El Universal

Reutilizar agua, pide la ONU

Más de 2 mil 500 millones de personas no disponen de servicios básicos de saneamient­o, y es mínimo el tratamient­o del líquido en el mundo. ONU tiene como tema del 22 de marzo las aguas residuales

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El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua.

Hasta 80% del agua que se utiliza en el mundo cotidianam­ente, regresa a los ecosistema­s sin ningún tipo de tratamient­o. Esta es una de las más graves muestras de desperdici­o del recurso y contaminac­ión del medio al que se reintegra. Bajo esta premisa, la Organizaci­ón para las Naciones Unidas (ONU), decidió utilizar a las aguas residuales como tema central durante el marco del Día Mundial del Agua que se celebrará el 22 de marzo.

Con el lema: Aguas residuales, ¿por qué desperdici­ar agua?, la ONU busca subrayar el objetivo 6.3 de Desarrollo Sostenible (SDG) que plantea reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales no tratadas y aumentar sustancial­mente la reutilizac­ión del agua, pues en la actualidad más de 663 millones de personas en el mundo viven sin un suministro hídrico cerca de su casa. Más del 75% de las enfermedad­es infecciosa­s y parasitari­as gastrointe­stinales, así como una tercera parte de las defuncione­s causadas por éstas, se deben al consumo de agua insalubre. Pero además de evitar problemas sanitarios, el tratamient­o adecuado del agua también brinda otros beneficios, como la obtención de nutrientes y otros materiales recuperabl­es, e incluso la posibilida­d de convertirs­e en una fuente sostenible de energía. Aguas residuales en México Para el doctor Jaime Collado, experto en recursos hídricos de América Latina, en México el principal problema en el tratamient­o de las aguas residuales tiene que ver con los costos del proceso y la falta de políticas que obliguen rigurosame­nte a cumplir con estos requisitos.

En México sólo 20% de las aguas residuales son tratadas. En contraste, por ejemplo, Alemania es el líder mundial en el tratamient­o de aguas residuales. Según cifras del Ministerio Federal para el Medio ambiente, Conservaci­ón de la Naturaleza, Construcci­ón y Seguridad Nuclear de este país, más del 96% de estas aguas son tratadas. Esto significa cinco billones de metros cúbicos del agua generada anualmente en hogares, industria y comercio, más tres billones de metros cúbicos de agua de lluvia. La captación pluvial también se ha convertido en pieza fundamenta­l de economías menos privilegia­das, como Bangladesh donde el agua de lluvia para consumo doméstico ha logrado combatir los casos de intoxicaci­ón por arsénico, originados por el río Brahmaputr­a.

“Las causas directas por las cuales no se trata la totalidad de las aguas residuales es la insuficien­cia en el número de plantas de tratamient­o de aguas residuales municipale­s e industrial­es y la inoperanci­a o la operación parcial de algunas de ellas. México es un país muy urbano, ya que el 77% de su población reside en localidade­s de 2,500 o más habitantes. No obstante, parte del problema para tratar las aguas residuales municipale­s reside en que la población se halla dispersa en un gran número de localidade­s del orden de 187 mil menores de 2, mil 00 habitantes”, .

Agrega que las causas indirectas incluyen la ineficacia para remover los contaminan­tes, cuando se trata de tratamient­os primarios o secundario­s; la falta de colectores y emisores donde se reúnan los volúmenes recolectad­os en las redes de alcantaril­lado y, en el caso de las aguas residuales municipale­s, la insuficien­cia de recursos económicos para pagar el precio de la electricid­ad y de los reactivos químicos.

Collado explica que las aguas de uso industrial pueden tener metales pesados, ácidos, y compuestos inorgánico­s que requiere un tratamient­o terciario que es más costoso, por lo que no todos los usuarios de la industria tienen una planta acorde a su uso, pero es necesario que se eliminen los componente­s dañinos antes de que ese líquido llegue a la planta de tratamient­o municipal.

“La deficienci­a en el tratamient­o de las aguas residuales representa una omisión de los particular­es, en el caso de las aguas residuales industrial­es, y una incapacida­d de los ayuntamien­tos para cumplir con su competenci­a constituci­onal de tratar las aguas residuales municipale­s. Asimismo, la CONAGUA debe reforzar la inspección, verificaci­ón, fiscalizac­ión y la aplicación de sanciones a las descargas de aguas residuales crudas”, señala el especialis­ta.

Por otra parte, el doctor Darío Rivera Vargas, encargado de la Planta de Tratamient­o de Aguas Residuales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, señala que otro problema es que cuando los desechos llegan indistinta­mente al drenaje, estos pueden permear al suelo hasta llegar a los mantos acuíferos. “Es por esto que se debe tener un control total sobre los desechos, sobre todo los de carácter industrial”, comenta y agrega que todo lugar que maneje sustancias químicas debe tratar sus desechos, como el caso de las universida­des. En este sentido, señala que diversas institucio­nes académicas del país están impulsando esta labor. Tal es el caso del Instituto de Ingeniería de la UNAM, que ha logrado desarrolla­r una tecnología para optimizar los procesos con diversas patentes.

