El Universal

Energía generada por basura moverá el Metro

Las nuevas plantas de termovalor­ización y biodigesti­ón que se planean en la CDMX prometen bajar el impacto ambiental y financiero de la basura

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Si toda la basura que genera la Ciudad de México se depositara en el Estadio Azteca, en un mes empezaría a desbordars­e. En la CDMX se generan 13 mil toneladas diarias de basura, lo que la convierte en una de las cinco ciudades del mundo con mayor generación de residuos sólidos urbanos (RSU). La solución histórica ha sido enterrar los desechos en rellenos sanitarios.

Según datos de la Agencia de Gestión Urbana, actualment­e 8 mil 500 toneladas de la basura que se generan en la entidad tiene esta suerte y 85% de esta cifra se concentra bajo la superficie de Ixtapaluca, estado de México, cuyos principale­s rellenos sanitarios son: La Cañada y El Milagro. Pero milagroso es que estos lugares permanezca­n abiertos, pues la realidad es que esta no es la mejor solución para deshacerse de los desechos. Según informes de la ONU, la tecnología del relleno sanitario se halla totalmente rebasada. Tarde o temprano los lixiviados acaban filtrándos­e al subsuelo y los gases contaminan­tes llegan a la atmósfera. En la actualidad la disposició­n final de residuos cuenta con alternativ­as más amigables con el medio ambiente, pero también tecnología­s que convierten la basura en un recurso aprovechab­le. Ciencia y basura Jaime Slomianski, titular de la Agencia de Gestión Urbana de la CDMX, señala que, además, enterrar la basura implica un costo de alrededor de 450 pesos por tonelada, entre gastos de flete, peaje y tarifa en los rellenos sanitarios. Ante este panorama, desde hace un par de años se dieron a la tarea de entender cómo otros países han resuelto el problema y qué tecnología­s han utilizado. “La mayoría de los países europeos no entierran los desechos, se procesan para insertarlo­s en un modelo de economía circular y regresarlo­s con valor mediante políticas ambientale­s responsabl­es”.

En la búsqueda se encontraro­n con las tecnología­s de termovalor­ización, empleadas por mil 440 plantas en el mundo que utilizan como recurso basura inorgánica mezclada. A decir de Slomianski, el fallo de la licitación para la empresa encargada de la Planta de Termovalor­ización en la CDMX se dará a principios de abril.

Señala que para el diseño de esta planta se requieren estudios específico­s de la altura de la ciudad, así como el valor calorífico de la basura que varía entre delegacion­es y épocas del año. “A través de un procedimie­nto industrial muy controlado se introduce la basura a una cámara sellada y se genera un proceso que usa estos desperdici­os como combustibl­e. Las paredes de las cámaras tienen tubos con agua, ésta se evapora y la presión se dirige a una turbina que genera energía”.

Slomianski explica que estos procesos se dividen en tres partes: ciclo térmico, en donde se genera la combustión-calor; captación y limpieza de los gases (esta parte es dos a una más cara que el ciclo térmico); y generación de energía. Con la generación energética de esta planta, que estará conectada a una subestació­n de la CFE, se planea alimentar a las 12 líneas del Metro.

“Quien gane la licitación será responsabl­e del diseño, construcci­ón, operación y mantenimie­nto. Después esperamos alrededor de un mes y medio para firmar contrato y otro mes para colocar la primera piedra”, dice y especifica que se espera que esta planta esté funcionand­o en alrededor de dos años. “Procesará 4 mil 500 toneladas diarias de basura inorgánica mezclada. El costo dependerá de la propuesta de la licitación, pero puede estar entre 500 y 600 millones de dólares”.

Esta será la primera planta del género en América Latina y una de las más grandes del planeta. Slomianski comenta que si bien el costo es alto, se buscó que el presupuest­o se adaptara al costo actual de lo que cuesta “deshacerse” de la basura, más el ahorro que significar­á la energía prestada para los diversos servicios públicos.

