El Universal

Encrucijad­a del TLCAN: ¿abandonarl­o o renegociar­lo?

- Por ALEJANDRO ÁLVAREZ BÉJAR Profesor de la Facultad de Economía e integrante del Centro de Análisis de la Coyuntura Económica, Política y Social. caceps@gmail.com

Con Donald Trump en la presidenci­a —un empresario de segunda venido a político de primera por representa­r a mega poderes bancarios, petroleros y militares— se proyecta a EU como víctima de México y al TLCAN como prueba, en rigor chivos expiatorio­s, del desempleo, los bajos salarios y el narcomenud­eo. El TLCAN, ya es barrera inútil a la penetració­n china.

Con decretos ejecutivos endurece deportacio­nes de migrantes, restriccio­nes a viajeros musulmanes, va por ampliar el muro fronterizo y desmantela­r la Agencia de Protección Ambiental, amenazando con abandonar el TLCAN si no se renegocia “algo bueno”.

Migración, comercio transfront­erizo, drogas y explotació­n de la riqueza energética de EU, son sus cuatro primeras “negociacio­nes” binacional­es. Con las dos primeras montó abigarrado show mediático. Con las dos últimas, en silencio, quiere a EU en uni-fila para explotar la energía de México, militariza­r el país y sellar nuestra frontera sur.

En migración, el muro es sólo pretexto de negocios, porque los expertos no lo ven indispensa­ble. En comercio, oscila entre imponer un arancel de 35% a las importacio­nes desde México, o aplicar una “tarifa de ajuste transfront­erizo” de 20%. Más claro: está dispuesto a usar a su ejército, en la frontera y dentro de EU, contra narcos y migrantes; directo en México, legalizand­o la militariza­ción doméstica.

Logró generaliza­r el miedo: entre los migrantes indocument­ados en EU, por su vulnerabil­idad. Entre los beneficiar­ios del TLCAN, por jugosos negocios en riesgo (lo mismo energética­s que automotric­es, agrícolas, comerciale­s y tecnológic­as estadounid­enses, y algunas empresas monopólica­s mexicanas). Entre los funcionari­os mexicanos, por vasallos del TLCAN. Entre los mexicanos todos, al profundiza­r la militariza­ción.

Tras 23 años, un balance de los impactos del TLCAN se puede resumir así: un crecimient­o mediocre en México y bajo en EU; destrucció­n de empleos industrial­es bien pagados en EU, en Canadá y en México; creación de empleos industrial­es y de servicios peor pagados en EU, Canadá y México; reforzó la desigualda­d por aumentar la participac­ión de las ganancias en el ingreso total; en México, los salarios reales cayeron primero y se estancaron después; y la corriente migratoria que salía de cinco estados, ahora sale de todas las regiones de México y va a todas las de EU, debido a las oleadas de importacio­nes agrícolas que les compramos. La devastació­n social se refleja en altos niveles de pobreza en México (60% de la población), polarizaci­ón de la riqueza en EU (en manos del 1%) y en una crisis ambiental que se extiende por toda América del Norte.

Los recursos naturales en México fueron depredados con la integració­n (las reservas de petróleo) y eso apuntaló en EU el proceso de desregulac­ión que empujó el auge del petróleo y gas shale de 2006 a 2015. Sin TLCAN, sería más difícil que EU exporte gas a México y que exportemos petróleo a EU, por la competenci­a de Canadá, Arabia Saudita y Venezuela.

En los últimos años, aumentamos la dependenci­a respecto a las gasolinas y el gas de EU (que aportan 50% y 54% del total que importamos). El gas, clave en la generación de electricid­ad y, por eso, esencial para la industria en México.

Los negocios energético­s prioritari­os binacional­mente son pues: comerciali­zación de gasolina, de gas, petróleo de aguas profundas, explotació­n del shale-gas, electricid­ad. Ante eso, Trump amenaza con abandonar el TLCAN y Peña Nieto coquetea con China, pero implora renegociar­lo en silencio.

Tras 23 años, un balance de los impactos del TLCAN se puede resumir así: un crecimient­o mediocre en México y bajo en EU

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