Vital, acatar la ley... en EU
El endurecimiento de la política migratoria no es la principal amenaza de deportación que enfrentan los connacionales que ingresaron a Estados Unidos sin documentos. La carencia de una cultura de la legalidad y la seguridad de que todo se resuelve con corrupción, o que puede quedar en la impunidad, son amenazas tan graves como la primera. Lo que probablemente sea “normal” en México no lo es en Estados Unidos.
En suelo estadounidense no respetar el reglamento de tránsito puede ser la puerta a la deportación casi inmediata.
Este domingo EL UNIVERSAL publicó la historia de Jesús Vázquez, un joven mexicano de 22 años que llegó a El Paso a los siete años de edad, y que a finales de febrero fue puesto a disposición del personal de Inmigración y Aduanas, luego de haber sido detenido porque los vidrios del vehículo que conducía eran demasiado oscuros. El consulado le brindó un abogado de manera gratuita y el pasado viernes Jesús abandonó el Centro de Detención de Migrantes.
Otro de los textos presentados consigna cómo ha cambiado la vida para millones de mexicanos. Los migrantes se dicen en “alerta máxima” por la situación que se vive y las organizaciones defensoras de derechos humanos se esfuerzan en difundir que aún en calidad de indocumentados, la Constitución estadounidense los protege, pues tienen el derecho a expresarse, a reunirse y a que nadie entre en su domicilio si no cuentan con una orden emitida por un juez.
Son historias de quienes enfrentan todos los días el temor de salir a la calle, sea a la tienda o al trabajo, pues pueden ser detenidos y deportados.
Con el fin de valorar las condiciones en que operan y sus necesidades materiales y humanas para mejorar su desempeño, diputados mexicanos han decidido visitar los consulados mexicanos.
Las universidades ya han definido acciones ante el eventual retorno de los llamados dreamers, mexicanos sin documentos que estudian la educación superior. Organismos de la sociedad civil también iniciaron medidas de apoyo.
Ante el clima de racismo y acoso en el que viven los mexicanos en EU, es hora de que el Poder Legislativo haga a un lado las ideologías políticas para conocer de cerca el drama migratorio y apoyarlos. Estar en el lugar de los hechos debe servir para tomar nota de la realidad diaria que enfrentan tanto las oficinas de atención como los migrantes mismos y operar para canalizar apoyos.
Ojalá también asimilen la importancia que representa promover el respeto a la ley y contar con un Estado de derecho en el que la corrupción es escasa y nadie pasa por encima de una norma. En estos momentos los migrantes mexicanos en EU cumplen la ley por necesidad. Qué pena que no sea porque es la costumbre del país del que provienen.