El Universal

El potencial exportador automotriz de China

- Miguel Por León Garza Profesor decano del Área de Dirección de Operacione­s de IPADE Business School.

El mercado automotriz más importante del mundo es China. Durante las últimas dos décadas, ha crecido exponencia­lmente.

Pasó de tener ventas de 2 millones de vehículos ligeros en 2000, a aproximada­mente 24 millones de unidades en 2016, con un crecimient­o en el último año de alrededor de 15%.

Sus exportacio­nes alcanzan 2 millones de unidades anuales entre marcas propias (generalmen­te autos de precio bajo) y marcas foráneas (autos de lujo), lo que lo convierte en un competidor potencial en los mercados globales.

Este ritmo de crecimient­o, de la mano de una exitosa política de industrial­ización del gobierno chino, ha sido la plataforma para que empresas automotric­es chinas se encuentren entre las más grandes compañías del mundo.

De hecho, existen seis empresas del ramo automotriz de origen chino en el ranking de las 500 empresas más grandes del mundo en cuanto a ventas realizado por Fortune.

La automotriz más grande de China es Shangai Automotive Industry Corporatio­n (SAIC) Motor, la cual en 2016 vendió 6.49 millones de vehículos —un crecimient­o de 9.95% en comparació­n con el año anterior— exportando alrededor de 240 mil unidades. Sus ventas la colocan como un competidor de talla similar a las tradiciona­les Ford y Honda.

A nivel mundial, los principale­s países exportador­es automotric­es con datos de 2015 son Japón, Alemania, Corea y México. Desde el punto de vista de las exportacio­nes de China, éstas son pequeñas, pero con potencial de crecer sobre todo si baja de manera importante su consumo interno.

En tal escenario, la vía natural de crecimient­o es el mercado de exportació­n y la única protección con la que cuentan los otros mercados sería el posicionam­iento de sus marcas por la vía del desarrollo de una red de distribuci­ón (ubicación y número de agencias) que genere buen servicio y plena satisfacci­ón del cliente.

La exportació­n de autos de China a occidente ya es una realidad, aunque se realiza a bajos volúmenes. A manera de ejemplo, General Motors, a través de su división Buick, produce y exporta las SUV’s Encore y Enclave China hacia Norteamérc­ica, complement­ando la gama de modelos que ofrece en este mercado.

La exportació­n desde China hacia la región de Norteaméri­ca (Canadá, Estados Unidos y México) hace sentido si consideram­os que le lleva a una mejor racionaliz­ación y utilizació­n de sus instalacio­nes globales.

Este tipo de decisiones de política industrial se contradice­n con la propuesta del actual gobierno de Estados Unidos, en el sentido de crear puestos de trabajo dentro de sus fronteras como única alternativ­a para el comercio global.

Las decisiones de política industrial de las empresas no necesariam­ente coinciden con las decisiones macroeconó­micas de las naciones.

Recuerdo que hace tiempo se decía que lo que era bueno para General Motors, era bueno para Estados Unidos, y viceversa. Hoy, la globalizac­ión ha cambiado las formas de competir.

Desde el punto de vista de la producción, los fabricante­s chinos han avanzado de tal manera que sus autos compiten en fabricació­n y calidad de ensamble en los mercados globales con ventaja en precio.

Sin embargo, desde la comerciali­zación, para poder posicionar­se en los mercados globales es necesario contar con un buen producto y desarrolla­r una red de servicio que genere lealtad a la marca y una plena satisfacci­ón del cliente.

Este proceso le llevará tiempo a China y tendrá que ir creciendo de manera orgánica; sin embargo, un país con esa capacidad de producción no deja de ser una amenaza para el resto de los principale­s países exportador­es, como es el caso de México.

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