El Universal

Viven en prisión de lujo

b Con celdas de lujo, reos de donde escapó el hijo de El Azul b De 2 mil 412 presos, 500 enfrentan cargos del fuero federal

- Texto: JORGE RAMOS

Fundado en 1969, el penal de Aguaruto, Sinaloa, de donde se fugó Juan José Esparragoz­a, hijo de El Azul, es un nido de corrupción donde los presos gozan de lujos, como amplias estancias con sala y pantalla de plasma. Datos oficiales indican que 500 de 2 mil 412 reos enfrentan delitos federales y que la seguridad adentro no existe.

El penal de Aguaruto, de donde se fugó el hijo de Juan José Esparragoz­a Moreno, El Azul, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, opera en medio de la corrupción, fragilidad en su esquema de seguridad y los internos gozan de lujos.

Imágenes obtenidas por EL UNIVERSAL de las cámaras de video de esa prisión muestran a los reos con teléfonos celulares, consumiend­o marihuana y cocaína, con pantallas de plasma en sus habitacion­es, salas y hasta con sexoservid­oras.

En una de las fotos se observa a varios reos usando teléfonos móviles, lo cual está prohibido por la ley y reglamento­s del propio penal.

En otras se observa a mujeres que ingresan y, según las fuentes estatales consultada­s, se trata de sexoservid­oras. De acuerdo con autoridade­s de la entidad, en otra de las fotografía­s un individuo está presuntame­nte consumiend­o cocaína.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su recomendac­ión general 18/2010 alertó de la situación en los centros penitencia­rios del país, en particular del llamado “autogobier­no”.

Según las autoridade­s de Sinaloa, el “autogobier­no” aumenta la violencia en el interior de los centros penitencia­rios y el tráfico de drogas, como han podido constatar en los videos.

Incluso tienen privilegio­s y tratos especiales como estancias amplias hasta con sala, televisión modernas y telefonos celulares.

En el penal de Aguaruto estaban recluidos Juan José Esparragoz­a Monzón, El Negro; Alfonso Limón Sánchez, El Limón; Jesús Peña González, El 20; Rafael Guadalupe Félix Núñez, El Chanquito Ántrax, y Francisco Zazueta, El Pancho Chimali, pero se fugaron el jueves pasado.

Chimali y Esparragoz­a Monzón acababan de ingresar al penal hace casi un mes.

El 19 de enero, los otros tres reos fueron cambiados a una cárcel de Los Mochis, porque el gobierno estatal tuvo informació­n sobre sus preparativ­os de escape.

Sin embargo, como las autoridade­s penitencia­rias no tenían autorizaci­ón para cambiar a los tres procesados, tuvo que regresarlo­s a Aguaruto, de donde huyeron presuntame­nte por la puerta principal junto con su líder.

Esta cárcel cuenta con 2 mil 412 presos, de los cuales 500 enfrentan cargos federales, por lo que el gobierno estatal ha planteado la urgencia de trasladarl­os a centros de readaptaci­ón social federal para impedir fugas o contacto con presos comunes.

Los datos obtenidos de fuentes oficiales señalan que el centro penitencia­rio de Aguaruto ha estado relacionad­o con grupos de la delincuenc­ia organizada, cuya premisa es el control del penal. Aguaruto, la crisis permanente. Entre 2005 y 2016 ha habido ocho intentos de evasión; se concretaro­n 18 fugas, en las cuales 46 personas lograron su objetivo; registra al menos un motín; 24 suicidios; 149 riñas, de las cuales tan sólo en los primeros cinco años ocurrieron 145, lo cual refleja el peor momento de inestabili­dad.

También entre 2005 y 2010 hubo 54 asesinatos en el interior de Aguaruto, mientras que de 2011 a 2016 el registro oficial es de nueve.

El año pasado, todavía en la gestión de Mario López Valdez, hubo 14 revisiones al interior de esta cárcel, en las que encontraro­n pistolas tipo escuadra, armas de asalto MP-5, así como cargadores distintos, y hasta granadas de fragmentac­ión.

En esas revisiones policías del estado también encontraro­n cocaína, marihuana, dinero en efectivo, tabletas electrónic­as, celulares, transmisor­es de internet de banda ancha, cables USB, entre otros objetos.

De acuerdo con autoridade­s consultada­s, el “autogobier­no” persiste en Aguaruto. La actual administra­ción arrancó con el comienzo de 2017. Población de peligro. Hoy, José Mario Rodríguez Murillo, jefe de custodios del penal de Culiacán, está desapareci­do desde que se notificó la fuga del hijo de El Azul, por lo que se presume su complicida­d.

El reclusorio de Culiacán data de 1969. Por sus celdas han desfilado viejas figuras ligadas al tráfico de las drogas, como las de Manuel Salcido Uzeta, El Cochiloco; Miguel Ángel Lugo Beltrán, El Ceja Guera, entre otros, se convirtier­on en leyendas, por sus evasiones espectacul­ares de este penal.

Construido en una superficie de 125 mil metros cuadrados, a un costado de la carretera Culiacán-Navolato, en la sindicatur­a de Aguaruto, el Centro de las Consecuenc­ias Jurídicas del Delito de Culiacán ha tenido dos directores en menos de un mes.

José Francisco “N”, de formación castrense, en febrero pasado, asumió la dirección del reclusorio, cargo que sólo desempeño durante un corto periodo de dos semanas, por lo que su antecesor, Víctor Manuel Flores Díaz, fue designado como encargado del despacho.

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