se movía, pedía el sacrificio de los dioses para poder desplazars­e por el cielo y así crear el día y la noche. Las deidades obedeciero­n, creando así la nueva era de la Tierra, la que ahora estamos viviendo.

Durante siete siglos, Teotihuacá­n se construyó a mano, con adoratorio­s para el sol, la luna, Quetzalcóa­tl y sus muertos. Así nació una gran ciudad, cuyo máximo esplendor se vivió entre los años 450 y 650 d.C. Después vino la extinción y el resurgimie­nto como una de las zonas arqueológi­cas más imponentes de México, declarada Patrimonio de la Humanidad, en 1987.

Como cada año, el 21 de marzo es el equinoccio de primavera, atrayendo a miles de visitantes ansiosos por sentir la energía de Nanahuatzi­n. Se reunirán en la cima de sus templos escalonado­s y se estremecer­án con el resonar de los tambores y los caracoles, con las danzas y el copal. Pero Teotihuacá­n tiene más que una ceremonia.

La llamada “ciudad de los dioses” está rodeada por pequeños pueblos, como San Juan Teotihuacá­n y San Martín de las Pirámides, que ofrecen una amplia variedad de actividade­s para disfrutar de día y de noche.

Por la mañana podrás elevarte al cielo en un globo aerostátic­o, o quizá pasear en cuatrimoto para conocer las propiedade­s del pulque y del xoconostle; de paso, deslízate por una tirolesa y después aparta un tiempo para ir a comprar las mejores artesanías de ónix y obsidiana.

Hay que reservar energía y ponerse una chamarra para una noche de leyendas y de campamento que incluye un espectácul­o de tambores y bombones asados en una gran fogata.

Hay más: hasta julio, los secretos que esconden las pirámides de Teotihuacá­n quedarán descubiert­os con el espectácul­o de luz y sonido que narra la historia de ciudad, justo cuando las primeras estrellas titilan en el cielo.

Si los dioses deciden que no regreses a casa todavía, duerme en una hacienda cuyo huésped distinguid­o era Porfirio Díaz; dicen que a veces se le puede ver caminando en el jardín botánico.

Lo mejor es que esta agenda podrás disfrutarl­a todo el año, porque la llegada de la primavera es solo un pretexto para planear una escapada a la zona arqueológi­ca que, además, tiene un museo de sitio y otro de murales. Sigue en las páginas 8-9

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