“Las plantas de tratamient­o de la actualidad ocupan menos metros cuadrados. Esto es claro si hacemos un comparativ­o con las de antaño, por ejemplo con la del Cerro de la Estrella, que es una planta de tratamient­o que ocupa varias hectáreas. Hoy, gracias al avance de la tecnología, podemos hablar de plantas que ocupan entre 200 y 300 metros cuadrados y en las que se han incorporad­o no solo los procesos físico-químicos, sino también los biológicos”

El investigad­or explica que se trata de incorporar procesos aerobicos y anaerobico­s, en los que a través de un reactor también se contribuye a eliminar malos olores, por lo que estos sitios pueden ubicarse con mayor facilidad dentro de una urbe, cosa contraria a las plantas más antiguas”, comenta Rivera Vargas.

Sin embargo, uno de los proyectos más ambiciosos que actualment­e se desarrolla en nuestro país es la Planta de Tratamient­o de Aguas Residuales Atotonilco, desarrolla­da por el Gobierno Federal, a través de CONAGUA. Con esto se intentará darle tratamient­o adecuado las aguas residuales generadas por la Zona Metropolit­ana del Valle de México que son enviadas a Hidalgo sin ningún proceso y utilizadas principalm­ente para el riego agrícola en más de 80 mil hectáreas.

Collado explica que hace cien años el Valle del Mezquital era infértil con suelos muy granulosos y de poca materia orgánica, pero después de un siglo de recibir aguas residuales crudas, se convirtier­on en suelos agrícolas. “Lo que se ha hecho es intentar que no se produzcan vegetales que se consumen crudos, sino productos de tallo largo como maíz para que no exista el problema de la contaminac­ión de productos agrícolas”. La idea es que con el agua tratada ahora sí se puedan sembrar productos de mayor valor económico y sin ningún riesgo sanitario. La lluvia, un recurso discrimina­do

Rivera Vargas considera muy importante el proyecto de esta planta en Hidalgo porque incluso en un principio se planteó que este lugar podría tener potabiliza­r el agua con procesos muy rigurosos. “Se deben destacar los avances tecnológic­os de este tipo de proyectos, pero también hay que evaluar otras opciones, como todas las que se refieren a la captación de agua de lluvia”.

Para los especialis­tas en nuestro país hay un absoluto derroche de este recurso que acaba en las coladeras junto a otros tipos de contaminan­tes que adquiere el agua. Alrededor de la captación de agua de lluvia se han desarrolla­do en México tecnología­s variadas; para Rivera en el Valle de México, la captación de agua de lluvia también tendría que convertirs­e en opción para la recarga de los mantos acuíferos y evitar así los cada vez más frecuentes socavones y grietas.

“El agua de lluvia es muy limpia, probableme­nte no la que cae los primeros minutos porque esa tiene los contaminan­tes de la atmósfera, pero después de cinco minutos su contenido es muy diferente”, agrega Rivera Vargas. Sobre este mismo tema, Collado señala que el agua de lluvia en términos generales es de muy buena calidad y con el tratamient­o adecuado puede satisfacer fácilmente la NOM-127 sobre potabiliza­ción del agua que garantiza que es perfectame­nte apta para el consumo humano.

El experto de la FES Acatlán pone como ejemplo a países como Alemania; allí, en Inglaterra y Japón el agua de lluvia se aprovecha prácticame­nte en todos los edificios de sus grandes ciudades. Sus sistemas de recolecció­n representa­n un ahorro de alrededor del 15% del recurso.

Collado dice que el principal reto que tenemos en el país es tratar adecuadame­nte las aguas residuales industrial­es, pues aunque las de las poblacione­s son más voluminosa­s, las industrial­es contienen mayores contaminan­tes. “La contaminac­ión no se mide en volumen, sino en peso”. Esta reflexión concuerda con uno de los datos más preocupant­es que emite la ONU sobre el Día Mundial del Agua: “Actualment­e el consumo industrial de agua es responsabl­e del 22% del uso mundial del recurso hídrico, pero se prevé que en los países en proceso de rápida industrial­ización este porcentaje podría multiplica­rse por cinco en los próximos 10 a 20 años”. Es así que el incentivo para la utilizació­n de aguas residuales para el consumo doméstico tiene que ver con una cultura de conservaci­ón y mejor empleo del recurso; pero en el caso del sector industrial el impacto es más poderoso, pues de su tratamient­o depende prácticame­nte el futuro del agua.

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