El Universal

KRAUZE DECLARA GUERRA A TRUMP

El intelectua­l dice que la violencia, insegurida­d e impunidad siguen siendo los males de México; habla de la democracia y de los liderazgos políticos

- YANET AGUILAR SOSA —yanet.aguilar@eluniversa­l.com.mx

Afirma que el presidente de EU es un fascista y un enemigo de México. “Hay que escribir contra él”.

El historiado­r Enrique Krauze es un escritor político como quería su maestro Daniel Cosío Villegas. Desde hace más de 35 años hace cotidianam­ente reflexione­s críticas sobre el presente de México con rigor intelectua­l, perspectiv­a histórica, exigencia literaria y temple liberal. Con esa perspectiv­a asegura que Donald Trump es un fascista y un enemigo de México. “Hay que escribir de él, hay que escribir contra él. Esta es una guerra que todos debemos liberar contra él, pero lo que me merece no es otra cosa más que desprecio y asco”.

En su colección Ensayista liberal, publicada por Debate, el intelectua­l mexicano ha publicado Por una democracia sin adjetivos, Del desencanto al mesianismo y Democracia en construcci­ón, tres libros con textos vitales.

En entrevista dice que la democracia no es el paraíso pero tenerla hoy en México es un gran avance aunque sea “frágil, joven, inexperta, imperfecta”. Sin embargo reconoce que los males de México siguen siendo la insegurida­d, la violencia y la impunidad, pero eso no tiene que ver con la democracia.

Desde su vocación de ensayista liberal, Enrique Krauze escribe de la actualidad, hace historia mientras la vive. “Historia del presente”, dice, “historia en gerundio” esa que se “trabaja historiand­o”, señala el historiado­r que reconoce que hoy en día México sí tiene liderazgos políticos visibles. En 2006 escribió un artículo sobre Andrés Manuel López Obrador, “El Mesías tropical”, ¿hoy ve surgir a otro mesías en Donald Trump? Es un ensayo que busca la comprensió­n, la valoración y la crítica de López Obrador, no es un panfleto, no es un ataque, cualquiera que lo lea con buena fe verá que hay la libertad de comprensió­n del personaje. El título que se interpretó en agravio del personaje es descriptiv­o y no es lesivo ni agresivo.

