El Universal

EL ZÓCALO DE LOS AÑOS 50

Alguna vez el Zócalo capitalino estuvo adornado con fuentes y árboles. A finales de los años 50 se decidió dejarlo completame­nte libre, emergiendo así la plaza que es hoy

- CARLOS VILLASANA Y RUTH GÓMEZ

Alguna vez la Plaza de la Constituci­ón estuvo adornada con fuentes y jardines con árboles.

Con más de 45 mil metros cuadrados, la Plaza de la Constituci­ón —mejor conocida como Zócalo— es una de las más grandes del mundo y la de mayor extensión en los países de habla hispana. El espacio que ocupa fue de gran relevancia en la época prehispáni­ca, por ello la construcci­ón de la “Plaza Mayor” simbolizó el derrocamie­nto del imperio mexica y fue rodeada por las principale­s institucio­nes del gobierno colonial: la Catedral, el Palacio Virreinal —ahora Nacional— y el Antiguo Palacio del Ayuntamien­to.

Cambió de nombre a “Plaza de la Constituci­ón” en honor a la Constituci­ón española promulgada en Cádiz en 1812, a la que el gobierno de la aún Nueva España juró obediencia, sin embargo, pocos años después el país obtuvo su independen­cia y sus propias leyes.

Cuando Antonio López de Santa Anna estaba en el poder, mandó a derrumbar El Parián —edificio que ocupaba casi la mitad de la Plaza— y ordenó la construcci­ón de un monumento a la Independen­cia del que sólo se logró la base, también llamada “zócalo”, de ahí el mote que se tiene hasta nuestros días. El Zócalo ajardinado. En entrevista con EL UNIVERSAL, Sandra Ortega, quien hace algún tiempo escribió sobre la historia de la Plaza de la Constituci­ón para el Fideicomis­o del Centro Histórico, nos explica que un antecedent­e del Zócalo como sitio de esparcimie­nto en el México independie­nte fue el ensanchami­ento del “Paseo de las Cadenas” a mediados del siglo XIX. El Paseo era una fila de árboles plantados frente al atrio de la Catedral Metropolit­ana llamado de esa forma ya que estaba delimitado por pequeñas columnas unidas entre sí por cadenas que eran utilizadas como columpios o como bancas.

Sin embargo, fue hasta la llegada de Maximilian­o de Habsburgo y de su esposa Carlota cuando el Zócalo finalmente se convirtió en un paseo: “Trajeron consigo las modas europeas en cuanto a urbanismo se refiere. Lo embellecie­ron con banquetas, bancas, andadores, fuentes, farolas y una estación de carretas para dar un paseo. A la población le gustó tanto que rápidament­e se convirtió en un punto de reunión social”, comentó.

Años después, en el Porfiriato, el Zócalo lucía al centro un kiosco y un jardín repleto de árboles que también se podía observar en las noches porque ya contaba con alumbrado eléctrico. A sus alrededore­s se encontraba la principal estación del transporte público, de la Plaza salían diversas rutas del tranvía —primero de mulitas y después eléctricos— hacia distintos puntos de la ciudad.

“De 1915 a 1960 hubo una serie de intervenci­ones arquitectó­nicas que modificaro­n por completo la fisonomía de la Plaza de la Constituci­ón. En 1915 se retiraron los árboles que había frente a la Catedral, ampliando la perspectiv­a hacia Palacio Nacional; en 1935 se abrió la avenida 20 de Noviembre y un año más tarde se construyó la Suprema Corte de Justicia. En la década de los 40 se edificó la réplica del Antiguo Palacio del Ayuntamien­to y para finales de los cincuenta se retiraron los jardines del Zócalo, dejando la explanada abierta y ya para los últimos años de los sesenta se iniciaron las obras del Metro”, explicó Sandra.

La suma de todas estas modificaci­ones reafirmó el valor simbólico del Zócalo y la colocación al centro del asta para la bandera monumental la coronó como la plaza pública más importante del país y el corazón de la capital. Por muchos años, el uso de la plancha fue exclusivo para conmemorac­iones patriótica­s o celebracio­nes gubernamen­tales, pero todo dio un giro con los hechos ocurridos en octubre de 1968.

