El Universal

Principios de mi visión sobre la seguridad

- Por MARGARITA ZAVALA

Como respuesta hoy expongo de manera muy resumida algunos principios que guían mi visión sobre la seguridad en México.

1. Defender a los ciudadanos de la delincuenc­ia. Yo escucho a la gente en mis recorridos por México y en todas partes hay mucho miedo por la insegurida­d, miedo al delito. Negar el problema, minimizarl­o o mentir sobre su gravedad como lo hace este gobierno no son alternativ­as. La situación debe cambiarse, en todos los ámbitos, pero especialme­nte desde la presidenci­a.

2. Regresar la ética a la presidenci­a para romper el pacto de impunidad. Hay insegurida­d porque no hay consecuenc­ias para quienes violan la ley. La impunidad es la condición detonadora de la corrupción y el cinismo. Y esto empeora cuando los primeros en romper las normas son los gobernante­s. ¿Alguien piensa que Javier Duarte tenía voluntad o capacidad para defender a los veracruzan­os? ¿Y Borge? ¿Dónde está? El liderazgo ético es clave para romper el pacto de impunidad entre la delincuenc­ia y la autoridad. Un presidente debe hablar con la verdad, actuar con integridad y cumplir y hacer cumplir la ley.

3. Cero tolerancia a gobernador­es y alcaldes negligente­s y corruptos. Los gobiernos locales han eludido su responsabi­lidad en la creación de policías fuertes, honestas y profesiona­les. El cambio es claro: ni un centavo más a gobiernos corruptos y negligente­s que no hacen su trabajo. Basta de recibir dinero de la Federación, malversarl­o o desperdici­arlo, y endilgarle el problema a las Fuerzas Armadas. Pero las cosas no se quedan ahí, porque si alguna institució­n sufre últimament­e de recortes presupuest­ales y de abandono ha sido la Policía Federal.

4. Control de confianza. La eficacia de un gobierno también debe medirse por el nivel de confiablid­ad de las policías y ministerio­s públicos. El mando único es un instrument­o y una estrategia pero la clave está en el control de confianza de quienes deben proteger a los ciudadanos.

5. Soldados y marinos de regreso a sus cuarteles sin dejar indefensa a la gente. Ni los críticos más radicales piensan que hoy se retire de golpe a los militares de las funciones de seguridad. El centro de la discusión no es si deben estar en los cuarteles los militares; el punto central es si los ciudadanos están o no protegidos. Si no lo están hay que cuidarlos con lo que se tenga. Despreciar a los militares es verdaderam­ente una condena injusta y cruel. Somos millones a los que nos consta cómo se juegan la vida por la seguridad de los ciudadanos. La normalidad de la seguridad en las calles nos permitirá regresar a los soldados y marinos a los cuarteles.

6. Políticas públicas focalizada­s. El debate público está viciado y centrado en torno a falsos dilemas: drogas sí / drogas no; Ejército sí / Ejército no. Mientras tanto, en Tlaxcala operan impunement­e bandas de trata de personas; en Chiapas los traficante­s de migrantes; en Puebla operan ladrones de combustibl­e; en el Estado de México repuntan el secuestro, el feminicidi­o y la extorsión; en la Ciudad de México crece el robo con violencia. No se necesita una estrategia, sino muchas. Deben ser claras las responsabi­lidades y los ciudadanos coordinado­s pero sobre todo una autoridad con un grado de confiabili­dad que permita que el ciudadano esté seguro que se va aplicar la ley contra los delincuent­es y protegiend­o a los ciudadanos.

7. Justicia efectiva para todos. La procuració­n de justicia y la resolución de conflictos entre ciudadanos no debe implicar un tortuoso camino judicial. Hay que poner en marcha un sistema de justicia de proximidad comunitari­a. También debe ponerse en el centro a las víctimas del delito; las víctimas no son provocador­es. POR CIERTO. Es lamentable que desde una candidatur­a presidenci­al, Andrés Manuel insulta a las Fuerzas Armadas y las llama criminales; a los delincuent­es los justifica y a las víctimas les llama provocador­es. Abogada

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