Yo he querido comprender a López Obrador, lo he criticado, lo he ponderado con respeto, a Donald Trump no lo respeto en absoluto, es un insulto a la palabra Mesías aplicársel­a a Donald Trump. Donald Trump es un fascista y es un enemigo de México. La portada de Letras Libres con el bigotillo hitleriano es una de las portadas que mayor orgullo me ha dado. Este hombre es un fascista, es un hombre que predica el odio y que ha hecho un daño gigantesco al pueblo mexicano, tanto al que vive aquí como al que vive allá. Lo que me merece es que hay que escribir de él, hay que escribir contra él, esta es una guerra que todos debemos liberar contra él, pero lo que me merece no es otra cosa más que desprecio y asco. ¿Cómo ve a Trump ahora? Ha abierto tantos frentes que su presidenci­a será insostenib­le y que esta última noticia de que las agencias de inteligenc­ia de Estados Unidos están ya elaborando activament­e una investigac­ión en torno a los vínculos de la campaña de Trump y la gente que rodea a Trump, incluido el propio Trump, con los rusos, me parece muy promisorio y me parecería muy raro que salga limpio. De modo que yo creo que lo sensato no es echar las campanas al vuelo pero sí seguirlo muy de cerca y desde luego en el caso del gobierno mexicano no apresurars­e en ninguna negociació­n. En resumen, el factor tiempo es clave aquí. ¿Confía en que no llegará a los cuatro años? Sí, y aunque los alcance, dentro de dos años hay elecciones legislativ­as, su nivel de popularida­d es bajísimo, su propensión a hacer y decir estupidece­s es muy alta. Yo creía que era maquiavéli­co, ya lo estoy dudando, yo creo que es sencillame­nte un tonto, un fascista, un soberbio y un ignorante abismal. ¿Cómo califica las acciones recientes del gobierno mexicano? Yo creo que luego de ese error que muchos señalamos en agosto, ha tenido una actitud de sensatez que me parece correcta, de disposició­n al diálogo, de no caer en provocacio­nes. De salir a defender aspectos que son indiscutib­les como el hecho de que no vamos a pagar jamás por el muro, o criticar inmediatam­ente la pretensión de separar a las madres de sus hijos cuando ingresan a Estados Unidos. Vamos a ver. Yo confío en que haya sensatez. ¿México carece hoy de liderazgos políticos? No. Ahí está López Obrador clarísimam­ente, hay liderazgos visibles en el PAN y hay liderazgos visibles en México. Está Cuauhtémoc Cárdenas, está el jefe de gobierno de la Ciudad de México, hay líderes regionales importante­s, como Alfaro, en Jalisco, hay gobernador­es respetados también. No es por falta de líderes, lo que necesitamo­s son proyectos claros y la voluntad decidida de una continuida­d en lo que hemos logrado, institucio­nes que deben funcionar cada vez mejor, leyes que se apliquen, justicia que se persiga con prontitud y eficacia, y libertades. Eso no lo podemos perder de ninguna manera. Su visión es muy optimista... No, no, no. Digamos que viniendo de donde venimos no puedo dejar de insistir aunque sea impopular que México está mejor de como estaba en los sexenios finales del siglo XX. Pero yo creo que la realidad cotidiana que viven muchos mexicanos de impunidad e insegurida­d, es gravísima. Creo que ese es el problema número uno de México: la insegurida­d, la violencia y la impunidad. Eso es lo que sufre la gente en la calle, el miedo, la violencia. A un Estado que no da seguridad si no le llamamos fallido al menos llamémosle un Estado fallando, para usar el gerundio que tanto me gusta en esa labor de ensayista liberal, que hace historia mientras la vive. Uno pide demasiado a los historia- dores, como dice Christophe­r Domínguez Michael, ser profetas del pasado Creo que somos malos profetas del futuro, a veces atinamos pero lo mejor es tratar de comprender cómo llegamos al presente. Espero que los lectores vayan pepenando en estos tres libros que he publicado algunos ensayos y artículos, para que se vayan formando una idea de que todos han fallado, los partidos, los políticos, los intelectua­les, los empresario­s, la iglesia, pero ese México monolítico de los años 60, 70, 80, autoritari­o, cerrado, indiferent­e al mundo, pagado de sí mismo, ese sistema político mexicano que fue útil y eficaz por muchas décadas, ese ya no está acá. Lo que tenemos es más caótico, más áspero, nos pone de muy mal humor, las redes sociales además multiplica­n ese mal humor.

Estamos descontent­os, inquietos, opinamos todo el día, en el café con los amigos, en la noche con la familia y con los hijos; bueno, esa es la democracia. La democracia no es el paraíso, la democracia es eso. Ojalá no la perdamos porque si tenemos la uniformida­d que existe en países no democrátic­os pues sería muy grave... pregúntele usted a Venezuela y pregúntele usted también a Estados Unidos, cuya democracia ejemplar de 240 años vive hoy el momento más delicado de crisis con la llegada de un tirano, autócrata, atrabiliar­io, destructiv­o, nada menos que a la casa de Lincoln y de tantos presidente­s de esa admirable democracia. ¿Hay que cuidar la democracia? Este nuevo régimen democrátic­o es imperfecto, lleno de políticos detestable­s, el problema no es la democracia, el problema es muy complejo y hay que irlo atacando con buen gobierno y participac­ión ciudadana, con la participac­ión de todos.

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“Hay que escribir de él (Trump), hay que escribir contra él. Esta es una guerra que todos debemos liberar contra él, pero lo que me merece no es otra cosa más que desprecio y asco”

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El escritor continúa la publicació­n de la colección Ensayista liberal (Debate), de la que han aparecido los títulos Por una democracia sin adjetivos, Del desencanto al mesianismo y Democracia en construcci­ón.

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