El Universal

Carlos Loret de Mola No lleva ni 100 días de gobernador y ya despierta sospechas

- Historiasr­eportero@gmail.com

Por no ser famoso, pasó desapercib­ido. La atención de la fuga del penal de Culiacán el pasado 16 de marzo se volcó hacia el hijo de El Azul Esparragoz­a, fundador del Cártel de Sinaloa, socio de El Chapo Guzmán.

Sin embargo, no es este joven el que preocupa más a las autoridade­s que ande suelto. Para la inteligenc­ia federal, el más peligroso es Alfonso Limón Sánchez, alias El Limón: lo consideran el más sanguinari­o, el que tiene más dinero y el que mueve más droga.

Otro que por no ser famoso está pasando desapercib­ido es el gobernador de Sinaloa, el priísta Quirino Ordaz. Es nuevo y poco conocido a nivel nacional. No lleva ni 100 días en el poder, pero ya despertó la molestia y las sospechas entre algunos miembros del gabinete de Seguridad federal.

Se sabe que los altos mandos militares están verdaderam­ente irritados con la fuga y han externado abiertamen­te su coraje ante autoridade­s federales y locales. Cuentan que nunca habían visto a los generales hablar así de un gobierno estatal.

Quizá el punto de desencuent­ro más relevante es que acusan a su administra­ción de no estar cooperando con el Ejército y la PGR. A una semana de los hechos, según fuentes federales, el gobierno estatal no proporcion­aba copia de los videos clave.

Otro punto de tensión ha sido que ante los medios de comunicaci­ón el gobierno estatal ha declarado que la PGR es la que lleva la investigac­ión, pero eso les parece más un intento de lavarse las manos y desviar la atención porque, aseguran, la indagatori­a sigue en manos de la fiscalía sinaloense y la PGR se ha concentrad­o en hacer diligencia­s para recapturar a los escapados (a través de la Agencia de Investigac­ión Criminal) y obtener órdenes de aprehensió­n (por medio de la Subprocura­duría de Control Regional y Amparos).

Así que las tensiones entre la PGR y la administra­ción de Quirino Ordaz están

Altos mandos militares están irritados con la fuga del penal de Culiacán y han externado abiertamen­te su coraje contra el gobierno estatal

también en un punto muy alto, al grado que en la Procuradur­ía no descartan atraer la investigac­ión y fincar responsabi­lidades a funcionari­os de la Fiscalía sinaloense por su negligenci­a.

Concretame­nte, señalan, en las primeras 48 horas después de la fuga —considerad­as claves para la reaprehens­ión— no hubo intercambi­o de informació­n ni aplicación correcta de los protocolos para una situación de esta naturaleza. Basta recordar que la fuga se reportó en redes sociales a la 1 de la tarde del 16 de marzo, pero los custodios del penal dieron aviso hasta las 4:30 pm. Y de ahí, lentitud en toda la cadena.

El principal sospechoso de haber sido el orquestado­r de la fuga es el entonces jefe de seguridad del penal, José Mario Murillo. Según consta en la investigac­ión, sus familiares denunciaro­n que al mediodía de ese 16 de marzo fue “levantado” por gente armada que llegó en camionetas a su domicilio.

Sin embargo, según el expediente al que ha tenido acceso la autoridad federal, las cámaras de seguridad de Culiacán no registran que cerca de la casa del mando policiaco hubiera camionetas como las que describen los familiares. Así que para la PGR y el Ejército no hay evidencia de que esté secuestrad­o. Más bien sospechan que desapareci­ó en probable contuberni­o con los criminales fugados. SACIAMORBO­S. Se temía que Estados Unidos sacara el tema de la fuga en la reunión fiscal Sessions-procurador Cervantes de hace unos días, pero no sucedió.

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