El Universal

AMLO y Zavala,

- Por SARA SEFCHOVICH

Leo y escucho decir que Andrés Manuel López Obrador está en primer lugar y Margarita Zavala en segundo, en las encuestas para la elección presidenci­al del próximo año.

Y no lo puedo creer. ¿Somos o nos hacemos?

¿Cómo se puede hablar de que alguien encabeza las preferenci­as electorale­s cuando no hay todavía otros candidatos además de ellos?

Me imagino a los encuestado­res a los que mandan a preguntar: —¿Por quién va a votar en 2018? —¿Quiénes son los candidatos? —Andrés Manuel y Margarita. —Pues apúntelo a él. O a ella. Podría parecer algo sin importanci­a pero no lo es, pues por este tipo de construcci­ones, los medios hicieron creer a su país (y al mundo) que Hillary ganaría la presidenci­a y estaban tan seguros de ello que no fueron capaces de escuchar las señales que advertían otra cosa.

Con esto no quiero decir que no vaya a ganar López Obrador o Zavala, solo digo que todavía no hay competenci­a suficiente­mente abierta como para afirmar que son los punteros. La señora Zavala ni siquiera tiene la seguridad de que su partido la va a elegir.

Hoy lo único cierto es que ambos están en campaña: mítines y reuniones con grupos para buscar apoyo y organizar estrategia­s. Quizá de estas últimas sale la idea de hacer creer a los medios (que a su vez se lo hacen creer a los ciudadanos), que son los que van adelante.

Curiosamen­te una de sus formas de hacer campaña ha consistido (y digo curiosamen­te, pues vivimos en un país en el que pocos leen), en publicar libros.

Andrés Manuel lo hecho regularmen­te desde hace años, y en ellos cuenta desde su biografía personal hasta sus proyectos de nación. En el más reciente hace lo que ya ha hecho en otros: acusar a quienes considera responsabl­es de la situación del país y prometer solucionar todos los problemas si los mexicanos lo elegimos presidente: el hambre, la insegurida­d, la falta de empleo, el crecimient­o económico, la educación, la salud y la corrupción.

Ninguna de esas promesas es nueva, ni es exclusiva de él, nos las han hecho muchas veces. Por ejemplo, el crecimient­o anual de 6% que ofrece, es el mismo que ofreció en su momento Vicente Fox y nunca lo pudo cumplir. Ni siquiera es nueva la promesa peregrina que agregó en esta ocasión: la de que los mexicanos seremos felices con él, pues ya la hizo Marta Sahagún para quien “Todos merecemos la felicidad y la realizació­n personal”. A ella todos se le fueron encima para reclamarle sus ideas “motivacion­ales” cuyos orígenes están en las religiosid­ades cristianas y cuya actualidad son los libros de autoayuda. A López Obrador no le han dicho nada, con todo y que eso de la felicidad no le compete al gobierno. Como escribió el jurista Hans Kelsen, lo que queremos es la legalidad, la institucio­nalidad, que el gobierno cumpla con lo que le correspond­e como administra­dor, cuidador de la seguridad y la tranquilid­ad social, regulador de la vida económica y vigilante de que haya justicia, pero respecto a nuestra felicidad, eso “es algo individual, subjetivo”.

Por lo que se refiere a Margarita Zavala, en su único libro publicado, además de contar su vida y prometer que no actuará de la misma manera como su marido, ha dicho que tiene para ofrecer “reflexión ética, sentido de la trascenden­cia y capacidad de resolución de conflictos”.

Los primeros dos ofrecimien­tos suenan muy bien pero están en el mismo terreno de lo privado que no viene a cuento, y el tercero, no sabemos de dónde sale pues hasta ahora no hemos conocido esa supuesta capacidad negociador­a para resolver conflictos que ella misma dice tener. ¿Dónde la ha ejercido? ¿Qué resultados ha obtenido?

Como ciudadana preferiría un plan más preciso de lo que harían si ganan (eso se lo pido a todos los candidatos que aparezcan), pero mientras eso sucede, preferiría también que no se construya una versión que da como hechos consumados los que solo son deseos de los propios involucrad­os. Escritora e investigad­ora en la UNAM sarasef@prodigy.net.mx www.sarasefcho­vich.com

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