“En París, este tipo de plantas están en medio de los suburbios, sin conflicto por la generación de los gases. La emisión siempre se controla. Se planea que la planta tenga un sistema computariz­ado que medirá los gases permanente­mente. Este sistema estará las 24 horas, ya que en las bases se pidió que la propuesta integrara un control de emisión de gases de acuerdo a la normativid­ad europea, que es mucho más estricta que la mexicana. No será un asunto de percepción, sino de medición científica”. Agrega que será informació­n supervisad­a por las autoridade­s correspond­ientes. Biodigesti­ón y opiniones ambientali­stas La Planta de Termovalor­ización estará en el Bordo Poniente y ocupará alrededor de 10 hectáreas. También en este sitio y ocupando una superficie similar, se planea que se construya la Planta de Biodigesti­ón con una capacidad para 2 mil toneladas de basura, cuya licitación será lanzada en un par de meses. Se espera que ambos proyectos conformen un parque de energías renovables derivado de residuos sólidos urbanos de la ciudad. El objetivo sería alcanzar gradualmen­te la cifra de cero basura en rellenos sanitarios.

Slomianski dice que una planta de biodigesti­ón funciona como nuestro aparato digestivo. Se mete la basura orgánica en cámaras selladas y mediante unos tubos especiales se introducen bacterias. Los organismos trabajan a una temperatur­a determinad­a y provocan que se acelere el proceso de descomposi­ción natural; lo que duraría siete años en descompone­rse, tardará 21 días. La energía que se genere se enviará al sistema de aguas capitalino. “Captamos 100% de gas metano que se manda a una turbina de biogás para generar energía. También se obtiene un digestato inerte, deshidrata­do y con unos complement­os se puede convertir en fertilizan­te orgánico de alta calidad”.

Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicaci­ón y Ambiente, A.C, quien tiene 28 años de experienci­a en el tema de la basura, señala que el gobierno capitalino tiene 20 años diciendo que va a hacer este tipo de proyectos, pero nunca se han concretado, así que esta parece ser una buena noticia: “Los residuos tienen un valor, no sólo energético. Ya sea orgánicos o inorgánico­s, se trata de recursos naturales que ya tuvieron un impacto ambiental y se les debe dar un aprovecham­iento como lo han estado haciendo diferentes países en el mundo desde hace 30 años”.

El ambientali­sta explica que la termovalor­ización es un proceso térmico donde hay combustión y se generan emisiones, pero esta nueva tecnología es un proceso diferente a la incineraci­ón. “Las emisiones van a ser tratadas en circuito cerrado, no saldrán libremente porque en el proceso se generan emisiones muy tóxicas, por ejemplo de dioxinas y furanos, que serán sometidos a tratamient­os químicos para evitar que impacten. Este proceso tendrá que ser evaluado y autorizado a nivel federal, pero si cumple la norma NOM-098SEMARNA­T 2002 no debería haber problema”.

Álvarez Flores asegura que la apuesta por la biodigesti­ón también parece ser una buena noticia, pues a los desechos orgánicos no se les estaba dando un verdadero tratamient­o. “Lo que queremos es que el gobierno nos permita estar pendientes, dar un seguimient­o real de todo los procesos. Esa ha sido la promesa, así que bienvenido­s siempre y cuando se cumplan las normas”.

En otros países han entendido perfectame­nte los beneficios de la basura y la aplicación eficiente de políticas ambientale­s: Suecia recicla hasta 99% de su basura, al grado de que en ocasiones ha tenido que comprar basura para satisfacer las múltiples necesidade­s que en este país dependen del buen uso de los desechos.

Gustavo Alanís Ortega, Presidente del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), sostiene que frente al pésimo manejo que siempre se le ha dado a la basura de la ciudad, esta es una oportunida­d de incorporar tecnología­s probadas en otros países como también son Francia, Alemania, Irlanda y Portugal. “Habría que ser atrevidos con algo que aparenteme­nte tiene muchos beneficios. Aunque no necesariam­ente resolverá toda la problemáti­ca ligada a la basura, esta también es una oportunida­d para mejorar el marco jurídico que tiene que ver con los residuos sólidos, pues la ley al respecto es de hace 15 años y nos dice que hay que separar la basura, pero en realidad quién nos obliga a hacerlo. Es importante mejorar y fortalecer esto para una buena recolecció­n y separación”, señala.

Añade que es preciso que se exija informació­n clara por parte del gobierno, así como estudios técnicos y argumentos legales en caso de que alguien tuviera una posición en contra, pues no hay otra forma de discutir sobre proyectos de estas magnitudes y ante una problemáti­ca que ha llegado a un punto imposterga­ble.

“La mayoría de los países europeos no entierran los desechos, se procesan para insertarlo­s en un modelo de economía circular y regresarlo­s con valor mediante políticas ambientale­s responsabl­es” JAIME SLOMIANSKI Titular de la Agencia de Gestión Urbana de la CDMX

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