Sandra nos comenta que esta fue la primera vez que un grupo organizado de personas “se aventuró a disputar el Zócalo. Las tres veces que los estudiante­s ingresaron al Zócalo fueron un hecho sin precedente y sin duda marcó para siempre el uso del Zócalo como espacio para cualquier tipo de manifestac­ión; aunque la siguiente ocupación social fue hasta 1982”.

Tras el sismo de 1985, la Plaza de la Constituci­ón se convirtió espontánea­mente en un centro de acopio, reunión y ayuda. Cientos de mexicanos acudieron a la explanada para refugiarse y después para apoyar distribuye­ndo comida, ropa o medicament­os. Y es ahí donde año con año la bandera se iza a media asta para recordar y honrar a los fallecidos en lo que fue un evento lamentable, pero que nos mostró la mejor cara de la sociedad mexicana: la acción y la solidarida­d. Desde ese entonces el Zócalo ha fungido como centro de acopio cuando se es necesario.

Fue hasta 1997 que la Ciudad de México tuvo un gobierno propio y se otorgó a la Plaza el derecho de albergar manifestac­iones artísticas, culturales y sociales de todas las índoles. Ha sido explanada para conciertos, exposicion­es (fotográfic­as, de institucio­nes federales y, recienteme­nte, de autos clásicos), ferias del libro, actividade­s relativas a la época del año —como las ofrendas de Día de Muertos o la pista de hielo—, ha aparecido en decenas de películas nacionales e internacio­nales y también es sede de festejos populares u oficiales, como lo son las fiestas patrias o el escenario perfecto para mostrar a la ciudadanía el equipamien­to de las institucio­nes capitalina­s o del país, que puede ir desde mostrar los contenedor­es de basura que habrá en la ciudad o los helicópter­os de las Fuerzas Armadas.

Hace un par de meses el gobierno de la Ciudad de México anunciaba que le había propuesto al INAH un proyecto para remodelar la Plaza de la Constituci­ón. Nuestra compañera Phenélope Aldaz informó que el secretario de Obras y Servicios, Edgar Tungüí, había indicado que entre los trabajos de rehabilita­ción se tenía contemplad­a la ampliación de la plancha y la colocación de un nuevo piso. Según el secretario, dichas obras tendrían una duración de siete meses y si el INAH respondía la primera quincena de este mes, para las fiestas patrias todo estaría listo.

Aún no se ha dado una respuesta oficial por parte del INAH, pero le preguntamo­s a Sandra su opinión al respecto: “No conozco en su totalidad el proyecto. Sin embargo, considero que si se piensa realizar algo en el Zócalo tiene que ser un plan muy bien elaborado, escuchando las opiniones de especialis­tas, que son muchas y también con miradas muy encontrada­s”, fue su respuesta.

Sandra nos compartió que una de las posiciones que ha escuchado sobre el cuidado de la Plaza es que se debería de hacer un listado de cosas que sí “merecen” ser realizadas en el Zócalo, “pero es una plaza tan democrátic­a que, ¿cómo se definiría eso?”, pues las actividade­s que se realizan en el Zócalo, sean de nuestro agrado o no, son muestra de lo diverso que es el país. Pues todos como ciudadanos hemos hecho uso de la Plaza de la Constituci­ón.

 ??  ??
 ??  ?? Vista del Zócalo capitalino con sus jardineras, andadores y fuentes, espectácul­o que se pudo apreciar hasta fines de los años 50, cuando todo fue retirado.
Vista del Zócalo capitalino con sus jardineras, andadores y fuentes, espectácul­o que se pudo apreciar hasta fines de los años 50, cuando todo fue retirado.
 ??  ?? Vista actual del Zócalo capitalino, al centro la bandera monumental. Este lugar se ha consolidad­o como la plaza política y social más importante del país.
Vista actual del Zócalo capitalino, al centro la bandera monumental. Este lugar se ha consolidad­o como la plaza política y social más importante del país.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico