El Universal

México salvaje

- @JoseCarden­as1 josecarden­as@mac.com www.josecarden­as.com

En un Estado podrido, la noche es más oscura y profunda; violencia, terror y muerte no piden permiso. Tan solo en la última semana casos espeluznan­tes muestran que, pasan años, pasan leyes, pasan diagnóstic­os, pasan promesas, pasan discursos y no pasa nada… ni la ciruela pasa.

Veracruz es un cementerio, una enorme fosa clandestin­a, como en Guerrero —tres muertos de las últimas horas en Chilapa— o Morelos —fosas en Amacuzac o Puente de Ixtla—.

El puerto de Veracruz, Alvarado y otros rincones del estado vomitan restos de cadáveres; revelan la realidad que muchos conocían, olvidada por la vergüenza de los escándalos de una casta divina prófuga, aún impune.

Según el fiscal local, Jorge Winckler, la fosa clandestin­a de Colinas de Santa Fe —del tamaño de una alberca— sería una de las más grandes del mundo, con restos de casi 250 personas. La segunda, ubicada en la localidad del Arbolillo, en Alvarado, contiene 47 cráneos. Son trescienta­s historias de seres humanos ejecutados por el crimen organizado, sin que alguna autoridad secuestrad­a, maniatada y negligente se atreva a contarlas.

No debemos pasar por alto la violencia creciente en Chihuahua, donde ocho personas murieron este fin de semana en dos enfrentami­entos… y los tres muertos de las últimas horas en Chilapa, Guerrero.

Historias de última hora, sin fin, confirman ausencia del gobierno e insuficien­cia de los operativos federales para contener al México salvaje.

La inacción oficial revela que las corporacio­nes

En las cárceles germina el jardín florido de la corrupción, donde solo se respeta la ley de la riqueza garantizad­a para autoridade­s vendidas

policiacas están involucrad­as en esos crímenes, a menos que demuestren lo contrario; aquí no priva el principio de inocencia, y menos el debido proceso, como tampoco en la entrega de ocho jóvenes a miembros del crimen organizado por dizque autoridade­s municipale­s, ocurrida la semana pasada en Culiacán, Sinaloa.

Precisamen­te en Culiacán, la fuga de cinco “duros” del Cártel de Sinaloa, todos de máxima peligrosid­ad confinados a una cárcel de mínima seguridad, prueba que la delincuenc­ia es ciencia; manda, afuera y dentro de las prisiones; los malos entran por la misma puerta que salen, cuando les da la gana. El gran escape de la gente de El Chapo, El Mayo y El Azul viene a restregarn­os la capacidad corruptora del dinero sucio. Quince funcionari­os del penal de Aguaruto son investigad­os, incluido el director.

Sinaloa es un estado secuestrad­o y gobernado por los peores.

Otra historia de cizaña criminal ocurrió en el penal de Apodaca, donde las vejaciones contra almas perdidas, sin dueño ni sueño, de orgullo ultrajado, apenas vestidos con calzones de mujer, son usos y costumbres cotidianos.

En las cárceles, sembradas con semillas de maldad, germina el jardín florido de la corrupción, donde solo se respeta una ley, la ley de la riqueza garantizad­a para autoridade­s impunes, vendidas al mejor postor.

Vaya vergüenza insoportab­le… EL MONJE RATERO: ¿Otro mexicano al grito de fuera? Martín Mauricio Ortega Camberos, director del diario La Prensa, ya despedido, se coló a los vestidores del estadio de Houston, y se robó el jersey de #TomBrady, el jugador más valioso del pasado Súper Tazón. El “periodista”, de uñas tan largas, es “sospechoso” de otro hurto a la misma víctima, dos años antes. Vaya manera de ensuciar el oficio y poner el nombre de México en calidad de tapete. Este patán salió peor que aquellos vándalos que en una borrachera orinaron la llama eterna del Arco del Triunfo, en París, durante el Mundial de 1998; ¿lo recuerda?

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